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Me levanté para tocar el timbre, el bus produjo un sonido rechinante en las llantas, formulando una reacción en cadena sobre los pasajeros; cuando salí es esa maquina moviente, debía caminar al menos tres intersecciones más para llegar al parque.

— ¿ Pensé que no vendrías? Dijo Philipe con una cara de preocupación.

— Yo dije que vendría.

— ¿ De qué se trata todo esto, Noah? ¿ Por qué el misterio? me pregunto en un tono my alterado.

— Philipe estoy en peligro, si no me ayudas la otra semana,  ya no tendrás amigo.

— ¿ De qué me estas hablando Noah?

— Te estoy hablando de mi secreto. De una oscuridad malévola en medio de mi vida.

— Pero al menos explícame.

— No hay tiempo para explicar Philipe, solo necesito un favor de ti.

—- ¿ Quieres que te ayude, pero no tiene la confianza de decirme, en que te metiste ahora?
— ¿ Me vas a ayudar o me busco un hombre con pelotas?

Miré hacia el suelo, destrozado por dentro, al final en esta vida estamos destinados al ser guerreros, ¿ Qué estaba pensando? ¿Qué alguien viniera a solucionarme mis problemas? ¡ Nadie va ha venir a solucionar mis problemas, si yo no lo hago estoy perdido! esa sensación de miedo no la se desligaba de mi alma, no podía dejar que Katherine pagar el precio por mi temor.

Me aleje lentamente de donde estaba Philipe, perdiéndome en los arboles, solo unos cuantos instantes en ese viento invernal fue cuando escuche.

— Detente. Era Philipe sacando su mano derecha.

— ¿Cambiaste de opinión? le dije mirándolo con una expresión débil, cansada y nada esperanzadora.

— No, pero no voy a perder a mi amigo por un capricho de confianza.

— Ya veo, dije viéndolo directamente.

— ¿ Qué quieres que haga, Noah?
— El domingo por la noche necesito que estes en frente de mi casa, en el barro Mille, esperándome con tu auto, sobre las 10: 00pm, lleva un cobija y dos litros de agua en el baúl; no salgas del auto por nada del mundo, estacionase al frente del buzón negro donde jugábamos de pequeños en mis cumpleaños, sobre esa hora es normal que mi vecina Tollinquia salga a pasear a su perrita Albóndiga, se puntal no muchos estarán felices por los acontecimientos de la otra semana.

— Okey, ¿ Cuándo sabré que debo prender el carro?
— Yo te haré una señal antes de abrir la reja, además, necesito que recojas unas llaves que están debajo de la mesa principal, junto con los muebles italianos, esas llaves debes dármelas el día antes de lunes, por lo general estoy en la venta mirando la avenida, supongo que no será difícil distinguirte con la contaminación de la ciudad. Son muy importantes esa llaves, sin ellas no podremos escapar con Katherine, abren todas las puertas de la casa, hasta la rejilla del frente, debes escabullirte mientras esto en la universidad sin que mamá o papá te vean-

—¿ Por qué no las recoges tú? vives en esa casa ¿no?

— Para poner esas lleves debajo de las mesa, tuve que hacer una replica exacta a cada una de ella, y cambiarlas con las originales, por supuesto hay algunas falencias en las replicas, debemos ser precavidos para encerrarlos mientras duermen, llevé las llaves, mamá las vio, las originales en la mesa, pero por suerte Katherine en el ultimo instante, llamo su atención dejando que yo escondiera las llaves por unos cuantos segundo, al no tener tiempo las deje caer en el sofá italiano, al lado de la mesa roja de cristal , por supuesto mamá es muy inteligente y sospecho, afortunadamente, papá estaba distraído y le dijo que las lleves de la reja él las tenía, claro que, la replica. Entonces cuando la alarma sonó para salir de la casa y las cámaras tildaron, no podemos acercarnos a esa lúgubre sala sin que mamá nos viera, al mínimo sonido de las llaves despegaremos sospechas, por eso necesito que entres por la noche a la casa.

— ¿ Estas demente? Cuando entre a esa casa si lo que dice es cierto tu mamá y papá me mataran, ahora no entiendo, ¿ por qué le tienes tanto miedo a tus padres? pero si eso necesitas creo sería mejor llegar a tu casa un sábado por la tarde, ellos me quieren mucho y no sospecharan cuando me siente en el sofá.

