Parte 1

842 58 12
                                    

Parte 1

Acostado en la cama grande y al mover mi mano hacia el lado antes de despertar sólo sentí frío... más oscuridad. Fruncí el ceño, ¿por qué me molestaba la ausencia otra vez? Habían pasado años, esa pérdida, ese duelo, ya lo sentía superado. La nueva era había llegado, y con ella un sinfín de cambios, unos mejores que otros.

Me senté en la cama y pasé mis manos por mi rostro cuando supe que no podría seguir durmiendo. Solté un quejido de cansancio, no porque la cama fuera dura ni porque el trabajo del día fuera pesado... yo sabía qué día era, Chrome lo había marcado en el calendario. Suspiré sin quitar mis manos de donde estaban. Quería irme del cuartel por ese día, desaparecer, morir; pero no podía, mi responsabilidad me impedía huir como habría hecho años atrás.

Me levanté con ese pensamiento en mente incluso solté una risa amarga cuando me pregunté por todas las veces que Miiko debió querer irse. Negué, no tenía caso ya pensar en aquello porque Miiko se había ido y yo había quedado a cargo de todo el cuartel.

Me vestí con desgano y miré por mi ventana en dirección a la ciudad. Ya había comenzado el día, ya había comenzado lo previo a la ceremonia.

—Buenos días, Nevra. —me habló un muchacho que iba pasando por el pasillo.

—Buenos días. —contesté automáticamente.

—Hola, Nevra. —me habló una chica de la guardia Sombra quien también pasaba por el pasillo.

—Hola. —respondí.

—Nevra, ¿cómo estás? —me saludaron fugazmente dos muchachas que caminaban en mi dirección para luego perderse en un cuarto.

—Bien.

—¡Nevra! —exclamó Chrome; yo rodee los ojos, no llevaba ni dos minutos fuera de mi habitación y ya me sentía tan cansado como cuando me acostaba a dormir. El lobo se acercó a mí con una gran sonrisa en los labios. Alzó una mano para tocarme el hombro, ya estaba acostumbrado a hacerlo, había crecido lo suficiente como para llegar a mi estatura y prácticamente ya éramos como familia. —Como siempre se realizará una ceremonia en la mañana en honor a ella y luego también una en la noche en honor a él. El consejo pensó que como líder de la guardia Brillante y como... como... —se detuvo. Yo sabía muy bien lo que él pensaba decir.

Chrome pensaba recordarme que una vez yo había sido un jovial vampiro amante de su guardia Sombra, acompañado de sus dos mejores amigos y junto a ella. Chrome pensaba recordarme la importancia del pasado y el perdón, sí, porque cuando terminé de abrir los ojos, y en un arranque de enojo en una reunión, anuncié la ira que tenía contra los salvadores del cristal y el profundo rencor que sentía por la aengel que me había dejado. Conocía tan bien al lobo que sabía perfectamente que apelaría al sentimentalismo para hacerme cambiar de opinión, pero como eso no funcionaba, él cambiaría su estrategia a algo más pragmático.

—Si la gente no te ve allí, si la gente no te escucha dar un discurso pensarán que hay algo mal. Me refiero a que...

—Si... ya lo sé. —murmuré disgustado. Los habitantes recordaban el pasado oscuro del Eel, un pasado en donde ellos eran ignorantes en relación a las prácticas que se llevaban a cabo dentro del cuartel. —si ellos piensan que sería bueno leer un discurso, entonces lo haré. Pero que lo escriba otra persona.

—De acuerdo. En media hora más se...

—Iré a la ceremonia de la noche. Tengo mucho trabajo que terminar durante el día.

El lobo iba a protestar, pero terminó simplemente por asentir. Traté de quitar su mano de mi hombro con la intención de seguir caminando, sin embargo, él me apretó un poco más fuerte. Nos miramos durante unos segundos en los que no pude hacer más que fruncir el ceño.

—¿Necesitas algo más? —dije.

—No. —negó, Chrome.

Admití en una fracción de segundo que había sido demasiado cortante con mi ex estudiante, algo muy injusto para él. Pasé una mano por mi pelo y suspiré.

—Chrome. —lo llamé una vez que me dio la espalda. Cuando se dio media vuelta para volver a verme yo hablé. —Lo siento...

Vi una sonrisa en su rostro.

—No te preocupes.

...

Me sentí ahogado en medio de los rezos que la gente hacía frente a las velas y a las estatuas que se habían erguido para los dos salvadores del mundo. A diferencia de los tres primeros años en los que yo mismo preparaba las palabras que diría frente a la muchedumbre de fieles, ahora ya no tenía ganas de asistir a esta ceremonia que para mí no significaba más que muerte. Las marcas del pasado de ese día seguían intactas, desgarraban mi alma y mis recuerdos, no destrozándolos, pero sí borrando, conscientemente, los buenos momentos que debían inmortalizarse. Todos veíamos ese día de distinto modo, porque mientras yo miraba todo con desesperanza, ellos, los habitantes del mundo, veían ese día como un nuevo día, un nuevo amanecer. Un nuevo comienzo. Era como nuestro año uno en el calendario gregoriano. El nuevo decenio, siglo, mileno... la nueva era.

Y así un día, tras haber perdido buena parte de esperanza, simplemente dejé de esperar sabiendo que lo había prometido y sabiendo que lo decía en voz baja cada vez que me paraba frente al cristal y lo tocaba.

Tomé con mis manos temblorosas el papel que me habían entregado y repasé silenciosamente las palabras que allí estaban escritas. Todas eran palabras de agradecimiento para aquellos que nos habían cuidado. Palabras que terminaban dirigiéndose a Leiftan y a la ayuda que nos había proporcionado al final.

Me pregunté si ese ritual perduraría por siempre. Si por siempre, mientras estuviera en el liderazgo, yo debía leer ese discurso en agradecimiento a dos personas que habían entrado al cristal para salvar al mundo... sin siquiera despedirse, no físicamente. Bueno, Leiftan no me importaba demasiado, si se iba se iba, me daba igual. No obstante... era ella.

Arrugué sin querer la hoja. No pude hablar. Todos me miraron, pero yo me sentía ausente, ajeno de todo eso. Fue la intervención de Valarian quien logró comenzar aquella ceremonia.

¿Por qué no había sido él el líder del cuartel? —pensé.

¿Por qué hacíamos esta estúpida ceremonia por gente ingrata como Erika?

¿Por qué Ezarel ya no me enviaba cartas con tanta frecuencia como antes?

¿Por qué Valkyon había sido tan débil y Miiko tan cobarde?

¿Por qué Lance estaba allí parado con la mirada de arrepentimiento y no estaba encerrado como yo quería que estuviera?

¿Por qué Brezna me miraba esperando a que yo me acercara cuando sólo nos veíamos a solas?

Y... ¿por qué en estos siete años todo esto seguía doliéndome como el primer día?


Eldarya: Nueva Era; le pertenece a Beemoov.

La imagen de la portada es creación de YeiSi.


Cuando abro los ojosTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang