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Lo miré confundida. Él me desorientaba, es confuso entenderlo.
 
—¿Quién es ella, Zayn? ¿Qué pasa? — Dije con el ceño fruncido y tono serio.
 
—Ella ya no está, eso pasa. — Dijo con los ojos llenos de lágrimas que aún no habían salido. —Eres tan... Ella. Es imposible verte y que su mirada asustada no pase por mi mente. Tu voz, es muy parecida. Basta, me hace daño haberte conocido, haces que ella nunca salga de mi mente desde que te vi. Generas que quiera matarme, por haber sido tan idiota y dejarla ir.  Por nunca darme cuenta. — Ya sus lágrimas habían caído y su voz estaba quebrada. Estaba perdida, no entendía lo que pasaba. Mi expresión era de confusión y tristeza. —Tu agresividad, pero a la ve tu timidez son como la actitud que ella tenía. Siempre tan callada y tan rota, ¿Collins, tú también estás rota? ¿Estás viviendo en un infierno? Sé que te conozco hace poco, tan corto tiempo, pero cuando miro tus ojos grises llenos de furia, es como si te conociera hace 10 años. Es raro, cuando estoy contigo no sé cómo actuar. A veces te veo y me dan ganas de abrazarte y protegerte, de cuidarte, quizá por eso he de parecer un acosador, siempre ahí, porque a veces haces que tu parecido con ella genere que me preocupe demasiado por tu bienestar. Y cuando soy una mierda, es porque quiero que ella se vaya, que me deje continuar con mi vida, que deje de estar ahí, recordándome que soy el hombre más tratado del planeta.
 
— ¿Quién es ella? —Susurré. Tomé la mano de Zayn para que se tranquilizara. Él observó mi acción con miedo, estaba demasiado atónito.
 
—Quieres que el dolor pare cuando tomas mi mano, ¿no es así? —Dijo mirándome a los ojos con una leve sonrisa. Asentí con cautela. — Ella hacia lo mismo, cuando me alteraba, tomaba mi mano y escuchaba, como tú, siempre tan atenta y pendiente, te preocupas más por los demás que por ti misma, y eso es a peligroso. —Era verdad, me tenía sin cuidado lo que me pasara. -Siempre buscas alergias o excusas para no comer. Eso hacía ella. Guardas objetos punzantes en una caja, eso hacia ella. Siempre llevas buzos y odias educación física, al igual que ella. Nunca voy a entender todo eso, simplemente, cada detalle tuyo me recuerda a ella. — Sonrió con lágrimas en sus ojos mientras mi piel se helaba por su comentario de mis costumbres. No tenía claro quién era ella, ni una pista, solo sé que la perdió de una manera trágica. Me dejó un poco pensativa lo de la caja, ¿la habrá visto? Nunca pensé que Zayn fuera tan observador.
 
— ¿Cómo la perdiste? —Dije y su ceño se frunció. —Lo lamento, si quieres no la respondas. —Zayn miró a otro lado y puso su mirada en un punto fijo.
 
—Una noche, después de ir a hacer unas compras a un centro comercial que queda cerca de nuestro conjunto, la invite a pasar la noche en mi casa como siempre solíamos hacerlo, pero, esa noche se negó, me dijo que estaba agotada y que tenía tareas pendientes para el lunes. Fue un sábado, siempre fue muy preocupada por el estudio. Entonces yo acepté y le dije que mañana temprano la llamaba, y nunca olvidaré su reacción: sus ojos asustados, sus manos inquietas, la manera notable en la que pasó saliva, demostrando lo nerviosa que estaba y su sonrisa fingida. Ella sabía que no la volvería a ver. Al siguiente día, la llamé, como siempre, hablábamos de nuestro programa favorito y la escuchaba reír, risa que encontraba fastidiosa, igual a la tuya. Pero ese día no contestó, lo que me dejo muy preocupado, así que fui a su casa y encontré todas las cortinas cerradas, sus padres estaban de viaje y ella quedó sola por 3 días. Entré a su casa y no se escuchaba nada. Cuando subí a su cuarto, lo único que vi fue oscuridad. Busqué su cama sin prender la luz para no despertarla. No escuché su respiración, así que abrí las cortinas y todo se fue abajo cuando la encontré muerta. Un corte atravesaba su ante brazo, dejando un charco de sangre manchando su cubrecama y el piso y un tarro de pastillas al lado de este. —Su mirada se llenó de lágrimas otra vez. —No lo pude asimilar. La lleve a un hospital porque seguía con la esperanza de que se quedara conmigo. Al parquear el auto me estrelle con un travesaño por la parte trasera, no podía controlar mis nervios. Cuando entré con ella en mis brazos, una enfermera corrió hacia mí con una camilla y apenas la observo, me dijo lo que nunca quise oír. No había nada que hacer. Sin embargo, la pusieron en la camilla y la llevaron a un cubículo. Ahí hicieron unos exámenes a su cuerpo sin vida y como era de esperarse, se había suicidado. Me aseguraron que el corte no la mato, fueron las pastillas, uno sobredosis me la quitó. —Dijo finalmente. Muchas cosas cuadraban ahora. No, la verdad no lo hacía. No sabía cómo sentirme al respecto. Podía ver el dolor de Zayn, y darme cuenta de algo: El suicidio no mata el dolor, por el contrario, genera más dolor. Quizá ella pudo descansar, pero dejó a Zayn con un fantasma persiguiéndolo durante todos sus días. Y la única manera de hacer descansar a Zayn era yéndome de su vida.
 
