Un secreto y una llamada.

282 21 5
                                    

Después de comer el bocadillo Asier (así lo llamaría cada vez que lo comiera) fui a ver a Julia y a Sheila (comparten habitación). Llamé a la puerta y me recibieron con una gran sonrisa.

-¿Qué te ha pasado en el pie?-Preguntó Sheila asustada al vermelo vendado.

-Me caí...una larga historia. Pero no podré esquiar...-Entré en la habitación y me senté en la cama poniendo el pie en alto. No era mi primer esguince, tampoco sería el último.

-Tenemos tiempo.-Añadió Julia.

-Está bien...-Les conté todo, pero todo lo que había pasado hoy y se quedaron sin palabras.

-Por eso no has ido a las 9, por eso te has jodido el pie, ¡por eso tienes tan buena cara!-Gritó Sheila divertida.

-No tan rápido.-Dijo Julia pensativa. La miré confusa.-Te ha besado a ti pero también a la rubia.

-Yo...bueno, tienes razón. -Dije desganada. Y soy tan tonta que me había emocionado por un beso que horas antes le había dado a una rubia estúpida.

Al final volvimos a hablar de Carlos, siempre salía en nuestras conversaciones...

-¿Qué vas a hacer con Carlos?-Preguntó Julia.

-No lo sé. Pero debo terminar con esto antes de irme. No quiero perder la amistad y menos por un tío que ya se ha ido y seguro que no volveré a ver.

-¿Quieres que lo llame?-Se ofreció Sheila y asentí con una sonrisa triste.

A los 5 minutos alguien llamó a la puerta, abrimos y vi a Noelia que sujetaba del brazo con fuerza a Carlos. Seguro que se opuso a venir aquí.

-Os dejamos solos.-Dijo Noe sacando a las chicas fuera.

Cuando Carlos vio mi pie herido puso una cara de susto y preocupación que me hizo sonreír.

-No es nada, sólo un esguince. En 15 días estaré como nueva.

-¿Cómo te lo has hecho? -Preguntó mientras quitaba la cara de rancio y la sustituía por pura preocupación.

-Estaba bajando la montaña con...-No puedo nombrar a Asier o la cago.-Y bueno tropecé y caí rodando.-Sonreí al recordar el momento en el que vi a Asier correr hacia mi.

-Nunca aprenderás a mirar por donde bajas ¿eeh?-Dijo mientras se sentaba a mi lado. Como ya he dicho, no es mi primer esguince y tampoco es el primero que me pasa por tropezar en la nieve.

-Ya ves. Oye quiero hablarte de algo.-Dije algo nerviosa.

-Claro, dime.

-Bueno...es que...

-Sin miedo. Hay confianza.-Sonrió.

-Me voy a ir y no quiero que estemos mal.

-Ya está olvidado, tranquila.-Besó mi frente y sonreí, aunque me pareció raro. Hace un día me habría besado los labios...

-¿Pasa algo?

-¿A qué te refieres? -Preguntó nervioso. Oh, si. Aquí pasaba algo que no quería contarme.

-Dímelo. No me voy a enfadar.

-Si, lo vas a hacer. Adiós fea.-Ni un beso ni nada, sólo se levantó y se fue.

Raro, muy raro.

Las chicas entraron a los dos segundos y se sentaron a mi alrededor al ver mi cara de "ha sido raro".

-¿Y bien?-Preguntó Noe, notablemente impaciente.

-No sé. Estamos bien, como amigos supongo.

-¿Y eso es malo?-Cuestionó de nuevo Noe.

Tras las aparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora