Capítulo 2, Temporada 4.

416 20 12
                                    

— ¿Qué paso?—se apresura a preguntar sin siquiera haberse colocado el teléfono junto al oído.

—Señor...—agudizo el oído—No estoy seguro de lo que ocurre, pero la señorita Dafne no está aquí aunque si encontramos su teléfono.

— ¿Es que huyeron los secuestradores? ¡¿Los perdiste?!—chillo Kenji, enfurecido.

—No, señor. Las personas que conducían el auto donde viajaba el teléfono están aquí bajo mi custodia—cansado de forzar el oído le arrebate el teléfono y presione el altavoz.

— ¿Qué esperas para sonsacarles la ubicación de las chicas?

—Señor...—sonaba indeciso—, lo que pasa es que es posible que el teléfono de la señorita Dafne estuviera aquí por accidente...

—¡¡¿Qué demonios...—le cubrí la boca con una mano, no nos sobraba el tiempo para malgastarlo en otra amenaza de muerte al señor Liu.

— ¿Qué tonterías dices? ¿La damita desaparece y unas personas que huían a toda velocidad tienen su teléfono por casualidad...

—Señor, por favor, déjeme explicarle rápidamente—el señor Liu hablaba tan veloz como yo conducía—Cuando íbamos a llevar a la señorita y a su amiga al concierto, la señorita Jessie vio un auto deportivo decorado muy llamativo que la atrajo por parecerse a los de "Fast and Fourios". Ella se acercó a los dueños del auto que casualmente estaban saliendo, son una pareja joven que amablemente les concedieron a las chicas tomarse fotos sobre y hasta dentro del auto. Por lo que el teléfono pudo habérsele olvidado o caído a la señorita sin darse cuenta.

—Da lo mismo. ¡No pierdas tiempo!—se impaciento Kenji—¡¡Interrógalos!!

—Lo hare si lo ordena, señor. Pero mi intuición me dice que de ellos no tendremos pistas sobre el paradero de la señorita Dafne. La pareja parecía genuinamente sorprendida y confundida al ver que los perseguíamos, no mostraron la menor resistencia ante el arresto. Han cooperado en todo, se orillaron, no llevan ningún arma con ellos y lucen aterrados. Creo que si tuvieran algo que ver ya nos lo habrían dicho todo.

— ¡¿Me estás diciendo que hemos estado siguiendo un rastro falso y que ahora no tenemos ninguna pista?!—podía notar la desesperanza en su voz—¡¿Ningún indicio de que dirección hay que seguir?!

—¡¡No, Kenji...—deje caer mi mano sobre su hombro—No nos hemos quedado sin rastro . Puedo rastrear la señal del teléfono de la amiga de la damita—no fue hasta que lo dije que recordé que contábamos con ese recurso.

— ¡Pues hazlo!—decirlo resulta más sencillo que llevarlo a cabo—¡¡Ahora!!

—No...puedo—admití pesaroso—No traigo conmigo la tableta con el programa.

—¡¡¿Pero cómo que no la traes?!!—rugió.

—Lo siento, Kenji, me prepare para salir en menos de un minuto. No tuve tiempo de prever que necesitaríamos el dispositivo.

—¡¡Da la vuelta ahora mismo y vamos por el!!

—Es mala estrategia, se perdería tiempo valioso—me sentía frustrado al dirigirme aun a la dirección donde ya sabía que no hallaríamos a la damita, tan solo por no tener donde aparcar o por donde dar la vuelta. Por inercia.

—¡¡Hay que hacer algo!!—le dio un puñetazo al vidrio de la ventana.

— ¡Llama a la mansión!—volvía a alumbrarme una idea—A quien conteste lo mandas a buscar la tableta a mi habitación.

—No van a poder entrar...—me recrimino iracundo—Tu siempre cierras con llave la puerta de tu habitación.

— ¡Kenji!—te note impaciente—Traigo la pijama puesta debajo, ¿crees que me asegure de cerrar bien mi puerta con llave antes de salir?

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoWhere stories live. Discover now