2 | Las venganzas personales

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La mala suerte me persigue y yo soy lento de cojones

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La mala suerte me persigue y yo soy lento de cojones.

Sujeto la bolsa de hielo sobre mi cabeza y gimo de dolor mientras escucho a Nicolas bostezar. Repatingado en el sofá y con el cabello rubio cayendo perezosamente hacia sus ojos azules, da la impresión de que nada de lo que ha pasado tiene que ver con él. Es como si mi hermano estuviera viendo una película en su salón. Se dedica a observar el desenlace sin intervenir ni una sola vez. Solo esboza una sonrisa en dirección a los tres hombres que tengo frente a mí, animándolos a cometer un solo error para que la cinta tome un cariz más sangriento.

Hace tres días que no me afeito, el mismo tiempo que he pasado en el Regio de Calabria. Setenta y dos horas. Ni siquiera he tenido tiempo de asearme y ya han intentado matarme una vez. No quiero ni pensar en lo que pasará dentro de un mes, si es que llego vivo para entonces.

—No la hemos visto, señor Marini —dice uno de ellos. Titubea al final de la frase y carraspea en un vano intento de disimular—. Se lo juro. No sabemos cómo ha entrado, pero no ha sido por aquí.

Sus siluetas se dibujan y se desdibujan en el borde de mi visión, como cuando fuerzas la vista e intentas ver más lejos. Sin embargo, yo no fuerzo nada. Lo único que quiero es arrancar a Nicolas del sofá para tumbarme yo y descansar y que el silencio sea tan intenso que retumbe en las paredes.

¿Cómo puedo tener tan mala suerte?

Unas horas antes estaba reunido con varios socios de Fabrizio, cerrando un trato tan tranquilamente y albergando la esperanza de poder volver a casa de una vez por todas y de pronto todo se fue a la mierda por culpa de una estúpida asesina que decidió que ese era el momento perfecto para cargarse a todo el mundo y noquearme. Ya podría haber aparecido media hora después, cuando yo estuviera en mi cama, bien lejos del peligro.

—¿Insinúas que una asesina ha esquivado a quince de los nuestros, ha llegado hasta nosotros, ha matado a tres de los socios de Fabrizio y me ha dejado inconsciente sin que nadie se dé cuenta de ello? —pregunto en voz baja.

Es increíble. O los asesinos de la 'Ndrangheta son auténticas máquinas de matar o estoy rodeado de inútiles y empiezo a decantarme por la segunda opción porque es imposible que alguien haya hecho todo eso sin que nadie se diera cuenta.

—N-no es eso, señor. Es que no hay...

Nicolas suelta una risa incrédula y menea la cabeza negativamente, interrumpiendo las palabras del chico. Veo su nuez subir y bajar mientras traga saliva, asustado. Los otros dos agachan las cabezas como si quisieran que se las cortara. Lo cierto es que lo único que quiero es que se callen y arreglen todo esto para poder largarme ya. Me duele demasiado la cabeza como para pensar en otra cosa que no sea eso.

—Inútiles. Te dije que debías seleccionar mejor a tus hombres. ¡Casi te vas al otro barrio por idiota! —protesta Nicolas.

Me froto las sienes una vez más. Estoy tan agotado que habría pospuesto esta reunión si mi vida no dependiera de ella. No puedo dejar de preguntarme por qué sigo con vida.

Fantasma [+18] - Dark romance seriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora