Capítulo 20. parte 2

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-Como mi esposa, visitarás el palacio con frecuencia, querida. Es mejor que empieces por conocerlo ahora.

-Es una idea maravillosa, querido Marcus. -Musitó Sabella con alegría. -Tú bella hija será la sensación de la temporada, muchos pretendientes tendrás que ahuyentar. Al menos que... - Sabella no era tonta y se moría de curiosidad sobre que era lo que quería De Courcy en Vensurensi. -Eleanor sea quien ocupe el lugar de nuestra querida Anne, con el conde.

Al ver que nadie hablaba Sabella pensó que quizás había sido demasiado obvia.

-Disculpe usted Maximilien, sólo que ustedes dos se miran bien juntos que yo pensé... Aunque no digo que usted... Anne. -Bien, ahora Sabella intentaba sonar como la mujer sin cerebro con nulo tacto que creían que era.

-No se preocupe, señora. -Le dijo Max simplemente.

-Eleanor no busca matrimonio esta temporada, querida. -Le dijo el marqués.

-Discúlpame querido,  y tú también querida. ¿Cuántos años tienes? -Le preguntó Sabella con un poco de cisaña culpando a Eleanor de que hubiese hecho el ridículo.

-Tiene 20 años. -Le respondió el marqués por ella.

Eleanor lo miró. Las fechas no concordaban. Si ella tuviera 20 años tendría la misma edad que Anne, pero tenía 22.

-Ya he cumplido los 21, padre. -Dijo Eleanor amablemente.

Si la mujer hizo cuentas,.lo más probable es que pensará que era una bastarda. Pero no. Ella sabía de su existencia, por algo había mandado a sus asesinos a sueldo a deshacer los documentos que la incluían.

Sin embargo, pareció más escandalizada al saber que no se había casado aún.

-¿21 años? ¿Y aún no se ha casado?. -Cuando ella notó que los tres la miraban prosiguió. -Discúlpame nuevamente querida. Verás como esta temporada es la buena. Yo me casé a los 15 años. Así que te daré  buenos consejos.

La mujer no le era útil, pensó Eleanor y sabía que tras la fachada de mosca muerta era una arpía de la cual debía cuidarse.

-Muy bien, partiremos mañana al amanecer. -Dijo el marqués.

En la tarde Eleanor sabía que no podía irse sin volver a su pasado, por lo que preguntó a Honorina sobre la tumba de su madre y su hermana. Y aunque no quiso que Honorina la acompañará, llevó unas hermosas rosas azules Valenginas para su madre y hermana.

Encontró para su sorpresa la tumba bien cuidada y con flores frescas. «El marqués insiste en que se limpie al menos dos veces por semana la lápida de tu madre y hermana», se recordó que le había dicho Honorina, y por lo que veía era cierto. No pudo evitar pensar si había juzgado demasiado mal a su padre.

Eloíse y Elena Vinteri.
"Una dedicada mujer que dejó este mundo al ser madre y un bello retoño al que el Señor llamó a su lado"

Esas eran las palabras inscritas en la lápida.

Eleanor no pudo derramar ni una sola lágrima y pensó que quizás se había vuelto una mala persona.

Colocó el ramo de rosas en el florero y empezó a hablar.

-Yo.. nunca te conocí, ni supe que eras mi madre. Quizás si hubieras estado conmigo mi vida hubiera sido diferente y no sería lo que ahora soy. Pero no estás. Y no me permito los arrepentimientos ni desearé que las cosas hubiesen sido distintas... Madre. -Luego extrajo del corpiño de su vestido la segunda carta que leería de su madre.

Y comenzó a leer.

Querido hermano mío.

El embarazo ha ido bien y Marcus se puso muy feliz cuando le dije la noticia.

Estoy tan feliz por mi hijo.

Por otro lado ente tú y yo jamás ha habido secretos. La actitud de Marcus ha cambiado estos últimos días. Se vé muy distante.

Quizá soy yo o es por el embarazo. ¿Recuerdas que te dije que algo extraño sucedía en el castillo? Pues sigo pensando lo mismo. Quizá tiene que ver con el comportamiento de mi marido, pero lo amo. Amo a Marcus y sé que cualquier problema podremos solucionar juntos.

Me siento muy sola y me pongo a llorar a veces cuando Marcus se va. Seguimos bien en otros ámbitos él y yo, pero cuando intentó charlar con el cambia por completo.

Hermano, quizá tú cómo hombre puedas decirme que le pasa a mi marido y como puedo ayudarlo.

Te extraño mucho.

Dale una abrazo a Martina de mi parte y os quiero ver en el bautizo de mi hijo.

Con amor.

Eloíse Vinteri.

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Eleanor miraba por la ventana del carruaje que compartía con Sabella. Llevaba el emblema del lobo de los Vinteri.

La cazafortunas de Sabella habia intentado todo el trayecto de sacarle información que utilizar para su conveniencia pero Eleanor no había soltado prenda.

Miró afuera como el marqués y el conde cabalgaban. Ambos eran muy bellos. Aún no perdonaba a su padre y pensaba que no lo haría nunca pero sin palabras ambos habían acordado una especie de tregua.

Max lucía magnífico en ese grande caballo negro. Últimamente lo veía en todos lados.

Y al fin iba a ser presentada en sociedad. Algo que detestaba horriblemente pero necesitaba para cumplir sus planes. Savage pagaría muy caro lo que le había hecho a Anne.

Usó un vestido de un ridículo color blanco sólo porque No estaba casada.

Ridículas normas.

Sin embargo se miró al espejo y le gustó. «¿Que dirá Max si me ve así?», se preguntó mentalmente y luego se reprendió. Max , Max, debía olvidarse de él.

Tenía varias misiones por delante, como para convertirse en una joven enamoradiza.

No.

Ella seguía siendo Eleanor Fermonsel

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Ella seguía siendo Eleanor Fermonsel. La joven a quien llamaban "Lobo Vinteri" y no traicionaría a sus amigos por Max.

LA LOBA VINTERIWo Geschichten leben. Entdecke jetzt