1. La llegada.

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Cat
-Tal vez podamos salir y escapar sin que la azafata lo sepa-le susurré a mi hermano mientras subíamos al avión.

-Cat, prometiste comportarte con este asunto-me dijo y rodé los ojos... ¿Nueva casa? ¿Enserio era necesario que papá comprara una nueva casa?, peor aún ¿Era necesario que nos llevara a vivir con él?

-Lo se, pero...-No continué hablando porque sentí mi pie atascado con algo-Carajo-dije mientras trataba de sacar mi pie de entre unas maletas de mano que estaban cumuladas en el suelo. Miré en dirección a Seth quien caminaba.

-Seth pss, ¡Seth!-lo llamé tratando no armar escándalo. Mi hermano se volteó.

-¿Que haces? Muévete-me dijo y en ese momento noté que muchos más pasajeros comenzaban a subir al avión. Disimuladamente traté de sacar mi pie de allí, pero el condenado tenis de plataforma alta no quería cooperar.

-Mi pie se atascó-le susurré a Seth, más que nada porque no quería gritar con desesperación que me había atorado como una niñita frente al grupo de chicos extremadamente atractivos  que comenzaba a acomodar sus maletas a mi lado.

-¿Qué dices?-me preguntó mi hermano con confusión.

-Ayúdame-susurré haciendo señas hacia mis espaldas para que viera mi pie.

-¿Hablas de tu periodo?-preguntó Seth fuerte y claro, me puse colorada y me di una palmada en la frente, uno de los chicos reprimió una risa y negó con la cabeza divertido, estoy segura de que él si pudo captar mi pedido de auxilio.

-¿Cómo llegaste a esa conclusión?-pregunté lo suficientemente fuerte para que escuchara-¡SETH PEDAZO DE ESTÚPIDO! ¡ESTOY ATORADA!-le grité y el resopló. Si, el plan de evitar un escandalo no había salido tan bien.

-¿Por que no lo dijiste antes, tonta?-me dijo y tomó mis manos halándome hacia el mientras yo me inclinaba más para que lográramos sacarme de allí.

-Vamos-dijo mientras el halaba mas fuerte.

-¿Seth y Cat Smith?-preguntó una voz femenina a mis espaldas y cuando iba a voltear para mirarla, Seth logró tirar de mi y caímos, yo hacia adelante y el hacia atrás, llevándonos a nuestro paso a una pobre anciana que estaba en el momento y lugar equivocados.

-Somos nosotros-respondí adolorida levantando apenas la cabeza.-Lo siento mucho señora-le susurré a la anciana que gracias al cielo se había sostenido de un asiento antes de darse contra el suelo.

-Claro-dijo, sonrió y le guiñó un ojo a mi hermano, el gesto fue tan pequeñito que estaba segura de que lo había notado por mera suerte-Acompáñenme, ustedes van en primera clase-dijo la mujer, le dio otra mirada a mi hermano y se dio la vuelta para irse. ¿Primera clase?, usualmente hubiera discutido sobre el despilfarro del dinero pero quise dejarlo pasar porque no me apetecía pasar todo el viaje cargando la mirada acusadora de la anciana que me estaba comenzando a asustar.

-Es linda-comentó Seth refiriéndose a la azafata que podría ser unos siete años mayor que él.

-Tu cállate-le dije levantándome.

Después  del vuelo me encontraba sentada en la parte trasera de uno de los autos de mi padre, con mi hermano sentado en el asiento del copiloto hablando animadamente con Javier, el chofer, él  hombre parecía amable y trataba de incluirme en la conversación cada cierto tiempo.

-¿Usted que cree señorita? -la voz cálida de Javier me saco de mis pensamientos .

-Perdón ¿Que?-pregunté algo desubicada, en realidad no estaba prestando atención desde hacía ya varios minutos, estaba concentrándome en la frustración que me causaba la facilidad de papá para acomodar nuestras vidas a su antojo. Desde el divorcio solo nos honraba con su presencia en cumpleaños, navidades y uno que otro día festivo, y eso estaba bien, funcionaba para nosotros, no lograba entender cómo despertó un día y pensó "Wow, mis hijos están cursando sus últimos años de escuela con sus amigos de infancia y en su cálido hogar, es momento de traerlos a ricolandia".

VIVIENDO CON EL ENEMIGO (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora