1. La cafetería

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Samuel lo narrará: Pinkyes-chan

Guillermo lo narrará: Mrsdesrosiers17

Samuel:

Como si de una fuerza sobrenatural se tratase, me levanté justo un minuto antes de que la alarma empezase a sonar como loca, y así, procedí a apagarla. Cerré los ojos con fuerza cuando miré hacia la ventana, la poca luz que se colaba a través de las cortinas era demasiado molesta. 

"Otro nuevo día amanece" -Me animé a mí mismo, como siempre, aunque a decir verdad, hoy estaba demasiado agotado, y es que la pasada noche me la pasé estudiando. Este último año de Universidad era bastante duro, y no podía descuidar mis estudios... 

Caminé hasta el armario, preguntándome dónde habría dejado mi ropa deportiva el día anterior, y es que hoy tenía planeado ir al giimnasio, a pesar de los dolores que me dejó ayer. Cuando ya por fin la encontré -dentro de la bolsa deportiva, la cual estaba al final del armario-, me dirigí a las duchas que estaban en la primera planta de la residensia de la Universidad. 

Para mi suerte, a estas horas no había nadie, pero después -cuando regresaba de mis 'mañanas deportivas', como yo solía llamarlas-,  tendría que esperarme hasta que me tocase a mi entrar a asearme. 

Reí internamente, al pensar como Fran, mi mejor amigo, solía reprenderme por ducharme dos veces, alegando que bañarme antes de irme al gimnasio era absurda, y hasta cierto punto lo entendía, pero yo me sentía más despejado y vigoroso si lo hacía. 

Suspiré suavemente, ante el placer de sentir el agua caliente recorrer mi cuerpo, y es que realmente una ducha por la mañana era uno de los mejores placeres de la vida. Me tomé mi tiempo en la ducha, ya que disponía de este, pero como no quería ir con prisas, corté el agua y comencé a secarme. Esto era lo más incómodo de las duchas, aparte de que prácticamente te duchabas al lado de otra persona, el hecho de que no había banquetas ni ningún tipo de soporte en el cuál poner la ropa, la toalla y demás cosas. Era por eso, que tenía que ir con una toalla atada a la cintura simplemente, desde la primera planta hasta la tercera, donde se encontraba mi habitación. Aunque ya estaba bastante acostumbrado después de casi cuatro años. 

Miré atentamente la bolsa deportiva, que se encontraba en mi cama, preguntándome que ejercicios haría hoy. 

-Hoy no quiero forzarme mucho... -Me repetí, y es que tenía agujetas por cada parte de mi cuerpo. 

Empecé a vestirme, algo nervioso porque se me había pasado la hora, con unos pantalones cortos color negro, una camiseta ancha gris y mis deportivas, con las que llevaba casi un año completo. Cargué mi bolsa en mi hombro derecho y marché al gimnacio, donde normalmente olvidaba todas mis preocupaciones y me permitía desconectar del mundo. 

-Mierda. -Gruñí, para darme la vuelta y meter el mp3 en la bolsa. Casi lo olvidaba, y para mi era una de las cosas más importantes. Solía escuchar música a cada hora. 

Como era costumbre en mí, cuando me decidí a abandonar la residencia de la Universidad, caminé hasta un pequeño café que estaba frente a la calle donde antes solía ir casi todas las mañanas, aunque ahora no tanto por toda la presión a causa de los estudios. 

Wigetta: Número equivocadoOnde as histórias ganham vida. Descobre agora