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Aunque tenía muy poco de conocer a Edward podía sentir que me iba a mentir con sus palabras, no me es fácil explicar el cómo lo sé, pero lo más parecido es a un escalofrío que pasa por mi espalda, como si sus dedos me tocaran y con casa toque me pasara electricidad que me lastimaba de manera tan dulce que apenas y se sentía el dolor. Conocía ese sentimiento pues pasaba seguido cuando estaba con mi madre y esta intentaba mentirme acerca con quien había pasado la noche o si estaba saliendo con alguien o no. Suspire con cansancio pues odiaba las mentiras más que cualquier otra cosa, prefería un millón de veces verdades que me lastimaran que mentiras que rompieran mi confianza.

- ¿Cuándo supiste que eras gay? – era la pregunta más fácil por la cual podía empezar y la que podía romper el hielo para ambos. Mientras decía aquellas palabras tenía muy en claro el hecho de que yo no le mentiría, no sería capaz de lastimarlo como él lo haría conmigo. En cualquier tipo de relación incluso si era de amigos o de extraños, no era correctos que los dos se lastimaran con mentiras, demasiado daño solo por querer regresarle a alguien con la misma moneda.

-Hace años, me enamore de alguien y sentía que no era natural, pero lo acepte y aun así no funciono. - en su voz podía sentir como una parte de lo que estaba diciendo era verdad, aunque no sabía en donde se ocultaba, y tampoco le tenía la suficiente confianza como para enfrentarlo. Me quede mirándolo mientras comenzaba a arrancar el auto a una velocidad extremadamente lenta, como si no quisiera salir del estacionamiento. Vi como en una lujosa Todoterreno color plata pasaba frente a nosotros en donde iban sus hermanos, quería preguntarle si los rumores eran ciertos, pero no era mi asunto así que preferí guardármelo. - ¿Tu cuando lo supiste?

-Creo que siempre lo supe, lo difícil fue aceptarlo. - era cierto, me había tomado tantos intentos por ser "normal", haberme obligado a mí mismo a salir con chicas, a tener incluso una novia la cual ella se enteró de lo que yo era antes de que yo mismo lo aceptara. Tal vez fue Nick Jonas en un concierto al que fue en donde se quitó la camisa o que cada vez que veía a un chico lindo podía sentir como nervios pasaban por mi estómago y morían en mi garganta tratando de tragarse las emociones. Fuera lo que fuera, siempre lo había sabido, solo que me tomo mucho tiempo quererme como era.

Edward pareció de acuerdo con mi respuesta pues no dijo ninguna palabra, era como si esperara a que yo dirigiera la conversación y eso me dio un poco de confianza, pero no la suficiente como para omitir sus futuras mentiras.

- ¿Lo saben tus padres? – otra pregunta demasiado básica entre dos personas que expresan su preferencia sexual no era nada del otro mundo. Cuando vivía en california a menudo escuchaba esa pregunta y les alegraba saber la respuesta era un rotundo "Si, lo saben". Por alguna razón, muchos esperan escuchar historia de padres religiosos y que odian la homosexualidad o que me torturaban u obligaban a tener su misma manera de pensar y actuar, pero muchas veces la realidad no es así.

-No aún. - por cómo estaba tensada su mandíbula podía notar que estaba tomando un tema delicado y que lo mejor era mantener mi limite por el momento, aunque deseaba saber más detalles. Asentí con la cabeza, tratando de mostrar que entendía la situación cuando en realidad quería buscar un terreno en común - ¿Tus padres lo saben?

Así que así iba a ser nuestra conversación, yo haciendo las preguntas con las que sentía curiosidad y al mismo tiempo comodidad de que el me las hiciera también. Tal vez estaba nervioso o simplemente no quería pasarse de la raya, lo cual me pareció entendible así que le seguí el juego.

-Si lo saben, ¿sabes si hay alguien más en el pueblo que sea gay? – tenia la curiosidad por saber si Edward pertenecía a un grupo de apoyo que tal vez fuera secreto o con una cantidad de miembros limitados, pero en lugar de eso negó con la cabeza y los labios serios. Era como si no quisiera decir aquello en palabras, pero su lenguaje corporal lo estaba haciendo, éramos los únicos gays del pueblo al menos de los cuales estuviéramos enterados. – No se que esperas que diga Edward. – deje que mis palabras salieran con brutal honestidad incluso se escuchaban como si voz estuviera cubierta por desprecio o desagrado, cuando en realidad quería que fueran como curiosidad o confusión.

- ¿Quisiera saber qué piensas? - su voz era cálida como si estuviera de nuevo en la playa de California, llenándome de recuerdos de los atardeceres y nadando con tranquilidad mientras sentía que el tiempo no pasaba. Así era su voz en ese momento, sin tiempo, sin velocidad deteniendo todo a su paso y solo su presencia era lo que me traía a la realidad. ¿Qué estaba pensando? No podía decirle en lo hermoso que era, ni que me perdía con sus ojos y su voz, seria demasiado raro hablarse así entre dos extraños, pero no éramos desconocidos pues compartíamos un secreto. ¿Qué podía perder? A lo mucho perdería un posible amigo gay con el cual poder expresarme con total libertad, pero también solo iba a estar un par de años en el pueblo antes de ir a la universidad en California o tal vez Florida. Si perdía la amistad con Edward siempre podría hablar con mi padre acerca de mis sentimientos pues este no le molestaba que lo hiciera y nos ayudaría a fortalecer nuestra relación. Lo último que podía pasar era que Edward y yo tuviéramos silencios incomodos en su auto, lo cual no me molestaría en lo absoluto. Así que hable sin mortificarme.

-En que tienes una linda voz.

Una fuerte carcajada salió de sus labios como si se tratara de un canto, era como una balada alegre y melodiosa. Edward era incluso aun mas perfecto cuando sonreía, era más cálido que el mismo solo, aunque cuando sentí sus labios en mi mejilla su tanto era como el hielo. Para mi sorpresa no sentí mis mejillas sonrojarse ni mi corazón acelerarse, era como si mis nervios o preocupaciones se hubieran esfumado en un segundo y me sintiera con total libertad.

-Gracias, también tienes una hermosa voz. - sus palabras estaban acompañadas por una sonrisa un tanto coqueta, haciendo que me diera cuenta de algo que no pensaba que fuera posible. Edward sin duda era una persona con la que podía decir cualquier cosa, no me juzgaría ni me lo echaría en cara. Entonces me golpeo como un rayo, sería tan fácil querer a Edward Cullen. – Quisiera conocerte más.

Yo también quería conocerlo más, no de manera romántica ni desesperada, al contrario, quería saber qué clase de persona me iba a asociar, a quien le iba a contar mis frustraciones de estar un pueblo con cerrado o de cuando viera alguna injusticia. Sabía que podía contárselo a Edward, pero la pregunta era ¿Quién es Edward Cullen y por que debo confiar en él?

-Olvidas que prometiste que estudiaríamos geografía. – le recordé las palabras que había dicho cuando Nick pregunto si tenía planes hoy, Edward había respondido antes de que yo pudiera hacerlo y no iba a perder la oportunidad de conocerlo mejor.

-Al menos no es química porque esa ya lo tenemos cubierta.

Después del Atardecer  // Edward CullenOnde as histórias ganham vida. Descobre agora