5. ¿Dónde está Seth?

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Unos incómodos rayos de luz hicieron que mis ojos se abrieran poco a poco, sentía un inmenso dolor en la cabeza, parpadee varias veces mientras mis ojos se acostumbraban a la luz del lugar, mi boca se sentía pastosa y prácticamente me era imposible tragar saliva. Intenté levantarme impulsada principalmente por el deseo de un vaso de agua, pero justo en ese momento me di cuenta de que no estaba sola, una mano reposaba en mis caderas atrayéndome hacia la calidez de un cuerpo tras mío. Giré mi cabeza tanto como pude para identificar a la persona y que Dios me ampare, Ryan yacía plácidamente dormido allí, sus espesas pestañas reposaban en el inicio de sus mejillas y pequeños sonidos salían de sus labios entreabiertos.

-¿Que demonios?
Escuchar mi propia voz también fue una sorpresa, parecía que hubiese gritado varías horas sin parar y ahora lo único que quedaba de mi voz luchaba por salir. Rápidamente lleve mis manos a mi cuerpo, aún tenía mi vestido, algo arrugado y arremangado en los muslos pero estaba allí. Aparté la mano de Ryan de mi cadera y me senté en la cama con brusquedad haciéndolo despertar.

-Buenos días, invasora.-su voz mañanera sonaba mucho mejor que la mía. Se talló los ojos con los nudillos, lo que provocó que un poco de ansiedad se apoderada de mi, nadie debería tallarse los ojos.

-¿Disculpa?-Mi voz apenas y se escuchó.
Se rió.

-Suenas como el tipo de Terminator-Se sentó también, la sabana se le resbaló por el torso desnudo.-Disculpa aceptada-se encogió de hombros.

-¿Que haces aquí?-tomé la sabana y me cubrí las piernas maldiciendo el frío mañanero.

Las cejas de Ryan se fruncieron e inclinó la cabeza para mirarme con curiosidad.

-Aquí duermo.

-Qué...-le eché una rápida mirada al lugar, las sabanas negras, la pantalla plana frente a mi... Esta no era mi habitación-¿Por qué me trajiste aquí?-exclamé.

-¿Qué hice qué?-enarcó una ceja.

-¿Me trajo Cheetos?

-¿Quién es Cheetos?-preguntó con su sonrisa de listillo. Cuanto le divertía la situación.

-No entiendo nada-chillé sosteniendo mi cabeza que para ese momento se sentía anormalmente pesada.

-Veamos-Ryan se levantó, solo llevaba los jeans arrugados de la noche anterior, recogió su camiseta verde militar del suelo y se la puso-Esto es lo que puedo decirte, aproximadamente a las 4 am envié a Alison a casa en un taxi, eché a los borrachos caídos en el jardín y subí hasta aquí para dormir, pero tú estabas extendida en mi cama cual estrella de mar y te negaste a levantarte, te envié hasta el rincón y me acosté-relató.

Sentí el calor subir hasta mis mejillas pero no era suficiente contra el arrebatador frío de otoño, me abracé en busca de calor y desvié la mirada de la suya. Pequeños fragmentos de recuerdos aparecieron frente a mi, me había despedido del chico de la pista de baile y de Cheetos y el equipo, me sentía muy mareada y decidí subir hasta mi habitación para dormir, solo que al parecer había subido un piso de más y había terminado en la cama de Ryan.

-Hay muchas más habitaciones en la casa-murmuré.

-¿Por qué iba a querer dormir en otra habitación?Esta es la mía-se cruzó de brazos.-Vamos, si te cuesta recordar estoy seguro que Amy aclarará tus dudas-extendió su mano hacia mi pero estaba lo bastante avergonzada para aceptarla, así que aun abrazada me levanté de la cama. Ryan me dio otra de sus sonrisas y se acercó hasta la puerta a nuestro lado, demoró unos segundos y volvió con una sudadera negra.-Estas temblando y apenas es agosto, esperemos que no te congeles en invierno-me extendió la prenda, la miré unos segundos y volví a mirarlo a él-Está limpia, siempre lavo mi ropa-frunció levemente el ceño.

VIVIENDO CON EL ENEMIGO (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora