Me Enamoré De Mí Gata (Jenlisa)

Nueva Jennie

Rose sujetaba con fuerza la mano de Jennie mientras la peluquera lavaba y desenredaba la morusa de pelo. ¿o era al revés?

-¡Dios Jen, vas a romperme la mano!- se quejó con un gesto de dolor intentando zafarse del agarre sin éxito

-Lo siento Ardilla, es que no me gusta el agua en mí pelo

Después de conseguir que la castaña se bañara Rose la había llevado a la peluquería, lo más tedioso fue esa melena rebelde que debía ser amansada cuanto antes

La peluquera suspiró aliviada cuando finalmente logró liberar el último nudo

-Bueno ahora puedo empezar a cortar. ¿Algún corte en especial?

-Dejalo por sus hombros, he hidratalo un poco, queremos que luzca como nuevo. Ah y también le urge una manicura

-Cuente con eso

El proceso fue tardío, aquella melena le estaba causado mucho trabajo a la pobre peluquera.

Rose se había sentado a esperar en un sofá con viejas revistas, ese hecho le pareció irónico y ofensivo

-¿Quien deja revistas de hace diez años? Es como leer que Kristen Stewart y Robert Pattinson están saliendo cuando en la actualidad Stewart es más lesbiana que la palabra- rodó los ojos y dejó la revista en su lugar- por primera vez me pongo en lugar de mis pacientes cuando deben esperar su turno de consulta. Voy a pedirle a mi secretaria que actualice las revistas mensualmente, esto es denigrante

Cambió su pierna de posición, su trasero dolía y su aplicación de crucigramas ya le empezaba a provocar migraña

-¿¡Santo dios cuanto falta!?, siento que llevo aquí un siglo- susurró inquieta, mientras rebuscaba sus redes- internet esta sobrevalorado

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Después de la peluquería la australiana había decidido cambiar por completo la imagen de la coreana y solo podía conseguirlo eliminando esa horrenda playera gigante de Lisa, cosa que Jennie no estaba dispuesta a aceptar

-Jen, puedes usarla, pero no para salir ¿sabes lo ofensiva que es esa prenda para cualquier conocedor de moda? Ese atuendo ni siquiera debería existir

-A Lisa se le ve bien

-Bueno, hay que admitir que a esa maldita tailandesa todo le queda bien, especialmente porque a ella no le queda como un vestido de monja- explicó. La chica era tan bajita que la misma camisa que a Lisa le sentaba genial sobre los muslos, a ella le cubría las rodillas

Jennie hizo un puchero como última alternativa y Rose le sonrió

-Ni hablar Jen, tus métodos de convencimiento no funcionan con esta psicóloga, aquí la que juega con las mentes soy yo, así que vamos

Si Rose estaba perdiendo la paciencia en la peluquería terminó de agotarse en las tiendas de moda

Jennie no aceptaba ningún atuendo, y ni siquiera había permitido que la viera en ninguno

No me gusta

Muy ajustado

Es incómodo

No creo que me quede bien

¡Me asfixió!

No...

No.

¡Nooo!

-¡Suficiente, Jennie Kim como no salgas de ese probador ya mismo me aseguraré de que no vuelvas a comer atún en lo que resta de tus 9 vidas!- amenazó impaciente