—Lo lamento demasiado. —Fue lo único que pude decirle. Él asintió comprensivo. Dejó caer su maleta y se sentó contra la pared respirando fuertemente. Me senté junto a él y puse mi mano es su rodilla para calmarlo un poco. —Todo va a estar bien, ¿sí? —Le dije en tono suave. Él sonrió irónico y negó.
 
—Eso era lo que vivía repitiéndome a mí mismo cuando se fue, pero la verdad nada nunca lo estuvo. Me volví loco, Collins. —Dijo desilusionado.
 
— ¿A qué te refieres? —Dije tomando su mano, lo notaba demasiado intranquilo, quería ayudarlo con todas mis fuerzas. Zayn suspiró pesadamente.
 
—Después de la muerte de Emma, algo falló conmigo, me volví loco. Desarrollé una clase de trastorno, ni siquiera sé si lo era, pero, no podía controlarme, era una mezcla entre rabia, estrés y ansiedad que se derramaba todo el tiempo.

 

—Trastorno de estrés postraumático. —Susurré. Él me miro sorprendido. —También podría ser trastorno explosivo intermitente.

 
— ¿Cómo sabes? —Dijo incómodo.

 
—A mi madre le detectaron eso hace unos años, todos los traumas y desilusiones que tuvo la hicieron perder la cabeza. —Dije de la misma manera que Zayn. No me gustaba recordar todos esos episodios con mi madre completamente deprimida. Tenía que darle los calmantes que le recetaron en su comida para que todo se calmara un poco porque no podía tomarlos ella sola, siempre decía que no necesitaba de eso para vivir, pero sí, sí que los está necesitando.

 
— ¿Le dieron de estás? —Sacó de su bolsillo un tarro de pastillas y me lo entregó. Mis manos temblaron al tenerlas en mi poder. -Son recetadas, mi madre me llevó a un psiquiatra y diagnosticaron algo, me intervinieron por dos meses y al salir, me dieron eso para controlar el desastre que faltaba por arreglar. —Dijo algo avergonzado. Asentí.
 
—No tenía idea, Zayn, ¿cómo has estado? —Dije con tono de preocupación al cien por ciento.

—Mejor, los ataques han reducido un gran porcentaje. —Dijo satisfecho, pero con algo de disgusto. Sonreí levemente. — ¿Y tú?

—Mu-Muy bien. —Tartamudeé, dejando al descubierto los nervios que me causó esa pregunta.  —Gracias. —Sonreí para disimular. Él sonrió.

—Qué linda sonrisa. —Dijo en un susurro casi inaudible, pero lo escuché. Sentí mis mejillas arder levemente.

—Gracias. —Dije algo apenada. Él fijo su mirada en mí. Cuando sentí demasiada ansiedad e incomodidad en mí, retire la mirada de él y baje la cabeza. Observe al pequeño cachorro que estaba en mi bolso durmiendo y sonreí. Metí mi mano para sacar mi móvil y sin culpa lo desperté. Apreté mis ojos y suspiré. El pequeño animal comenzó a chillar y a aullar.

— ¿Vienes con compañía? —Dijo Zayn sonriendo. Su mirada no se había quitado de mí hasta que saqué al cachorrito a la luz. Ver al perrito generó en Zayn una mirada de ternura que me dejo perpleja. Ahora la que no dejaba de mirar a Zayn era yo. El cachorro camino con pereza desde mi regazo hasta el regazo de Zayn que estaba al lado mío. El chico del pelo negro cargo al animalito en sus brazos y este bostezó. Zayn sacó un paquete de galletas de sal y le dio unas cuantas a la criatura hambrienta.  —Es demasiado hermoso, ¿de dónde lo sacaste? —Dijo y me miró atento. Moví la cabeza levemente para volver a la realidad, ya que me había quedado hipnotizada mirando a Zayn. Él rió levemente al darse cuenta que lo miraba como estúpida.

—Mmm, por el parque Lister. Me senté en una banca y lo encontré ahí. Al parecer lo abandonaron y lo quise, tú sabes, adoptar. —Dije algo apenada.

—Qué lindo de tu parte. —Dijo contento. — ¿Cómo lo vas a llamar? —Dijo alzando al pequeño cachorro en el aire. Sonreí.

—No lo sé. —Dije subiendo mis hombros algo resignada.

—Podrías llamarlo…—Dijo pensativo. —Ecko.

—Sí, ese me gusta. —Sonreí. Zayn me entregó a Ecko.

—Acompáñame a mi casillero, tengo una toalla para que te seques. —Dijo y asentí.

El día pasó demasiado lento para mi gusto, estaba pensando demasiado sobre todo lo que Zayn había dicho. Me sentía mal, sentía que Zayn solo estaba ahí por mi parecido con Emma, no por lo que yo era, bueno, ninguno de los dos nos conocíamos muy bien, pero, algo no me gustaba de todo esto.

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Hola, he vuelto, espero que les guste.

Las quiero mucho, gracias por sus comentarios y por todo :)

PRONTO VOY A HACER MARATÓN :)

No olviden comentar y votar, diganme qué piensan de la novela en sus comentarios, es demasiado importante para mi :)

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Listen to me  (Zayn Malik)Where stories live. Discover now