— Eso no es cierto, ya que, por la tarde ellos no están en la casa, mamá sale para verse con una amiga mientras, papá juega golf, es decir que nadie esta. Además últimamente no son buena compañía para nadie. le dije yo sabia que si Philipe entraba a esa casa con mamá y papá en ella, jamas volvería a salir.

— Y si nadie esta ¿ por qué no entras tú? dijo Philipe tocando mi hombro.

— Ya te lo dije, Katherine y yo sospechamos que mamá y papá le pagaron a alguien para seguirnos mientras estemos en la Universidad, si llegamos a irnos del campus, le avisaran.

— Mierda, me estas pidiendo algo muy arriesgado, esta bien Noah mañana iré por las llaves. espero que tus sospechas de un investigador privado sean falsas de lo contrario todos estatismo en riesgo.

— Ojalá todo esto fuera mentira amigo, pero, después de tantos años a tu lado Philipe creo que eres mi única salida.

Esa tarde las hojas caían en el parque, el viento soplaba fuerte, duro, atónito, yo sabia que Philipe no era esa clase de persona traidoras o falta de coraje para estos trabajos, sin embargo, algo dentro de mi no sé qué, me decía o advertía sobre nuestro escape.

Me despedí de Philipe, en eso llegue a la casa cerca de las 6:00 PM abrí la puerta, la casa estaba en silencio y las luces todavía seguían apagadas, asentí.

— ¿ Ahí alguien en casa? ¿ mamá? ¿ papá?

Pero nadie respondió, sabia que, Katherine no estaba en casa, ya que, esta misma tarde me comentó sobre su piyamada con Camila, su mejor amiga, después de todo seria la última noche que la vería, subí al segundo piso, abrí puerta por puerta verificando que ninguno de los dos mostraos estuviera, pero por alguna extraña razón también fui al cuarto de Katherine, solo para cerciorarme que todo estaba en orden para la siguiente noche, vi su mesita de noche donde dejaba sus libros, su cama tendida de par en par, sus lindas almohadas de colores y su colección tierna de fotos. Al salir noté un insípido destello proveniente de la parte inferior de su cama, era un cuaderno rojo, la portada era totalmente dura lo abrí por curiosidad, esas hojas antiguas y esa fresco olor a mantequilla me abrió el corazón, la primera hoja hizo que soltará el cuaderno, mientras mi respiración de desbocaba y mis manos temblaban, mis ojos se aireaban y mi corazón palpitaba produciendo dentro de mi un desorden terrorífico de ansiedad, en esa primera hoja del cuaderno rojo había un título, con letras perfectamente entendibles, lo recogí del suelo, mientras me encuadraba los lentes volvía leer despacio.

— Tipos de carne humana. decía; lo dije en voz alta.

Mientras más leía más me daba cuenta de la realidad, de lo inocente que fui, el primer capítulo del cuaderno era una anotación de Katerine sobre la clasificación de las sangre humana, el segundo capítulo eran fechas de todo el año sobre contenedores y entregas programadas para enero, sobre cada tabla estaba el nombre de un joven, Nelon por ejemplo, fue entregado en agosto de 1993, Julia fue empacada en 33 de septiembre de 1887, Jairo Pulim exportado el 5 de mayo de 1230, la lista continuaba, parecía que no tenia fin, seguí mirando hasta llegar a mi año 1999, lo que me encontré no fue nada agradable mi nombre tachado, con lista de pendiente para el 10 de agosto de 1999 " producto especial decía en el enmarcado con destino a Nilden" Ese 10 de agosto era el siguiente lunes, ese cuarto presencio mi dolor o impotencia, busqué en su ropa y en la mesa al lado de su cama pero no encontré nada más. ¿ Por qué Katherine tenía este cuaderno debajo de su cama? ¿ por qué no me había dicho nada? ¿ Cuál era la razón para que estuviera coludida en todo este macabro plan? La metrópolis de Boston  temblaba en sangre, tuve la intención de bajar al sótano, mientras no estaban, quizás podía encontrar algo que me dijera el porqué Katherine tenía ese libro en su poder.

Deje el cuaderno donde lo vi, coloque todo en su lugar mientras la puerta principal sonaba, era el sonido de la madera principal, alguien estaba llamando a la puerta.

— Ya voy, dije, Mientras descendía al primer piso por las escaleras.

El sonido continuo, pero con más fuerza, brusco si se pudiera describir los golpes.

— ¡ Ayuda! ¡ Ayuda! sonaba a una mujer gritando del otro lado de la puerta.

TRES RAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora