20 [La sumida]

6K 613 81
                                    


Mis párpados pesan y no puedo identificar por qué

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mis párpados pesan y no puedo identificar por qué. A mi alrededor solo escucho gritos.

De placer.

De lujuria.

De dolor.

El aturdimiento me impide mover cada filamento de mi ser. Tanteo lo que hay a mi alrededor y noto que estoy tirada en el suelo sobre varias mantas, no sé de qué color son. Está oscuro y las luces provienen de un punto lejano: la enorme fogata.

«La fiesta», las palabras llegaa a mí como un pensamiento lejano.

Intento enfocar mis ojos en algo y lo hago en mis manos que están manchadas de tierra. La tengo entre mis uñas y por toda la piel. Quisiera ir hasta el fuego pero soy incapaz.

«¿Qué me pasó?», quiero preguntar; pero mi cuerpo lo sabe. Aún no puedo apagar la saciedad que siento. La necesidad que tengo. Los veo y solo quiero caer entre sus brazos, ser devorada con lentitud, quiero ser la presa que cumple con el deber intrínseco que tiene marcado en su sangre.

Con cuidado, me siento sobre las mantas. Me percato de que son de color blanco. Al moverme, se desliza por mi cuerpo una camisa de color negro. Automáticamente la tomo y me cubro. Mi ropa está dañada y mis pechos están al aire.

«Sangre», murmuro en mi mente cuando veo las manchas secas en mi abdomen.

—Ellos —intento decir pero solo sale un galimatías incomprensible.

Con cuidado, me busco la herida de mi esternón y noto que tengo una cortada poco profunda que está cicatrizando; la costra se ha formado y los bordes se han comenzado a difuminar. Me visto con la prenda, que sé es de Kris, y cubro mi desnudez mientras intento abrochar con torpeza los botones.

Subo mi vista e intento centrarme en algo que no sea yo. Pronto, lo que veo, trae a mí el primer encuentro. A cada latido de mi corazón, más quiero saciar mi insatisfacción. Necesito ser devorada, consumida hasta que no quede nada más de mí,

La sensación me desintegra con lentitud y me deja sin aire. La abstinencia se apodera de mi ser y, cuando observo al resto de los participantes, el ardor aniquila mi uso de razón. Como un animal agazapado, los miro con envidia. Ellos están teniendo lo que tanto deseo.

Y no sé por qué me gusta. Es antinatural, horrible, repulsivo...

Pero excitante, y me castigan para que no lo obtenga.

Tengo la cabeza tan embotada que me cuesta pensar; estoy mareada. Observo que la gente de mi alrededor está extasiada. Ellos disfrutan de cada momento junto a los seres que los muerden y beben de ellos. Parecen hipnotizados, como si estuvieran bajo el efecto de algún alucinógeno. En algunos casos, las criaturas perfectas se turnan para beber de los invitados y, estos últimos, caen en una nube de placer que me hace sentir una revolución de envidia en el pecho. Necesito más, aunque sea antinatural, necesito perecer ante la necesidad, anhelo perder el juego con lentitud y que la llama me consuma hasta la raíz de lo que soy.

No sigas la música || ¡Ya en librerías! 📚💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora