Capítulo 2~ ¿Realmente eres tú?

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—¿A que te refieres?.- Le respondí a la jovencita dando un pequeño salto hacia atrás.

—No es muy común encontrar vivos en estos lugares.- Respondió la menor.

La jovencita abrió la gran puerta en su totalidad, dando así al descubierto aquel maravilloso lugar. Era un pueblo parecido al mio, pero con la gran diferencia de que era un lugar totalmente lleno de vida, las calles relucían de limpio y el aire era totalmente respirable y eso que las industrias están comenzando a verse también en el pequeño pueblo en el que vivo. Las fachadas de las casas eran relucientes y las personas que pasaban por la calle daban un buen aire con tan sólo ver sus rostros. ¿En dónde me encontraba? ¿A caso era que éste hermoso lugar era tan solo un producto de mi imaginación?.

—Por dios, que lindo lugar.- Susurré.

—¿No es así?.- me respondió la joven niña.- Parece que tendré que llevarte con... Él.-

Me di cuenta de que la forma en que la joven había pronunciado la palabra Él era poco grata. ¿Quien era él? ¿En donde rayos me encontraba?.

La niña tomó mi mano y comenzó a llevarme a través de la gente de ese poblado. Todos sonreían y saludaban a la dulce pequeña, y ésta respondía a sus saludos con un esbozo de sonrisa. Pero a mi me veían con una cara de asombro, como si nunca hubiesen visto a un joven con mis pintas por ese lugar. La niña me llevó entre multitudes y callejones, por un buen rato debo admitir, pero al final terminamos en dónde se encontraba una gran mansión de madera negra y enormes estatuas de algo que parecía ser la representación de lamuerte. El lugar sin duda era grandioso, pero con unos aires llenos de tristeza y soledad, quizá porque esa gran mansión estaba alejada de toda la población. La pequeña dio un par de golpes a la puerta.
Esperé con las manos sudando frío.
Mis manos... ¡En ese momento estaban sudando! ¡en un sueño! O al menos en lo que parecía ser un sueño.

—¿Quien osa perturbarme en estos momentos?.- Preguntó una voz gruesa desde el interior de la casa.

—Señor muerte, soy Samanta.- Respondió la chiquilla.

—Oh, pequeña niña, ¿Qué te ha traído hasta aquí?.- Preguntó aquel hombre detrás de la puerta.

—T-tengo a un vivo conmigo señor. No tengo ni la menor idea de como ya llegado aquí.- Respondió la joven sujetando su vestido con fuerza para evitar que se notasen sus nervios.

Hubo un silencio durante un pequeño momento, que a mi parecer al estar en una situación desesperada y sin sentido parecieron horas.
—¿Es un tal Van Dort?.- Preguntó aquella voz.

Me sorprendí. Esa voz sabía quien era yo. La joven me miró a los ojos, así qie pude entender que era lo que quería decir, me estaba preguntando si era yo. Asentí con la cabeza y trague un poco de saliva.
—Sí, señor.- Le dijo la menor.

Al instante, las puertas se abrieron de par en par, dando así a conocer aquella hermosa y descuidada mansión. A lo lejos, podía escuchar como alguien caminaba en un tipo de piso diferente al de la casa.

—Trae al joven Van Dort hasta al jardín y vete Samanta.- Ordenó esa voz.

La niña me hizo una señal con las manos para hacerme saber que debía seguirla. Era totalmente extraño, y quizá era poco común, pero por alguna razón la seguí, a pesar de mi estar seguro de si esto era lo que me llevaría a las respuestas.

Llegamos hasta una vistosa puerta con un color mas vivido que el de toda la casa. Había flores talladas en la madera, pajarillos y lo que parecían ser alas de Ángel.

—Señor, yo me iré aquí. Entre por esa puerta y se encontrará con el señor. El le dirá que hace usted aquí. Por favor, tenga cuidado, si logra regresar yo lo acompañaré en el tiempo que se quede aquí.- me dijo la joven con un tono de una mujer mayor y madura, a pesar de ser solo una niña.

Mas allá de la muerte.Where stories live. Discover now