Parte 2

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Parte 2

Cuando abrí los ojos frente al cristal brillante supe de inmediato que Erika ya no estaría en este mundo.

Tenía un corte en la frente que sangraba, pero yo no sentía dolor. Más me preocupaba ver como el cristal, que desde hacía tiempo atrás se hallaba en estado deplorable, ahora se veía perfecto. Sus colores se encendían al son de dos corazones que latían uno tras el otro. Soltaba una energía que nos purificaba en lo más hondo. Era una energía poderosa, era el aire que yo agradecía respirar después de todo el dolor de la guerra. Era ella, era Erika, yo lo sabía.

Hipnotizado comencé a avanzar sin quitar la mirada de aquel resplandor hasta que me tropecé con algo que estaba tirado en el suelo. Un cuerpo, el de Valkyon. Y más allá Lance quien, a pesar de tener sus ojos sobre el cadáver de su hermano, parecía totalmente perdido en el sonido de sus propias voces interiores que seguramente lo cuestionaban y lo juzgaban por sus terribles acciones que ya no tenían punto de retorno.

Como todo indicaba que nuestro enemigo ya no era una amenaza me tomé la liberta de agacharme para tomar el cadáver de Valkyon entre mis brazos. Pesaba demasiado, como si la dama muerte, cansada de llevarse a tantos de nosotros bajo su manto espectral, se hubiese puesto a descansar junto a mi amigo, pero yo tenía fuerza.

—Oh, Valkyon. —murmuré. —Háblame, por favor.

El olor a sangre estaba impregnado en el suelo, se levantaba con el viento del humo y me llegaba en forma de flecha que me atravesaba el corazón, porque la muerte de mi compañero también había sido mi muerte.

Mi labio tembló cuando me tocó cerrar los ojos opacos de Valkyon. Mis lágrimas corrieron silenciosamente por mis mejillas cuando volví a sentir dolor en la frente, porque eso significaba que todo eso que estaba viviendo era real, nada era una pesadilla; realmente un nuevo cristal levitaba en la sala, realmente mi amada se había ido y realmente uno de mis mejores amigos había perecido.

No dejé de soltar lágrimas ni siquiera cuando sentí una mano sobre mi hombro.

—No... Valkyon.

Murmuró, Ezarel, quien se agachó para tomar la mano de nuestro amigo caído. Puso la otra mano en el corazón apuñalado de Valkyon.

Lance nos miraba desde lejos, se había dejado apresar por la guardia finalmente. Si se había arrepentido o no, lo ignoraba, tampoco me importaba. En ese momento sólo me concentré en proteger lo que quedaba de mi querido compañero, aunque este ya estuviera muerto.

—¿Qué pasó con Erika? —preguntó alguien. —¿Dónde está Leiftan?

—No sé. —respondí sabiendo lo que había ocurrido exactamente. Ella se había sacrificado por nosotros. Ese hermoso nuevo cristal era producto de ese sacrificio.

Lance fue al calabozo sin decir una sola palabra, sin embargo, cuando fue la ceremonia de entierro de Valkyon y los demás que habían muerto, él se presentó, con grilletes en las manos y con la cabeza agachada, quizás pensando en todo el mal que nos había hecho y en cómo su hermano había pagado ese precio.

Dijimos algunas palabras en honor a todos los que nos habían abandonado ese día, a todos los que habían hecho algo por este mundo. Era una larga lista, nombramos uno por uno pidiendo que encontraran el camino correcto a la otra vida que les tocara vivir.

Sobre las tumbas dejamos algunas flores que se mecieron con el viento fresco que, según Huang Hua, traería gratas sorpresas a nuestras vidas.

Sorpresas como ver a Jamón y a Colaïa juntos.

—Ese maldito la va a romper. —se le ocurrió decir a Ezarel.

—Qué desubicado y malpensado eres. —le contesté.

Sorpresas como ver oficialmente a mi hermana junto a Chrome quien se había tomado las atribuciones de llamarme "hermanito" hasta que un día lo miré tan feo que casi se orinó.

Sorpresas como ver que Eweleïn y Huang Hua se habían enamorado, así como un día ver bajo mi puerta una nota que decía: "Alajea & Sonze. Entrelazados para siempre"; La fecha estaba allí, yo simplemente debía ponerme en mis mejores galas, asistir y ver cómo otros unían sus almas mientras que la mía se había ido con la restauración del cristal.

Después de eso vinieron más golpes, Ezarel se iba.

Negué pensando que esa noticia no podía ser cierta, incluso fui hasta su cuarto para hablar con él, para que me dijera que esos rumores eran falsos. Lamentablemente no lo negó, tenía parte de su equipaje listo y el nombre de la ciudad a la que él se iba.

—Vente conmigo. —me dijo. —Ella no volverá.

Claro que volvería, la había sentido como un espectro, la había sentido rondar por el cuartel una vez. Ella volvería, con el tiempo volvería.

Erika volvería... me convencí.

Después fue Miiko quien se marchó, y con su partida la responsabilidad de esa ciudad recayó en mí sin que me lo preguntaran primero. Tuve que dejar mi amada Sombra para convertirme oficialmente en el líder de la guardia Brillante.

Dejé de ir a las mazmorras y me sentí obligado a quedarme atado a la sala del cristal que Erika y Leiftan nos habían dejado. Pero cuando yo estaba solo, leyendo, firmando o escuchando reuniones, podía sentir como el cristal palpitaba y como mi corazón anhelaba sincronizarse con él.

—Yo aquí estoy, Erika... aquí te esperaré por siempre. —era mi último pensamiento antes de volver a la realidad. La realidad en la que yo no era más que un prisionero.

Eldarya: Nueva Era; le pertenece a Beemoov.

La imagen de la portada es creación de YeiSi.

Cuando abro los ojosWhere stories live. Discover now