25. Calle Pez, número 17

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Viernes 16 de mayo. 9:57 de la mañana. Un día antes de que la exposición de la morena estuviera abierta al público.

Ese día todo el mundo parecía tener unas cuantas emociones encontradas. María y Marilia estaban tremendamente emocionadas por el evento, ultimando los detalles de la decoración y moviendo de un lado a otro cada cosa que se encontraban por la sala.

Julia, aunque también compartía la emoción con sus amigas, estaba nerviosa. Creía que algo iba a ir mal desde el día que se lanzaron a organizar esa exposición y nadie le quitaba esa idea de la cabeza.

Natalia lo tenía todo. Emoción, nervios, miedo, ilusión... no podía identificar muy bien qué estaba sintiendo, pero si sabía que se moría de ganas.

Viernes 16 de mayo. 9:57 de la mañana. Justo 23 minutos antes de que saliera un vuelo desde Copenhague hasta Madrid.

- Ali – dijo Alba al teléfono visiblemente nerviosa – Me estoy cagando de miedo.

- ¿Por el vuelo?

- Alicia, no estoy para bromas - se quejó la rubia.

- Pero si esto ya lo hemos hablado de camino al aeropuerto, rubia, tienes que estar tranquila.

- Ya, pero es que ahora tengo más miedo.

- Pues te libras del miedo.

- No puedo, no puedo... - dijo moviéndose en círculos empezando a recibir algunas miradas de extrañeza de todo aquel que se cruzaba con ella.

Después del mensaje en el que le había enviado a la morena un saludo para despedirse, había acudido a pedir consejo, o más bien socorro, a su amiga...

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- ¿Un saludo? ¿En serio? – preguntó Ali mirando a su amiga con una expresión bastante confusa.

- Yo qué sé, Ali, lo que se me ha ocurrido.

- Pues se te podía haber ocurrido otra cosa, no sé, algo más efusivo, ¿no?

- ¿Me he quedado corta?

- Cortísima – asintió su amiga.

- ¿Y qué hago? ¿Le envío otro? No me ha contestado a este y lo ha leído.

- Yo tampoco te habría contestado, la verdad.

-  Ya lo sé, es que soy idiota – refunfuñó dejándose caer en el sofá.

- ¿Te puedo preguntar una cosa?

- Dime – respondió con la cara cubierta por un cojín.

- ¿Para qué has venido?

- Para que me digas lo que tengo que hacer.

- ¿Y me vas a hacer caso si te lo digo?

Alba apartó el cojín que le cubría la cara, dejando ver una mueca con la boca torcida y los ojos entornados.

- ¿Me vas a hacer caso o no? – insistió Ali.

- Si, te hago caso, lo prometo.

- Vale, pues vas a ir a Madrid – empezó a decir – Vas a ir a esa exposición y le vas a decir lo tonta que fuiste y lo mucho que te alegras de que haya dado ese paso. ¿Entendido?

- Entendido.

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- Ali ¿en serio voy a ir? – se escuchó entonces por la megafonía del aeropuerto la última llamada para el vuelo.

SIETE DÍAS EN COPENHAGUE // ALBALIAWhere stories live. Discover now