—Podría... —intentó Eliza, pero Kara la interrumpió.

—Me imaginé —se adelantó, pues también lo había pensado— que se lo decías tú o cualquier círculo y también diría lo mismo como aquella vez: que yo me habría sobrepasado con mis bromas y les había hecho todos creer todo esto para que ella admitiera que está enamorada de mí. Y yo ya estoy cansada de intentar quitarle la venda de los ojos.

—Si te sirve de consuelo todavía te queda esta noche... —susurró su madre mientras cogía a Kara para abrazarla con cariño—. Yo le contaría la verdad, Ká... Si no ha funcionado de otras maneras... Por intentarlo...

—Pero...

—Mañana sabes perfectamente que todo estará perdido.

.

La noche estaba siendo una locura, pero sin llegar a ser un desfase total. Sus amigos estaban gritando y celebrando por la unión. Y Kara... estuvo más apartada. Ella no se atrevía a nada; todavía estaba mediando las palabras para saber qué hacer o decir. Iba a contarle la verdad.

—¡Otra ronda de chupitos! —gritó Sam animando a los demás.

—Están bebiendo por ti, cariño —comenzó Alex a reírse y su novia asintió.

—Esto es lo que voy a echar de menos en los siguientes meses —acarició su barriga y susurró—, pero valdrá la pena.

—Te quiero, mi niña.

—Pauj, os dije que delante de mí no —le recordó Kara con una mueca.

—Cállate y comienza a beber. Así te envalentonas y comienzas a bailar —Sam le ofreció el chupito antes de retirarse con los demás.

—Tiene razón —le recordó Alex y por una vez Kara asintió, cogiendo el chupito. Sam le dio la idea de hacerse más valiente y eso era por el alcohol.

Una bebida tras otra, Kara ya iba más borracha de lo normal. Todo esto le recordaba aquella época; la de beber para olvidar a Lena como muchas veces hacía; que el alcohol borrara sus sentimientos, aunque esta vez era beber para enfrentarse a ella.

Todos estaban bailando. Mike hacía sus típicos pasos con Winn junto a Nia y Querl. Alex y Sam estaban más tranquilas. Y Lena solo observaba porque se negaba hacer el ridículo por muy despedida que fuese. Ahí entró Kara minutos después. Sin preguntar, cogió la mano de Lena y tiró de ella haciendo que chocara con su cuerpo.

—No pienso bailar —gruñó con una sonrisa, pero Kara insistió llevándola a la pista a la fuerza.

—La harás; quiero mi último baile —susurró en su oído y cuando se separó para hacer un movimiento, observó que Lena tenía el ceño fruncido.

—¿Último baile?

—Síp —afirmó con una sonrisa borracha—. Supongo que mañana estarás más ocupada.

La pelinegra finalmente accedió. No sabía por qué, pero quería bailar con la rubia. Odiaba estos ritmos, la música era un desfase, pero quería estar cerca de ella: como si realmente fuera su último baile, como una despedida hacia sus sentimientos porque mañana se iba a casar con el hombre de su vida.

Kara, en todo momento de la noche, intentó decir algo, pero veía a la pelinegra tan feliz que no podía quebrarlo. Ella finalmente optó por abrazarla con fuerza, aguantando las ganas de llorar. Le susurró que le diese la enhorabuena a Clark y antes de que Lena preguntara a que se refería, la rubia la abandonó desapareciendo entre la multitud.

.

—Buenas noches, cariño. Mañana es el gran día —suspiró su madre y Lena asintió cuando fue besada en la frente.

—Hasta mañana —cerró la puerta y exhaló para dar por finalizada la noche.

Lo había conseguido. Había mantenido sus sentimientos a raya. Mañana sería el fin de todo y el comienzo de algo nuevo y mágico. Se fue a quitar el vestido, pero a los minutos, la puerta estaba siendo toqueteada. Pensó en que su madre iba a decirle algo, pero se encontró a Kara al otro lado de la puerta.

Pero no una Kara borracha —que lo estaba—, sino que también a una demacrada, con un ojo hinchado y labio ensangrentado. Lena entró en pánico y la adentró en su habitación corriendo, preocupada por saber que había pasado. Le preguntaba mil veces, pero la rubia solo se echó a reír.

—¡Siéntate de una vez, Kara! —gritó empujándola contra la cama y le hizo caso—. ¿Ahora me vas a decir cómo te has hecho esto? —cogió el pañuelo con agua.

—Me he peleado porque no querían servirme más copas. Fin —se echó a reír nuevamente y la pelinegra suspiró.

—Eres una cría, Danvers —se inclinó y pasó trapo por sus labios, pero Kara se lo arrebató.

—Y tú estás loca por esta cría, Luthor.

—Ya empezamos —se masajeó la frente y segundos después alzó su mano—. Deja de decir tonterías y dame para que termine. Mañana madrugamos, te recuerdo que me caso.

—Te casas con un hombre que no quieres.

—Claro que lo hago —gruñó impaciente, pues no entendía ahora a que venía todo esto.

—Lo intentas, pero estás loca por mí —se levantó parándose frente a Lena y la pelinegra suspiró mientras rodaba los ojos. Se estaba pasando nuevamente con sus bromas.

—Eres idiota.

—Y a mi me encanta que nunca lo niegues —se acercó peligrosamente haciendo que la pelinegra retrocediera los pasos, pero se encontró entre la espada y la pared cuando su culo chocó con su tocador—. Impídeme que te bese.

—Kara, por favor... —le puso las manos en el pecho, pues esto le estaba recordando aquella vez y no podía dejar que Kara jugara con ella una vez más—. Pensaba que lo habíamos hablado.

—Tú has hablado, pero no me has escuchado a mí.

—Pues dime de una vez lo que tengas que decir y...

—Te quiero.







[Espero que hayan disfrutado de la maratón. Solo vengo a informar que falta el último capítulo y el epílogo🧡]

Vecinas incontrolables | SupercorpOnde histórias criam vida. Descubra agora