Prólogo.

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~Victor POV.

Después de casarme y enviudar al mismo tiempo, mi vida dio un vuelco. El amor que sentía por Victoria me hizo olvidarme rápidamente de los sucesos y mi vida comenzó una estabilidad que se derrumbaba con cada metida de pata que hacía. Victoria nunca le tomó importancia, pero sus padres obviamente si. A pesar de que mi familia los salvó de morirse de hambre, su comportamiento errático a mi nunca cambio, sus abusos y gritos nunca cesaron a cada visita al hogar que comparto con Victoria. Soy un joven tímido, así que nunca les recriminó y recriminare nada. He estado trabajando como vendedor y me va bien, pero mi trabajo me mantiene en todos lados y casi no tengo tiempo para mi mujer. Hemos querido un hijo, pero Victoria se niega rotundamente cada vez que se lo propongo. La amo, pero también tengo la necesidad de ser padre.

Igualmente, se que algún día se dará la situación, es quizá cosa mía y estoy exagerando.

Y bueno, mi vida continua normalmente hasta el día en el que todo comenzó, en el que Victoria y yo nos encontramos mirando a la lujosa puerta de la casa de sus padres, que fue remodelada y retocada después de otorgarles la ayuda. Aún tenía miedo a tocar la puerta, no quería encontrarme con mis gritos de su padre hacia mi persona, o con las quejas de su madre sobre el dinero.

Pero en fin, ¿Que mas me quedaba?. Toqué la puerta tres veces y esperé al lado de mi querida Victoria, otorgándole una sonrisa forzada para que por lo menos supiera que de alguna manera estoy bien.

La enorme puerta se abrió, fuimos recibidos por el mayordomo de la casa, peinando con delicadeza su enorme bigote y con la frente en alto como siempre.

Sin más, volví a forzar mi sonrisa y entré con la mano de mi amada siendo sujetada por la mía.

Era casi como una pesados aquella casa, su estilo antiguo me causaba mala espina, lo único que realmente me atraía de esa vieja casa era el enorme piano que tenía en el recibidor, piano que me traía dos gratos recuerdos.

El de el día en que conocí a mi amada Victoria y el de la noche en que toqué un piano junto a Emily. Hasta el día de hoy no es podido olvidar su mirada muerta, pero al mismo tan llena de vida, su sonrisa amorosa y su descuidada piel. Era tan bella aún estando muerta, siempre quise conocerla en vida, saber mas de su pasado, pero mi curiosidad se queda solo en eso, ya que es mas que imposible recuperar a aquella.mujer para saber mas de ella.

En fin, caminamos por un largo pasillo hasta llegar a un comedor grande, en el que se encontraban los Evergolt hablando de quien sabe que, mirándose el uno al otro con tal desprecio como la han hecho siempre (O por lo menos eso tengo entendido) en su matrimonio. Al verme, el señor Everglot se puso de pie, mirándome con esos ojos grandes llenos de repudio y odio.

-Van Dort, ¿Que hacen aquí tan temprano?.- Preguntó el hombre sin apartar su horrible mirada de mi rostro.

-Ya es la hora de la comida como me lo dice mi reloj, señor Everglot.- Respondí tratando de ocultar los nervios que me comían al estar frente a ellos.

Hubo un silencio sepulcral entre todos en la sala por un minuto.

-Van Dort, sal un poco de la habitación, tengo que hablar con mi hija.- Dijo el señor Everglot para acabar con el silencio.

Volteé a ver a Victoria. Su sonrisa se había borrado y su mirada estaba dirigida al piso. Le susurré un Te quiero y salí de la habitación.

Me di un paseo por la casa mientras los Everglot deliberaban cualquier cosa tema que quisieran tratar con Victoria, que quizá, serian mas quejas sobre mi o mi familia.

Entré a una habitación oscura, que oír alguna razón me llamó la atención.

Cuando entré a ésta, me di cuenta del porque, era una habitación totalmente hermosa. Los colores de las paredes y los cuadros eran mucho mas lindos que los de toda la casa, y los muebles parecían tener un encanto clásico pero apropiado para la habitación. Sonreí por un segundo, si saber que esa habitación sería lo ultimo que vería aquél día.

Mas allá de la muerte.Where stories live. Discover now