Capítulo 31.

1.6K 160 14
                                    

31 . Confianza.

Poco a poco los nervios de Jack se calmaban respecto a Isabel, salía más seguido y ya se presentaba decentemente en Comisaría después de dos meses pero lo dejó.

Jack lo había hablado con Michelle y acordaron que mejor trabajara para ella, haría lo mismo pero en otra ubicación más segura siendo cuidada personalmente por ella con tal de que no baje el rendimiento que les hacía falta en el CNP; Isabel no sabe nada del CNI, no hay ningún plan necesario para que lo hiciera.
Así que aunque ella haya vuelto la malla ya no la volvió a ver pero mantenían contacto con ella en un plan amistoso; se encargaron de contratar alguien más y volver a ocupar esa oficina viendo que hacía falta una persona sirviendo en carne y hueso mientras Isabel lo hacía por correos.

Gracias a todo eso Michelle e Isabel se conocen un poco mejor, tampoco se hacen las mejores amigas pero la relación no está tan mal, sin embargo Michelle al comienzo seguía siendo fría y dejaba en claro el "trabajo es trabajo" dando a entender que no era necesario tener alguna relación pero había un porqué: Jack no es el único que quería demasiado a Julia y en sí, Michelle tiene miedo, teme encariñarse o algo por el estilo como si fuese un perrito nuevo porque sabe que algún día va a morir o en este caso sabe que es peligroso querer a alguien y viéndolo bien Isabel si era como un perrito en la oficina con ella, notaba la emoción y constante alegría que cargaba, siempre la buscaba para preguntarle en qué puede ayudarla, alagaba sus outfis y a lo poco que se abría Isabel le recalcaba que es una gran mujer.
Todo esto porque a ella le emociona trabajar con otra chica, toda su vida ha sido muy privada y sólo sabe lidiar con hombres, en cambio a Michelle le daba igual con quién tiene que trabajar.

Así que, aparte de ser parecida físicamente a Julia sabía bien que no es una mala persona, Jack tiene razón en que tiene mucho amor especial que dar, que brilla demasiado y dentro de lo que cabe es muy pequeña, Michelle está allí para enseñarle todo lo que sabe y hacerla mejor de lo que ya era en la Comisaría, estaba de instructora prácticamente, o como ella lo miraba, de niñera.

Por otro lado el Superintendente continuaba su rutina en compañía de Volkov mientras que Horacio y Gustabo deberían estar en cubierta en algún punto de la ciudad sacando información.

Hace unas semanas Isabel le encargó escribirle una carta a Julia, sus niños y todo compañero y ser querido que ha perdido, le daba tiempo a solas para tomarse su momento, le ayudaba a quitarse el estrés de encima cuando salía de la oficina y no lograba escribir nada. Prácticamente lo consintió y le dio todo el espacio pero también cariño necesario hasta que llegó el fin de semana.
Fueron a un valle, ella se quedó en el auto mientras él caminó lejos con la carta en mano, le habló al cielo, gritó, lloró, suplicó, maldició y despidió para al final quemar esas hojas ¿había funcionado?

Jack ya ni sabía si lo había superado, sólo le dio la espalda y trató de avanzar hasta donde le fuera posible.
Su imaginación voló cuando volvió al auto y la pudo apreciar con la cabeza recargada arriba y los ojos cerrados, eran las 4 de la madrugada y cayó rendida con facilidad pero lo que le importó fue el hecho de que confió relajarse y descansar sabiendo que él iba a volver.

•••

-¿Sabes qué podemos hacer?-Hablé quitando el alcohol de sus manos y deslizando una taza de café; no ha parado de beber desde que quemó la carta.

Hizo un gesto rendido con las manos por mi acción y suspiró.

-¿Qué?

-Ir con un psicólogo.-Quejó como un auténtico señor apenas dando un trago a la taza.-Jack ¿que acaso no has consultado con uno en toda tu vida?

-No necesito esas mierdas.

-¿No?-Negó.-Yo si.

-¿De qué coño lo vas a necesitar? Estás bien.-Hizo una pausa.-Bueno a ver, después de lo que me contaste.

Negué.

-Si vivo con un hombre como tú lo necesitaré hasta que veas a uno.-Señalé tomando mi taza.-Te dejo que lo pienses.-Me paré a su lado que estaba sentado en la isla.-Si estás de acuerdo que yo consulte uno ¿por qué tu no? Has pasado por mucho, no serás fuerte para toda la vida aunque lo pretendas con todos.

-¿Qué supones?-Se giró a verme con la vista alzada retándome.

-Todos tenemos nuestros límites.

-¿Y no crees que ya lo pasé? Tengo toda mi vida cansado, no tienes ni puta idea de las veces que he intentado tomar darme con la puta pistola.

Duele más de lo que pensé escucharlo decir eso.

Quedé en silencio y asentí apretando mis labios.

-Pues con más razón.-Sentía que las lágrimas querían salir.

-No, no, no, no, no comiences a llorar, joder.

Volvió a quejar con poca paciencia.

El alcohol lo hace él mismo, más violento y contestón.
Algo que no ha mostrado desde que estamos juntos.

-¿Es que no te das cuenta de lo que me estás diciendo? ¿Cómo quieres que reaccione? Entiendo que te sea difícil dejar ir esa parte de tu pasado pero entonces ¿dónde voy a quedar yo? ¿Cómo voy a estar segura de que me quieres o que seré parte de tu futuro si tú mismo no avanzas?

-Lo intento.

Rodeó los ojos mientras se hacía hacia atrás del enfado.

-Pues demuéstralo pero si no estás listo tienes que decirlo. No quiero estar aquí parada esperándote.

Soltó la taza, se puso de pie tomando mis brazos centrando a verme.
Apestaba a alcohol y su mirada estaba nublada, totalmente perdida tratando de estar decente.

-Deja de pensar en esas estupideces, coño, estoy bien, estamos bien.-Levantó sus manos en mis mejillas.-Haré lo que sea para que esto funcione ¿vale? Pero no me vengas con que no te quiero y todo eso.

Fruncí el ceño poco convencida pero no hizo más que besar mi frente.

Esa noche sabía bien que no era la indicada para querernos, fue como si la cama tuviese una pared que nos separó por toda la noche y esta mañana es la primera que desperté fuera de sus brazos pero sentía un poco de su peso detrás de mí que en breves desapareció en cuanto apagué la alarma y sus pasos se alejaron hasta el baño.

Con el poco ruido que causó su retiro llegó Ivadog sabiendo que Jack ya no estaba en la habitación y mejor para él: no estaba en la cama y se la podía robar.
En breves se subió tomando el lugar de Jack. Esta vez él no dijo nada y yo ni me giré a acariciarlo con el temor de toparme con él cuando saliera.
Miré el teléfono fijada en la fecha; hace unos días hablé con mi madre cancelando la visita a la tumba de papá, la más decepcionada ha de ser mi hermana pero como compensación le pagaré un viaje o algo, yo que sé... Sólo les dije que tenía mucho trabajo y no podía sacar el permiso cuando en realidad ya es demasiado poder salir al trabajo.

En toda la mañana las palabras fueron cortas: "sí, no, por favor, yo lo paseo mañana, se hace tarde, gracias y salgo temprano hoy".

En la oficina mientras trabajaba mi teléfono sonó notificando que mi ciclo menstrual ha concluido pero no registré nada en estos días...
Jamás se me ha atrasado... Ha de ser el estrés, creo yo... Tal vez me llegue un poco más tarde, no hay pedo.

Rosa 🌹 ; Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora