5 | La primera llamada

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En el Saira hace demasiado calor

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En el Saira hace demasiado calor. Me he soltado la corbata, ya voy por mi segunda copa y, aunque mis sentidos se empiezan a diluir, el dolor de cabeza no remite ni un ápice. Empiezo a pensar que debería ir a un hospital, porque el golpe ha sido demasiado fuerte y, aunque antes bromeaba con la idea de tener una conmoción cerebral, ahora empiezo a tomármelo un poco más en serio.

En cuanto intento abrir la boca para decirle a Nicolas que me largo, la vibración de mi teléfono vuelve a interrumpirme. No sé cuántas veces me han llamado, pero empiezo a hartarme.

A mi alrededor, las luces de color neón danzan en la pista, moviéndose al rimo de la canción. La gente estalla en vítores cada vez que el ritmo de la música aumenta y posee sus cuerpos. En el Regio de Calabria, la gente es más desinhibida, deduzco, mientras doy un nuevo sorbo a mi whisky y el licor me quema la garganta. Nunca he entendido porqué me gusta tanto beber, si cada sorbo que tomo es como si me estuviera envenenando. Parece más una declaración de autodesprecio que un simple acto para divertirme un rato.

Pero joder, solo quiero distraerme, perder la noción del tiempo y disfrutar de unas horas de borrachera. No pido demasiado. O quizá sí, porque he venido al Regio de Calabria a hacer todo lo posible para que Fabrizio no nos mate, no a holgazanear.

Nicolas me taladra con la mirada cuando me ve sacar el móvil para echarle un vistazo a la pantalla, solo por si acaso. Un número desconocido parpadea una y otra vez y frunzo el ceño. Creo recordar que he anotado todos y cada uno de los contactos que Fabrizio me facilitó. Sin embargo, hay algo en esa insistencia casi obsesiva que despierta mi curiosidad.

—¡Ah, Dominique, para ya! —se queja a voz en grito y aunque su voz cantarina se pierde entre los bajos de la canción, puedo oírle con rotunda claridad—. ¡Hoy íbamos a salir para distraernos!

—Corrección: Tú ibas a salir para distraerte y has arrastrado a un moribundo contigo para no aburrirte hasta que encuentres a alguien que te la chupe en los baños. Además, solo será un segundo. Vuelvo en cinco minutos y nos tomamos otra copa —le digo, haciéndole una señal de disculpa con las manos—. Por cierto, hay un ragazzo mirándote desde hace un buen rato. Aprovecha para echar un polvo mientras averiguo qué cojones pasa.

A Nicolas se le dibuja una sonrisa en los labios cuando sigue la dirección de mi mirada y ve al chico que he señalado. No espero a que se acerquen. Sé que en cuanto cruce las puertas de salida, Nicolas se habrá olvidado de mi existencia durante, al menos, los treinta minutos que pase en el baño con él haciendo precisamente lo que he vaticinado. Eso me dará margen, un respiro para que pueda atender la llamada y asegurarme de que todo va bien,

A lo largo de esos escasos veinte metros que me separan de la salida, rezo para que sean noticias de la asesina. Que me digan que la han atrapado, que está muerta y su cadáver flota en el puerto, chocando contra los cascos de los barcos o en el estómago de algún tiburón o yo que sé. Tampoco sé si debería ser tan extremista, igual solo le han cortado un par de dedos. Los que usa para coger la pistola, preferiblemente.

Fantasma [+18] - Dark romance seriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora