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¿Y si llegará alguien que les
mostrara lo divertido que puede
ser romper las reglas del juego?
¿Aceptarían?
¿O se dejarían intimidar
por el qué dirán?
¿Será que...
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El domingo por la noche había llegado, ese día era la dichosa fiesta en casa de Iris Apatow, una de las chicas más bonitas de todo el instituto, era conocida por dar las fiestas más alocadas y descontroladas. A esta misma fiesta habían sido invitadas miles de personas, su casa era inmensa y como aún era verano las piscinas se encontraban abiertas.
Sadie consiguió el número de Aidan, el chico le parecía algo raro y tal vez confianzudo pero necesitaba a alguien si quería sobrevivir en Manhattan. Luego de enseñarles las fotos de Dina con una especie de chico a Bart, recibió su paga, la cual se encargaría de gastar luego ya que hoy sería una noche para divertirse.
──¡Nos vemos en la mañana!──gritó la pelirroja saliendo de la casa mientras encendía un cigarrillo, llevaba una falda negra de cuero junto con un sostén rojo carmesí de encaje.
Caminó por las ruidosas calles de Nueva York, esa ciudad nunca descansaba, ya casi eran las 02:00 am y aún había gente en la calle. La pelirroja había hablado con Aidan y se suponía que se encontrarían en la fiesta.
──¿Esta es la casa de la tal Zapatow?
──Sip, ésta es──contestó Aidan llegando a su lado──O eso creo, no sé quién sea Zapatow.
Sadie apagó su cigarrillo──Ahora.. ¿Quién quiere beber hasta perder la consciencia?──le sonrió al ojiverde tirando de su brazo y adentrándose así a la casa, la cual se encontraba llena de personas.
La música inundó rápidamente sus oídos y el olor a alcohol llegó a sus fosas nasales, casi al mismo tiempo en el que las luces de colores encandilaban sus ojos. Ambos caminaron en busca de alcohol, Aidan por un lado y Sadie por el otro, lo que no sabía ella era que iban a jugarle una mala pasada. Mientras se dirigía a lo que parecía ser una cocina encontró un vaso con bastante alcohol, el cual decidió quedarse.
──Oigan ¿Alguien sabe dónde está la maldita cocina?──inquirió acomodándose la falda, dejarse ayudar por su madre no había sido una buena idea──¡Increíble!──suspiró frustrada a la vez que continuaba su camino.
Lo cual desearía no haber hecho ya que una persona había volcado su bebida sobre sus pechos inundando de alcohol su sostén y manchando su falda.
──¡¿Que mierda es lo que te sucede?! ¿Acaso eres idiota?──elevó su vista, en seguida notó de quién se trataba.
──Oye.. yo no te vi. No es mi culpa si estás ¡En el medio del camino! Lo cual podría plantearse en la primera vez que te vi──se cruzó de brazos, se trataba de Wolfhard.
