Capítulo 6, Temporada 2

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Dafne pensó que al Amo le encantaba la sensación de poder al tener a todo el mundo en la habitación e incluso en la mansión bajo sus ordenes. Se sentía falta de fuerzas para iniciar el avance que la llevaría dentro de la jaula. Su mirada busco a Sergio en suplica de su apoyo, este se limito a hacerle una galantesca invitación a entrar, como quien escolta a alguna dama relevante.

Fue a quedar confinada a el frio tacto de aquella caja metálica donde ni tan siquiera podía estirar las piernas.

—Te luce estar enjaulada—se burlo el Amo introduciendo la mano por uno de los agujeros para palmear su cabeza. Ella aprisiono su mano entre las suyas, como queriendo asegurarla la beso. Le angustiaba la idea de volver a estar encerrada, y la estreches de esta prisión le avivaba la chispa de su claustrofobia.

El Amo le sostuvo la mirada, rotando la cabeza como quien contempla un cuadro.

—Quizás deba comprarla solo para sugestionarte a obedecerme.

—Yo le obedeceré, Amo Kenji, lo juro—no quería soltar su mano.

—¡¿Es así?! Probemos, sal de ahí—que alivio ver la puerta otra vez abierta y poder escapar.

Kenji le sonrió y con aire de autosuficiencia fue a sentarse en la hamaca:

—¡Quítate las bragas y dárselas a Sergio!—hizo lo que le indico y vio a Kenji regodearse en su autoridad—¡Ahora ven a sentarte sobre mi! Quiero esa acogedora cueva justo sobre mi bragueta—titubeo confusa, ¿de verdad pensaba hacerlo ahí y obligar a Sergio a mirar?¿Que era aquello?¿juego de tronos?¿quien se creía que ella era? ¿Sansa?

—He dicho:¡Ahora!

Ella fue a su encuentro con la cara ardiendo, roja de pena y vergüenza. Al colocarse sobre él y sentir en la delicada piel de la ingle su pantalón apretó fuertemente los parpados con el cuerpo tenso. Rogándole telepáticamente a Sergio que hiciera lo mismo. Escuchando el inconfundible sonido de la bragueta correr no pudo mas, sumida en la frustración de ser la muñeca sexual del Amo se cubrió la cara con las manos.

Las sonoras carcajadas de Kenji la sobresaltaron, indignándole que humillarla le pareciera tan divertido.

—¡Ya para de estar ocultándote de mi!—cogiéndola de los antebrazos aparto las manos de su rostro—Sergio, la pequeña Dafne que trajimos de la subasta ha crecido y se ha convertido en una criatura tierna y sumisa. ¿No estas orgulloso de ella?

—Me siento muy orgulloso de la joven dama, Dafne—sonrió halagador infundiéndole confianza.

—Ahora cumple las ordenes de buen grado y sin quejas—la tomo de la cintura para alzarla y colocarla en el suelo—También ha aprendido ha mostrar respeto a sus superiores, ¿no lo crees?

—Es muy cierto—afirmo Sergio.

—Pienso que amerita un premio ¿Qué opinas tu?

—Estoy absolutamente de acuerdo, el buen comportamiento de la damita merece ser premiado.

—Te encargo que le consigas algunos catálogos de ropa, para que elija todo lo que le apetezca. —el Amo la tomaba de la barbilla, mostrándole su rostro a Sergio, orgulloso como si se tratara de un trofeo.

—Por supuesto, amo, estaré encantado de hacerlo.

—Perfecto, puedes irte—Sergio se retiro y justo antes de irse me hizo un gesto enseñándole su pulgar.

—Gracias, mi Amo, es muy generoso—Dafne tomo su mano y la beso con intención de agradarlo, aliviada de que todo resultara bien.

Le capturo la boca en un beso y mientras lo hacia deslizo los tirantes de sus hombros, el vestido se la escapaba del cuerpo, se aferro a el.

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoWhere stories live. Discover now