Podemos

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—No hace falta que los limpies, déjalos en el fregadero—señaló la pelinegra desde la silla mientras se sobaba la panza con la mano, bien llena y satisfecha—Los limpio yo luego, no te preocupes.

Soojin levantó una ceja mirándola con desaprobación mientras terminaba de guardar las botellas de agua de vuelta en el refrigerador.

—Eso es un muy mal hábito—replicó concisa—Y el peor si se trata de una persona vaga la cual lo desarrolla.

La taiwanesa rodó los ojos estirándose sobre la silla con los brazos en alto y hacia atrás, estirando sus piernas hacia adelante a su vez.

—No soy vaga, tan solo dejo las cosas para después de mis visitas—se defendió con un tono autoritario y responsable.

Visitas, ¿huh?

—Ni intentes mentirme—sonrió con maldad la mayor, dejando salir una pequeña risa.

—Yo soy la sinceridad en persona.

—¿Ah, si?

—Por supuesto.

—¿Tienes muchas visitas entonces?—preguntó haciéndose la inocente la pelicorta—Ya que tienes ese educado hábito tan marcado, debes de recibir visitas seguido.

Shuhua tragó en seco, había metido levemente la pata.

—¿Mm?—volvió a preguntar la mayor.

—Bueno..no, en realidad no..

Soojin sonrió victoriosa, pero también se trataba de una sonrisa genuina. No había seguido con el juego y le había mentido, nuevamente le provocaba aquella extraña comodidad por lo abierta y sincera que era.

Realmente es la persona más sincera del mundo.

—¿Por qué no? ¿Qué hay de tus amigas?

Shuhua hizo una breve pausa, y la mayor lo notó. Tal vez había preguntado demasiado, pero la menor en realidad parecía estar pensando en que decir.

—No soy alguien sociable, tengo una mejor amiga y algunas amigas—explicó poniéndose de pie para ayudar a la coreana a lavar los restos—Pero la mayoría están en Taiwán y China.

La mayor asintió.

—¿Y que hay de esa mejor amiga tuya?—indagó nuevamente al notar la comodidad de la más chica—¿También esta lejos?

—No, Yuqi no, pero es muy molesta y ya la veo todos los días en..—Shuhua se detuvo repentinamente, percatándose de lo que casi se le escapaba.

No podía dejar que Soojin se enterara de que todavía iba al colegio; aún no, todavía no debía enterarse. Si se enteraba el primer día, se iría por la misma puerta que entró al minuto sin siquiera pensarlo dos veces. Shuhua había notado lo correcta y madura que parecía ser la mujer.

—¿En..?—una voz la sacó de sus pensamientos. La miró directamente a los ojos, como si se percatara de que estaban en medio de una conversación.

—En el juego, jugamos PUGB todos los días prácticamente—continuó, y eso en realidad no era mentira tampoco—Rara vez nos juntamos en nuestras casas a no ser que haya algún evento o torneo importante.

Luego de unos minutos de charla de la pelinegra hablando sin desenfreno sobre el juego y todo lo habido y por haber dentro del mismo, terminaron de lavar y secar los platos en su lugar.

—¿Irás a jugar alguna partida con ella ahora?—preguntó la mayor con calma, puesto que no le molestaría en absoluto realmente—Puedo quedarme en el living con el celular o algo.

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