Capítulo 27.2

14K 1.3K 176
                                    

-Kievan quería encontrar al rey supremo antes que Harald para luego pactar con la casa Haakon e intercambiarlo a cambio de algo importante. Nuestro pueblo cree que quizá ahora quiera intercambiaros a vos en lugar de a vuestro padre. Desde luego que es más fácil intercambiaros que poner en peligro a nuestra gente y seguir sucumbiendo a todo lo que la casa Haakon pide.

Mi corazón se salta un latido y me llevo una mano al pecho. Sus palabras no tienen sentido para mí. Ha hablado de intercambiarme. ¿A mí? ¿Por qué quiere intercambiarme? ¿Por un objeto de valor? ¿Por otra persona? ¿Seguir sucumbiendo a la casa Haakon? ¿Acaso Harald los chantajea de alguna forma?

-¿Por qué o quién crees que quiere intercambiarme?

Los ojos de Aria siguen siendo totalmente blancos, pero se abren por la sorpresa.

-¡Por la princesa Bianca, por supuesto! ¡Todo nuestro reino la ama!

Trago saliva. ¿Estoy aquí realmente porque Kievan quiere intercambiarme por otra persona? ¿Por eso me retiene aquí? Por eso quería a mi padre y como no lo encontró, me secuestró a mí. Dioses. No puede ser. No, claro que sí que puede ser. ¿Qué puedo esperar de alguien a quien apenas conozco? ¡Por eso dice que soy suya, porque mi destino depende de él y su trato con Haakon! Quizá incluso me esté hechizando para que sienta esa extraña atracción por él, para tenerme controlada y hacer que confíe en que él me protegerá. Intento atar cabos en mi mente, lo más rápido que mi cerebro puede después de todo este colapso de información.

-¿Me estás diciendo que la casa Haakon ha secuestrado a la princesa Bianca y que Kievan planea intercambiarla por mí?

Escupo odio en cada una de esas palabras. ¿Qué sentido tiene que ayer me llevase a mi propio castillo si piensa intercambiarme? Tengo ganas de vomitar.

-¿Qué otro motivo tendría si no para reteneros aquí?

Me llevo las dos manos a la cabeza. Esto es demasiado. Noto las pulsaciones en la garganta y como si la habitación se hiciese más pequeña. Estoy furiosa. Estoy... aterrada. Siento odio. Me llevo una mano al vientre, pensando que voy a vomitar. Falsa alarma, pero no paro de sentir náuseas. Esto es horrible. Todo esto es horrible. ¡QUIERE INTERCAMBIARME COMO SI SOLO FUESE UN PEDAZO DE CARNE! Las lágrimas me nublan la visión. Esto no puede estar pasando. ¡Voy a acabar en manos de un asesino! ¡Voy a ser de Harald!

-¿Por qué no me ha intercambiado ya? -insto, nerviosa y enfadada a partes iguales.

¿Por eso se ha llevado días fuera? ¿Por qué está negociando mi intercambio? La ira, la rabia, la desolación, todos esos sentimientos se agolpan en mi pecho. Ahora lo entiendo. Kievan tan sólo se ha comportado bien conmigo para tenerme controlada. Por eso me llevó a mi castillo, para que confiase en él. Para poder cambiarme por esa tal Bianca y entregarme a Harald, quien me está buscando desesperadamente, cuando él quisiese. Tal vez ha jugado con la paciencia de Harald después de que este tenga a Bianca. Soy un mero objeto de cambio. Estoy condenada a ser de Harald Haakon. La sangre me arde a la par que me enjugo las lágrimas y agradezco que Aria esté bajo los efectos de la flor porque así no puede verme siendo débil.

-Además del protector del reino, Kievan es el mejor estratega de nuestra raza y se guarda para si sus pensamientos. Ese es el principal motivo de que todo nuestro pueblo esté especulando. Nadie salvo el rey lo sabe. Ni tan siquiera el consejo. Ellos están por encima del rey Kievan y de cualquier otro líder. Son la máxima autoridad en nuestro reino, y le dieron permiso para secuestrar a vuestro padre e intercambiarlo. En ninguna circunstancia se lo otorgaron para secuestraros y manteneros aquí. Me temo que Kievan será castigado por su osadía.

Odio la última frase nada más escucharla. Y al mismo tiempo, recuerdo lo rápido que se ha recuperado de su último castigo. Trago saliva y miro directamente a Aria, pensando en todo lo que estoy extrayendo de esta conversación. La estructura jerárquica de estas personas es singularmente curiosa. Mi padre, rey de reyes, jamás debió de responder ante nadie. Y en cambio en la suya, Kievan, a quien respetan como un rey, responde ante un consejo de sabios. Interesante. Tal vez pueda aprovechar esa información a mi favor de alguna forma.

HENNA©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora