¡Compras!

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Las 10:00

Me levanté gracias a mi querido móvil que insistía en interrumpir mis sueños...pero no era la alarma, era una llamada.

-¡¿Qué?!-Dije malhumorada mientras enterraba la cara en la almohada.

-Buenos días a ti también.-Rió. -Levanta ya que tienes que ir de compras.

-Y tú tienes que dejarme vivir.-Me quejé y mi voz quedó ahogada por la almohada.

-Venga o voy a buscarte.

-No sería mala idea. ¿Cómo planeas que vaya al centro comercial sin coche?-Ja, te pillé, hermanito.

-Puedo ir contigo si no tienes amigas.-Se burló.

-Idiota.-Me levanté de la cama con pereza y me acerqué a abrir la ventana. Eso me recordó a Sofía...-No vengas, que te follen, puto.-Él rió a carcajada limpia y yo colgué antes de que pudiera hablar.

Sofía me había dado su número así que sólo lo busqué y le di al botoncito verde. Sólo espero que no se niegue o tendré problemas para ir...

-¿Si?-Preguntó medio dormida. Genial, así debería estar yo.

-Hola, soy Vicky.-Me siento tonta al decir esto, llámenme loca.

-Oh, si.¿Qué pasa?-Bostezó y sonreí.

-Nada, bueno si. Pero te cuento en el centro comercial. ¿Me llevas?

-¿Compras?-Dijo animada.-¡Claro que si!

-Gracias. ¿Cuándo estarás lista?

-Una hora.-Dijo, yo hice un ruidito para que supiera que estaba de acuerdo y colgó.

Ni adiós...que seca.

Bueno también puede ser que la chica sea una fanática de las compras y no quiera perder tiempo, que es lo más probable.

Me duché, vestí, sequé, peiné y delinee los ojos con negro. Me miré en el espejo y me encontré algo más delgada. ¿Cómo adelgazado en tan poco tiempo? Pregunten a mi organismo.

El espejo me mostraba con una camiseta rosa de manga caída, un pantalón negro ajustado y unas Converse también negras.

Una vez lista recogí la habitación, cogí dinero y bajé a desayunar.

No es que me guste dar mil vueltas a las cosas, pero soy así. No tengo remedio.

¿Por qué Diego quería hacerlo conmigo? Si, ya...Asier. Pero tampoco entiendo que tiene que ver él. Lo único que puedo pensar es en que es una apuesta, y no quiero que sea así.

Asier me ha dicho que me quiere y yo me he ido, pero si realmente es una apuesta he hecho bien. Mas...¿si no lo es? ¿Si lo siente de verdad?

No puede sentirlo, no de mi. No puedo gustarle con lo mal que lo trato, es decir, cada dos por tres estoy enfadada o lo está él. Siempre le digo cosas sin sentido para él, pero joder...lo tienen para mi.

No, definitivamente no puede quererme.

Y con esto se me plantea otro problema...¿con quién voy a la fiesta?

Odio esas estúpidas reuniones. Odio que mis estúpidos padres trabajen en cosas que requieran estas malditas fiestas tan patéticas y llenas de snobs.

Llegué a la cafetería, me bebí un zumo de naranja y comí un croissant. Para cuando lo terminé Sofía ya estaba esperando en la entrada. Sonreí y me acerqué corriendo a ella.

-Buenos días.

-¡Dejate de buenos días y vamos de compras!-Reímos y nos subimos a su coche. Al final si va a ser una adicta a las compras.

Tras las aparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora