Capítulo 8.

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8. Paseos.


Acabando mi turno me topé a Volkov saliendo de la armería, tenía tanta pena de preguntarle algo pero prefiero eso a que dejarlo así.

—Volkov.

Se detuvo dándose la vuelta de golpe.

—Dígame.—Habló firme.

—¿Está en servicio?—Afirmó.—¿Lo puedo acompañar?—Hizo una mueca dudando. —Necesito hablar con usted, cualquier cosa puedo ayudarle.

—Vale, supongo que será importante... Adelante, sígame.

Lo seguí a su patrulla, aún no estaba convencido de acompañarlo, espero no meterlo en problemas.

Ahora la ciudad está algo tranquila igualmente.

—A ver... Cuénteme de qué quiere hablar.

—Es acerca de Jack.—Levantó la mano de golpe y detuvo el auto.—¿Qué?

No me respondió, se centró en buscar algo dentro.
Unos segundos más sacó y apagó micrófonos y hasta algo tan pequeño que parecían ser cámaras.

—Ahora sí ¿Qué pasa con él?—Preguntó nada sorprendido y continuó el camino.

—Bueno... Usted lo conoce más a como he visto.—Asintió.ー¿Cómo puedo no chocar tanto con él? Y sobre todo que acepte lo que le digo sin necesidad de gritarle.

—¿Le gritaste a Conway?—Preguntó sorprendido, comenzó a reír.–Hostia puta...—Se comportó carraspeando la garganta.—Pues mira... Pocos son los que le hablan tan fuerte a su nivel y me incluyo, a veces te lo deja pasar cuando está hasta los cojones pero en tu caso para tu puesto estás en tu derecho.

—¿De verdad?

Afirmó.

—Es tu trabajo, cualquier problema tienes que hablarlo y si no le queda claro pues mano dura. Conway no está sobre ti, están casi al mismo nivel. El problema es que... Es peligroso.—Admitió.—No me gustaría enterarme que discutieras con él y... Pues bueno, evitemos tragedias.

—¿Cómo tragedias?

No parecía saber cómo decirlo.

—Agresión... Física ¡Pero!, pero él siempre tiene respeto a la mujer, ojo, no quiero que me mal entiendas. Conway será de todo pero golpear a una mujer jamás pero no tengo idea de cómo reaccionaría si usted tiene un temperamento fuerte a como me han contado.

Bueno no quita que sea un loco, no me creo tener que tratar con alguien así.
Me hundí en el asiento.

—Bueno gracias por decirme.

—No te preocupes, las posibilidades son casi nulas, es un hombre de temperamento fuerte pero si le pones un alto te hará caso.—Reconfortó.—¿Era todo lo que me quería decir?

—No, hay algo más... Él comenzó a hablarme en inglés, me molesté por lo que decía y le grité... También en inglés.—Bajé la voz de vergüenza ya de recordarlo.—No discutió más, se quedó como ofendido... Triste... No tengo idea y dijo que hacía años que una mujer no le gritaba así.

Voltee a verlo y este se puso tenso.

—Bueno... No sabría con exactitud la respuesta.

—¿No?—Negó sin siquiera voltear a verme.—Ya veo.

Claramente me miente pero no será asunto mío entonces.

Quedamos en silencio durante todo el camino, antes de que se alejara más de la ciudad bajó la velocidad.

—¿Quiere que la deje en comisaría nuevamente?

Asentí.

Llegando me bajé, agradecí que hablara conmigo y se fue.

Miré la hora que marcaban las 7:24 pm, tenía mensajes de mi madre y notificaciones en redes sociales aburridas.

—Qué milagro que sigas aquí, ven conmigo.

Exclamó hablando en mi hombro, para cuando lo miré ya se miraba caminando al estacionamiento.

—¿Qué pasa?—Le seguí viendo por última vez el mensaje y guardando el celular en mi pantalón.
Se dio media vuelta, fijó su mirada en este y lo tomó.—¿Qué haces?

—No lo necesitas, sube.

Este me va a desaparecer por hacerle enojar, ya estuvo.

Miré a mi alrededor, habían oficiales igualmente, no dijo más y no sabía qué más preguntarle, igualmente no me respondería.

Subí, no tenía idea de a dónde me llevaría y el GPS del auto estaba apagado, sólo sonaba cómo carraspeaba la garganta cada 10 minutos, van tres veces y sigo con el miedo de preguntar, además que desconozco toda esta zona pero sigue dando vueltas.

—¿Cuál es su plan?

Lo miré, sólo me vio de reojo y se centró en el camino.

...

Un celular comenzó a a vibrar en su pantalón, bajó la velocidad y lo sacó, era el mío. Se fijó en el nombre e hizo una mueca.

—Te llama tu madre.—Quise tomarlo y lo apartó.—Ah na na na na.—Lo dejó en el aire hasta que dejara de sonar.—Dile que estás en una reunión.

Ahora sí me lo dio.

—Das miedo.—Lo tomé, lo desbloquee con la huella y escribí rápidamente lo que me dijo, seguido de un corazón.

—¿Ya?—Asentí, lo tomó y volvió a bajar la velocidad para leerlo, hizo otra mueca posiblemente al ver el corazón y lo bloqueó.

Lo dejó debajo de él, en su trasero prácticamente y siguió conduciendo, la ciudad estaba quedando cada vez más lejo.

—¿Ya me dices cuál es tu plan?—Pregunté aburrida, ya no sentía miedo, me estaba molestando.
Recargué mi codo en el estrecho espacio que había a la ventana y me quedé mirando al exterior.—¿Vas a desaparecerme por gritarte o qué?

Comenzó a reír, jamás lo había escuchado reír pero no era nada amigable.

—Vamos a tener una conversación.

—Podemos tener una conversación decente en donde hay más vida humana.

Negó.

—No es lo mío.

Rosa 🌹 ; Jack ConwayKde žijí příběhy. Začni objevovat