ᴅ ᴀ ᴅ ᴅ ʏ

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—  ... y, por último, aquí está el informe, Conway.

El superintendente hacía media hora que no escuchaba la historia de Gustabo. Se había perdido de la conversación en cuanto vio ese par de caderas moverse hacia delante y atrás, buscando una posición cómoda.
Ese día, Gustabo iba vestido como todo un hombre presentable; por debajo del chaleco antibalas, llevaba una camisa verde olivo un tanto ajustada, en la parte inferior, traía puesto unos pantalones negros igualmente ajustados de la cadera y de las piernas un poco más suelto. Aquella vestimenta traía algo de especial que todas las miradas se posaban en Gustabo.
Conway solo se la había pasado asintiendo y soltando ruidos afirmativos para que el contrario no sospechara de que no le ponía atención y que la mirada de su superior recorría cada parte de su cuerpo en forma deseosa.

Pero había algo que Conway no había notado, y era que Gustabo sabía que atención le daba poca, y que su vista se paseaba por todo él. Al sentir como la mirada oscura y penetrante atravesaba los cristales de las gafas para detenerse en él, lo hizo sentir demasiado nervioso. El superintendente no lo escuchó tartamudear, tampoco escuchó las risitas nerviosas que soltaba y pero sí notó el vaivén de sus caderas, provocado por el mismo nerviosismo.

Gustabo trataba de llevar el hilo de la conversación al percibir que su superior estaba en otro mundo, pero los pensamientos indebidos no tardaron en aparecer.
Rápidamente agitó la cabeza para desaparecerlos, y es que aquella pose imponente junto con esa voz potente no le estaban ayudando mucho. Empezó a sudar de la nuca.
Nunca había tenido ese tipo de reacciones hacia alguien, pero era totalmente entendible que se pusiera así frente a un hombre como era Jack Conway.
Miles de escenarios lo asaltaron, pero hubo uno que le gustó más; quería a su superior de daddy.

Entre que los dos no estaban poniendo atención a lo que decía el otro y que ambos estaban perdidos en el cuerpo del otro. Ninguno notó que Horacio había arribado a la oficina de Conway, este los miraba divertidos.

— Super, el comisario Volkov lo espera para patrullar.

El superior, sin apartar la mirada discreta que le tenía a Gustabo, se levantó de su silla detrás del escritorio y con un gesto le indicó a Dan que saliera de la oficina.

— Ahora bajo, tengo que hablar unos asuntos con Fred.

Horacio salió riendo del lugar. Joder, creo que necesito conseguir una silla de ruedas mañana por la mañana. Y se alejó en camino al lobby de la comisaría, dónde el comisario esperaba.

Conway cerró la puertas una vez Dan salió, le echó seguro y bajó la pequeña persiana que traía. ¿Qué coño planeaba?

Gustabo, por otra parte, siempre permaneció de pie en su lugar, detrás de la silla donde siempre se sentaba. Le sudaban las manos, sentía calor en todo el cuerpo.
El pensamiento no se iba y le daba mil vueltas en la cabeza. Comenzó a presentar un tic en la pierna, estaba nervioso, tenía a su superior detrás mirándolo, atento.

Tan metido estaba en su imaginación y poca atención prestaba a lo que estaba afuera, Gustabo empezó a hablar por debajo del tono normal, apenas audible para él, o al menos eso creyó.
Cerró los ojos un momento.

— Contrólate, contrólate, contrólate. Respira.

Conway, desde atrás, lo veía divertido. Sabía que los impulsos nadie los podía controlar, ni siquiera él. Se acercó lentamente al cuerpo de Gustabo, acercando su rostro al cuello de este, oliendo su fragancia. Le alzó un poco el pasamontañas y le lamió una parte del cuello.
Fred no podía moverse, el corazón sentía que se le iba a salir, el sudor ahora era frío. Ay santa madre de Dios, que el Señor me perdone.

— Estoy aquí para complacerte, Gustabin, ¿lo sabías?

El contrario tragó saliva, el tono de voz de su superior era ronco, empezó a sentir que unas manos aparecían en su cadera. No estaba en condiciones para saber que estaba bien y que mal, solo se dejó llevar cuando sintió nuevamente la boca de Conway cerca de su cuello.
Soltó el aire que tanto se había estado aguantando en un jadeo.
Las manos de el superintendente desabrochaban lentamente el cinturón de Gustabo, este no se volteó en ningún momento, no quería mirarlo a los ojos.
Mientras las extremidades del contrario hacían su trabajo, la lengua se paseaba juguetona en su cuello, de vez en cuando se detenía a dar pequeñas mordidas.

