18. Visitas inesperadas y Leo.

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Cat

-¿Crees que estoy demasiado maquillada?

-Depende, ¿Vas a ir a matar a Batman?

-Oh Ryan, eres tan gracioso, mira como estallo de la risa-ironicé dándome la última capa de rimel. Me volteé en la silla giratoria de mi tocador para verlo, tirado en mi cama.

-¿Por qué aún tienes esto?-frunciendo el ceño, agarró la estatuilla de conejito de la mesita de noche. Rodé los ojos.

-Estoy esperando para estamparla en su cara.

Dylan había huido aquel viernes. Will le contó a Cambell que había viajado fuera de la ciudad en compañía de su madre, para algún viaje de negocios, el mismo en el que debió estar durante aquella fiesta. Me había pasado los primeros tres días esperando a que me llamara o a que por lo menos se dignara a escribir, pero eso nunca pasó. El miércoles, Seth me contó que el entrenador había rechazado su excusa de ausencia y nombró a Ryan como capitán definitivo del equipo; y fue eso y solo eso lo que lo hizo volver al día siguiente. Se la pasó todo el día ignorando mi existencia y por más que le rogó al entrenador, no logró persuadirlo de cambiar su decisión. Estaba más que tentada de  ir y burlarme en su cara por su desgracia, pero quería parecer más madura que eso.

Ahora, exactamente una semana después, Ryan había logrado sacarme de la cama, en la que me había refugiado toda la semana, intentando juntar todos los retazos de mi dignidad y de mi autoestima. Me había dicho que tenía la tarde libre y quería hacer algo interesante... Su gran error fue darme a elegir el plan.

-Quiero grabar eso cuando ocurra-dijo, devolviendome a la actualidad y regresando la estatuilla a su lugar. Se incorporó sobre la cama-¿Estás lista?

Tomé mi chaqueta del respaldo de la silla y me levanté.

-Vamos.

-¿Ya sabes que quieres hacer?

-Si-le sonreí ampliamente-Quiero un perrito.

...


-... ¿Este?-preguntó Ryan con cansancio, sosteniendo un labrador chocolate.

Ese era el quinto refugio al que íbamos. Por más narices mojadas y colitas contentas que viera, no lograba sentirme conectada con ninguno.

-Mmm, no se. Me asusta su cara, tiene cara de maleante-dije, observando al perrito. Más que eso, parecía gruñir internamente cada que volteaba hacia mi.

-¿De maleante?-preguntó Ryan divertido-Cat, es un perrito, no un narcotraficante ruso-bajó el perrito y tomó al siguiente, uno mediano y de color blanco.

-Debemos conseguir un perrito con el que tengamos la tranquilidad de saber que no huirá para unirse a una pandilla-bromeé y me acerqué a examinar la melena enredada y rizada del perro.

-Mira, tienen el mismo pelo-sonrió burlón y lo dejó de nuevo en el suelo.-Concéntrate-me dijo al ver mi cara de frustración-Phineas y Ferb escogieron a Perry porque tenía una conexión con ambos... También porque los miraba a ambos al mismo tiempo-se encogió de hombros.

-¿Quienes?

Me miró, realmente ofendido.

-¿Los del programa para niños?-pregunté, sintiendo como nacía una sonrisa en mi rostro-No te lo puedo creer.

-¿Qué? A veces no hay más que ver en la madrugada-se defendió, ajustándose mejor la chaqueta negra.

-No está mal que te guste-lo animé mientras buscaba más perritos disponibles.

VIVIENDO CON EL ENEMIGO (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora