2. Sexy desconocido

5.2K 459 113
                                    

Guillermo:

Hoy, como cada día de la semana excepto los domingos, me levanté a la hora de siempre para desayunar y vestirme rápidamente para ir a trabajar.

Dejé los estudios hace varios meses, no es que me alegrara pero fue mi decisión, y ahora me encontraba trabajando en una pequeña cafetería -la cual había aumentado de clientela en los últimos días-, era bastante agradable pero a veces la timidez me impedía ejercer de camarero como debía.

Cogí mi abrigo negro, colgado en una percha junto a la puerta, y salí de inmediato. Una vez más se me echó el tiempo encima.

-¡Guillermo! -me llamó la atención mi jefe. Él no solía estar allí, pero algunas mañanas se pasaba poco antes de abrir para vigilar a sus trabajadores y averiguar si llegaban o no tarde. -¿Qué te tengo dicho? ¿Acaso no tienes despertador?

-Sí, señor. -le contesté educadamente. -Lo siento, no volverá a ocurrir. -me disculpé.

Siempre le decía lo mismo, pero él no tomaba medidas conmigo. Debía caerle demasiado bien para no despedirme.

-Eso espero, chico. -me dio una suave palmada en el hombro y me dirigí tras la barra, mientras íbamos preparándolo todo para abrir.

Éramos cuatro camareros; Carolina, una chica de pelo castaño y de ojos verdes, Jessica, una morena bastante creída, Raúl, con uno de los que mejor me llevaba, y yo. Y en la cocina se encontraba Pedro, el único que superaba los treinta años de edad.

-No sé como siempre te libras del jefe. -Carolina se acercó a mí sonriente. -Tienes mucha suerte.

-Yo también opino lo mismo.

Ambos nos sonreímos y fuimos cada uno a un rincón del lugar, para tener todo listo para abrir.

-Ya está. -Raúl colocó el cartel de 'Abierto' en la puerta, y a continuación entraron unas doce personas, que luego se fueron sumando hasta estar completamente lleno.

Fui a llevar un par de desayunos a una mesa, sintiendo que casi me tropiezo al ver entrar a un guapísimo y musculoso chico. Deposité los platos y vasos sobre la mesa, girándome rápidamente para poder observarlo acercarse a una mesa, situada a pocos pasos de la barra. Disimuladamente lo seguí, para pasar por detrás de él sin apartar la vista de su figura.

-Disculpe, ¿qué desea? -le oí decir a Carolina. La miré de reojos, y como era de esperar, estaba tan embobada como yo mirándolo de arriba a abajo. 

Lo miré por un momento, y al parecer mi compañera lo había impresionado. "Otro hetero." Me dije a mí mismo, yendo de vuelta hasta la barra.

Las mujeres nunca me habían gustado, aunque tampoco me han gustado muchos hombres -sólo dos, uno era Raúl y otro el desconocido que hace un momento hablaba con Carol-. 

Conozco a mi compañero desde hace poco, pero su cabello castaño brillante y ojos azules me impactaron al segundo de entrar por mi vista. No creo que él supiese nada sobre mi orientación sexual, pero a veces me daba la sensación de que sí.

Wigetta: Número equivocadoWhere stories live. Discover now