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La hora del almuerzo resulto ser mas estresante de lo que podía haber imaginado, aunque solo éramos Nick, Gloria y yo algo parecía sentirse extraño como si alguien me mirara. Sentía el deseo de voltear, pero al mismo tiempo quería ignorar aquellos ojos mieles que podía sentir atravesar mi piel dándome escalofríos. Una parte de mi me estaba diciendo que Edward me estaba mirando fijamente, pero otra me estaba rogando que no volteara y que controlara mis fuerzas de hacerlo. Nick y Gloria parecieron haberse dado cuenta de quien era mi posible acosador, aunque yo no estaba listo para escuchar su nombre en voz alta.

-Tal vez soy yo, pero parece que Edward no te deja de ver. - hablo Gloria con una voz extrañada y confusa, pues ninguno de ellos había mencionado a Edward en ningún momento, al contrario, en algunas de las clases ignoraban su hermosa presencia con frialdad. Era como si Edward estuviera siendo exiliado por toda escuela a excepción de los maestros que estos parecían permitirle tener sus libros cerrados al igual que sus cuadernos.

-Tal vez tengo algo en la espalda. - deje que mi voz fuera tan indiferente, pero en lugar de eso se escuchó incomodo y con el miedo de un niño que acaba de perder a su madre en el supermercado. Nick pareció darse cuenta de aquello y trato de relajarme pasando su brazo sobre mis hombros acolchonados por la chaqueta que me hacia parecer robusto, aquel gesto de Nick era tan amistoso que me hizo sentirme un poco tranquilo.

-Al menos no es su hermano el que te ve, eso es bueno. - dijo Nick tratando de sonar relajado como si aquellas palabras fueran un alivio para nosotros, pero al notar la confusión en mi rostro se dispuso a explicarse sin que yo le preguntara. - Edward tiene dos hermanos, pero no voltees o será muy obvio que estamos hablando de ellos. – podía sentir el cálido aliente de Nick rozando mi oído como si se tratara de una canción de cuna que cantaba mi madre antes de dormir. Era tan diferente sentir su aliento comparándolo con el de Edward tan helado y fresco como la llegada de una nevada en plena primavera. - La chaparra es Alice siempre trae ropa demasiado cara y es algo extraña, pero lo mas raro es que esta saliendo con su hermano que se llama Jasper el cual tiene ojos de loco.

Las ultimas palabras salieron de sus labios tan delgados como si se tratara de un chiste local, intentado abrir sus ojos tanto como sus manos le fue posible, me recordó a un intento de parecer un personaje de una película de terror. No pude aguantar más así que volteé a mis espaldas, encontrándome a Edward mirándome con una sonrisa que parecía haber arrebatado el brillo de la luna y haberlo escondido entre sus perfectos dientes. En su mesa podía notar a sus hermanos que parecían haberse perdido entre sus ojos dorados, sin duda era extraño.

-No son hermanos de sangre, solo legalmente, pero eso no lo hace menos raro. - trato de explicar mejor Gloria mientras comía un poco de su ensalada lo cual para mi no era una opción pues con el clima tan frio una comida así no me ayudaría para nada. En cambio, estaba disfrutando un poco de sopa con pollo que me hacía sentir aun más en casa, aunque no lo fuera.

-El exiliado tiene hermanos incestuosos, y yo que pensaba que no pasaba nada interesante aquí. - las palabras salieron antes de que mi mente se diera cuenta, había pensado en voz alta, lo último que necesitaba era que esa horrible manía mía volviera. Era culpa de mi madre que solía hacer eso todo el tiempo, hablar sin pensarlo dos veces, tal vez era por el hecho de no tenerla cerca que ya no tenia que preocuparme tanto por ella sino por mí.

- ¿El exiliado? ¿Crees que nosotros ignoramos a Edward? – hablo Gloria entre risas que me fue imposible no sonreír al darme cuenta de que mi comentario le había hecho gracia tanto a Gloria como a Nick. Encogí mis hombros mostrando que no había hecho aquel comentario con malas intensiones o intentado ser brutalmente honesto.