— Lo que quieras, te lo daré.

Quiero que me folles, la cabeza de Fred se empezaba a nublarse poco a poco con ideas cada vez más oscuras, y esto Conway lo sabía porque no había hablado ni una sola vez. Soltó una risa dolorosa para la erección que empezaba a tener Gustabo. Dios, con esa voz, cualquiera. Las manos del superior terminaron de quitar el cinturón del menor. Gustabo tenía dificultades para respirar, pero eso no era problema.

Conway metió lentamente las manos al pantalón del rubio, acariciando, de la misma manera su vello. El menor sintió como un fuerte escalofrío le recorría la espalda. Echó la cabeza hacia atrás, dejándola en el hombro del mayor, quién con delicadeza le quitó el pasamontañas. Recorrió con su lengua el mentón del rubio, quién esté a su vez, aferraba sus manos al cuello de su superior, entrelazaba una de sus manos en el negro cabello.
¿Qué carajos estaba pasando?

El suave toque de la puerta hizo que Conway soltará un gruñido que prendió más al menor, lo ignoraron un momento pero se intensificó, acompañado de la voz del comisario.

— Me cago en... - se alejó molesto de Gustabo y abrió de la misma manera la puerta. - ¿Qué quieres?

Volkov, al ver la cara roja de su superior, y que el acompañante no se volteaba, sintió como la incomodidad lo invadía. Decidió irse de ahí con una disculpa.

— Conway.

El superintendente se volteó mientras entrecerraba la puerta. Alzó una ceja en señal de que continuará hablando.

— Llámeme.

Se apresuró a abrocharse el pantalón y colocarse adecuadamente el cinturón para salir de la oficina.
Conway se recargó en el filo de la puerta, con un brazo soportando el peso y se dedicó a ver cómo aquellas caderas se alejaban de su vista. Sonrió.
Gustabo también lo hizo, todo parecía indicar que su pequeña fantasía iba a cumplirse.

~

Volkov esperaba impaciente en el lobby, recargado en el mostrador donde solía estar el recepcionista recibiendo, con los brazos cruzados, venía como la gente entraba y salía. No planeaba atender ninguna denuncia, no hoy.
Tratando de alejar el ruido de su cabeza, dirigió su vista hacia el subinspector que recién salía de los vestidores. Su pantalón rojo ajustado atrapó su mirada, hacía que le resaltará un buen culo, Volkov negó rápidamente con la cabeza. Pero es que la también un poco ajustada camisa blanca que traía no ayudaba mucho, aunque casi no se parecía a debido al chaleco que traía por encima.
Apartó la vista de inmediato cuando se percató de que el oficial se dirigía hacía dónde estaba él.

— Buen día, comisario.

Este solo le dirigió un asentimiento de cabeza. Vio como caminaba hacia detrás del mostrador a ponerse de servicio y como salía de la comisaria con un paso un tanto provocador. ¿Qué le pasaba con aquel y por qué se fijaba tanto en los detalles? Bueno, es que tiene un cuerpo digno de admirar, solo lo confirmé, se dijo para tranquilizar la situación.
Rápidamente, por su cabeza pasó una idea que lo asustó. ¿Qué coño? ¿Por qué aquel pensamiento le había venido de repente? ¿Por qué tenía ese comportamiento? ¿Qué estaba pasando?
Cómo si hubiera sido un reflejo, realizó un breve trote hacía dónde se hacía dirigido el subinspector, sabía la identidad de este, y de no ser así, hubiera sospechado, ese estilo no cualquiera lo lleva.

Se mantuvo a una distancia prudente para que no se notará que lo seguía. Observó como del garage sacó su patrulla, como volvía a salir para mirar alrededor.
La mirada de Dan se detuvo en aquella figura alta, sonrió pero no se notó debido al pasamontañas que traía, sin embargo, logró guiñarle el ojo. Volkov se quedó estático ante el gesto, lo había visto.
Una vez, el auto desapareció, fue adentro a buscar a Conway.

¿En qué consistía la palabra daddy y por qué quería serlo con el subinspector Dan?

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 𝐏𝐋𝐄𝐀𝐒𝐄      [Multishipp]Where stories live. Discover now