Tinta Roja {FanFic Jason McCann}

Capítulo veintiuno "No"

Me recuesto en el pecho de Jason, quería tenerlo cerca de mí. Él acaricia mi espalda dulcemente. Suspiro pesadamente, es una verdadera lástima que solo disfrute sus caricias unos miserables minutos cuando las disfrutaba toda la noche. Y por un momento me pongo a pensar, es mejor que sean algunos minutos  antes que nada.

— ¿Ha pasado algo más mientras yo estoy aquí adentro? —pregunta.

—Lo de siempre. Las peleas con mamá siguen, mis hermanos y mi padre siguen igual de atentos. En la escuela no hay mucho que contar. Sigo yendo a esa misteriosa psicóloga, comencé a investigarla un poco, a evadirla y también a odiarla.

— ¿Y eso por qué? —Preguntón tenías que ser.

—Me saca de quicio y hay veces que no mido lo que digo.

— ¿La has puteado? —Jason ríe.

Su risa es hermosa. Quisiera que se ría siempre.

—No, he soltado cosas no tenía que haber dicho. Y la muy puta le contó a mi madre y buena, mi madre se cabreo bastante —Tal vez no debo decirle esto.

— ¿Tanto?

Sí, mucho. Muchísimo.

—Ya se le pasará.

Jason sigue preguntándome cosas, muchas cosas. Le he contado que Brad fue a visitarme, se cabreo un poco respecto a eso, pero le explique la razón. Mal hecho, se cabro aún más.

—Jade, ya tienes bastantes problemas conmigo —él estaba parado, sí. Ya nos habíamos separado— ¿Por qué lo hiciste?

—Estaba enfadada, molesta, estaba triste, me quitaron de tus brazos Jason.

—Yo también estaba cabreado —Alzo una ceja, esta cabreado hasta este instante— pero te dije que no te metieras en cosas que sabes que no debes meterte Jade. Eres terca.

—Bien, esa es la cosa que tenemos en común —respondo.

Jason no dice nada, solo tira su cabeza hacia atrás y sé que está maldiciendo. Lo sé. Tan solo de ver como mueve sus labios me doy cuenta.

Me paro y camino hacia la puerta. Siento a Jason tomarme de la cintura y alzarme para impedirme que me fuera.

—Suéltame —le digo, no forcejo con él— Jason, bájame —No hace nada, solo me sigue sosteniendo— Bájame, ¿qué no entiendes? —Nada— Jason, bájame ya. —chillo.

Jason me baja, estoy a espaldas de él. Su mano está en mi brazo. Lo sujeta fuerte. Me duele.

—No te irás hasta que terminemos de hablar, Jade.

Era un tono diferente al cual usaba cuando entré. Era el tono de Jason, él maldito Jason que conocí al principio.

—Estas cabreado, no se puede hablar contigo cuando te pones así —me doy la vuelta para mirarlo— Siempre que te pones así estas más terco que nunca y siempre quieres la razón.

—Disculpa, princesa —ahora habla irónico— Pero tú eres igual que yo cuando te cabreas.

No. Por supuesto que no.

—Te pones caprichosa, terca, insoportable, terriblemente insoportable, gritona —el sigue diciendo las cosas que tengo en contra, genial, ambos teníamos una lista de eso—Ya no eres una niña para comportarte así.

—No soy una niña, tú lo eres, eres un maldito imbécil de 17 años.

Él abre los ojos.

— ¿Cuántos años tengo? —preguntó.