Parte 9

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Cerró los ojos ante el miedo de ser atacada, pero fue Miiko quien la salvó. Asesinó en el agua a la traidora de Enthraa y mandó su cadáver con Lance para que este y su séquito vieran que Eel no estaba asustado ante las amenazas, aunque eso era una mentira.

Habían sido estúpidas, realmente estúpidas. Habían corrido riesgos innecesarios aun cuando los demás les habían advertido que podía ser una trampa. Terminaron volviendo con las manos vacías, heridas y con el temor de saber que Lance llegaría al otro día.

Al verla, Nevra se acercó a ella y la estrujó contra su pecho. Del susto pasó al enojo.

—¡Fuiste imprudente! —protestó una vez que estuvieron solos en la habitación. —Pusiste tu vida en peligro... como siempre. —se calló y esperó a que ella dijera algo, pero sólo hubo silencio. —¿Cómo pudiste irte así nada más sabiendo que podían matarte?

—Quise creer que esta vez Lance cumpliría su palabra. —se defendió. —Si puedo protegerte yo...

—Se supone que soy tu pareja, —la interrumpió. —mi deseo también es protegerte, pero ¿cómo hacerlo si tú te pones en riesgo, aunque yo te pida que no lo hagas?... ¿qué harías tú si yo pusiera mi vida en peligro como tú lo hiciste hoy? —preguntó con decepción.

—Estaría igual de molesta que tú ahora. —ella agachó la cabeza un poco avergonzada.

—Erika... —su rostro serio se relajó. —No quiero que te pase algo malo, me tenías muy preocupado, no quiero perderte, ¿me entiendes? Lance destruyó el cristal, a él no le importa nada más que la venganza. A mí tú si me importas, por favor, no vuelvas a irte de esa manera.

—Está bien... —ella lo besó suavemente. —no te abandonaré.

—¿Me lo prometes?

—Claro que sí.

Él la abrazó con fuerza.

—Yo cambié gracias a ti, tú te convertiste en lo más importante que tengo. No me des más estos sustos porque si tú te mueres... yo muero contigo.

Nevra cerró los ojos sintiendo el contacto de su cuerpo contra el de ella.


Parte 9

Cuando abrí los ojos vi a todos sentados en la sala de cristal en nuestra reunión matutina. Todos me miraban con cara de miedo, y como no, si hasta yo mismo sentía que desprendía un aura totalmente terrorífica.

No hablé demasiado, simplemente dirigí la reunión con monosílabos pues realmente, después de la llegada de los aengels, yo sólo quería desaparecer de Eldarya hasta que la pesadilla acabara.

Mi mala cara comenzó cuando vi a Erika y a Leiftan dormir juntos, abrazados. Ella descansaba su cabeza en el pecho de él así mismo como lo había hecho conmigo antes de haberse ido por siete años. Sin embargo, la guinda del pastel llegó después, cuando salí de la habitación y escuché a una de las enfermeras hablar con una paciente acerca de alguien llamado Angelé.

—¿Quién diablos era Angelé? —me pregunté.

La respuesta llegó en breve. En Eel ya se sabía acerca de la llegada de nuestros salvadores, la noticia había corrido rápidamente de habitante en habitante de la ciudad, tan rápido que muchos ya habían hecho conjeturas acerca de lo que podía pasar. Yo tenía buen oído, yo lo había escuchado.

Unos cotilleos que me imaginaba que vendrían...

—Dicen que Nevra dejará la guardia Brillante para entregársela a Leiftan y a Erika.

Cuando abro los ojosWhere stories live. Discover now