-Los Cullen nos han ignorado desde que llegaron, así que todos nos hicimos la idea de que querían su espacio y lo respetamos, pero hasta ahí. - dijo Nick tratando de aclarar mis ideas o al menos como si quisiera mostrar al menos el porque pasaban las cosas, sus palabras me hicieron sentir un poco tranquilo sabiendo que había sido decisión propia de los Cullen el estar alejados de la mayoría de los alumnos y no que estos fueran groseros. – Hablando de incestuosos, ustedes harían linda pareja.

-Cállate Nick.

-Cállate Nick.

Las materias que tocaban después del almuerzo habían sido extremadamente lentas, pero lo único que las hacia menos insoportables era el hecho que mi compañero de lado no dejaba de hacerme ojitos como si intentara llamar mi atención. No era como si el necesitara esforzarse por hacerlo, pues su perfecta belleza ya era demasiado como para quitarme el aliento con solo una mirada, pero sus ojos de un dorado brillante eran demasiado tentadores. Era como si llenara mi mente de pensamientos los cuales yo no estaba listo para tener sobre un chico y menos aun cuando este día antes había tenido un ataque suicida y de locura. Me despedí abrazando a Nick y Gloria como si se trataran de amigos de muchos años, pues me resultaba fácil poder confiar en ellos hasta cierto grado, al menos sabía que podía decir ciertas cosas sin pensarlo mucho y dejando que mis palabras salieran con mas libertad.

-No dejes que los Cullen te metan el cabeza ideas incestuosas. – Nick parecía demasiado confiado como para poder bromear conmigo incluso con chiste que podían tomarse un poco subidos de tono y eso me encantaba. No le tenía miedo a las bromas pesadas ni nada del estilo, pues me hacían sentir relajado y no me lo tomaba tan enserio como para poder decir que me enojaban. Lo cual en lo personal se me hacia una perdida de tiempo el estar enojado por un par de chistes o bromas que no eran importantes.

-Eres un pendejo. - dije antes de despedirme con una sonrisa en los labios, aunque mi bufanda la escondía con facilidad.

Camine hasta el reluciente auto de Edward el cual parecía sacado de una revista, no era el auto del año, pero había algo en el lo cual lo hacia lucir tan extravagante y elegante, tal vez era el siempre hecho que le perteneciera. A veces así hay cosas que son tan simples o básicas, pero se vuelven especiales porque alguien les da un valor y con Edward eso pasaba podía usar lo común y volverlo deseable. Pero ahí estaba, con su cabello perfectamente desordenado, con una sonrisa deslumbrante y con los ojos brillantes como si me estuviera esperando todo el día. En cambio, yo si estaba desesperado por hablar con él a solas, necesitaba una explicación o al menos que me hablara con honestidad sobre un tema muy delicado lo cual los dos sabíamos. Entre al auto lo más rápido que pude, tratando de ignorar su sonrisa y su hermoso rostro lo cual me tomo mas fuerza de voluntad de la que deseaba, no estaba de humor para perder el tiempo en una belleza que seria borrado en un par de años.

-Tenemos que hablar sobre ya sabes qué. - deje que esas palabras salieran de mis labios como si se tratara de una verdad cubierta con amargura y desprecio, lo cual era lo último que quería pues deseaba que supiera que estábamos en esto juntos y podíamos ser un apoyo. Al menos yo necesitaba un apoyo en ese momento.

-Pregunta lo que quieras, no te mentiré. - en su voz podía sentir la promesa de una verdad y mil mentiras atrás de esta, me engañaría, lo podía sentir no sé como explicarlo, pero sabía que me mentiría, pero la pregunta que estaba atrapada entre mis dientes era "¿Por qué me vas a mentir?"

Después del Atardecer  // Edward CullenWhere stories live. Discover now