Debido a ciertas razones de su pasado, Heesook, cree que el amor no existe y que tan solo es para personas idiotas, débiles e dependientes, por lo que ahora sólo se preocupa por sus libros y estudios.
Pero todo dará un drástico giro en su vida y en...
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— ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan callada? — Pregunta de repente, haciéndome salir de mis pensamientos.
— Mm... ¿Qué dijiste? No te escuche — Hable y lo miro confundida.
La verdad no podía concentrarme, solo podía jugar con mi comida, mientras pensaba en mi hermana... Tengo mi cabeza vuelta un culo.
—¿En qué tanto piensas? — Inquiere mirándome curioso.
— Mi hermana se va a casar. No te imaginas como me siento... — Suelto en un tono de pocos amigos — Mi mamá está realmente decepcionada, ella no lo puede aceptar. — Continuo con el mismo tono — Lo estaba pensando, ¿Será que la amenazó con contarle a su novio sobre qué se comía los mocos? Quizás le de asco besarla... O mejor... ¿Qué tal si le cuento que ronca y golpea dormida? No, no, esta es mejor, ¿Qué tal si le digo que cuando le hacen cosquillas se...? — No pude continuar al ser interrumpida por mi amigo.
— ¡Ni se te ocurra, Heesook...! — Opina entre risas.
Hago una mueca con mis labios, mirando aburrida al chico.
— Es increíble que ella se case luego de todo lo que vivimos, es una pendeja... Sin dudas el amor es para personas patéticas. Es solo una porquería. — Hable de repente sintiendo un peso menos al desahogarme. Mis ojos comenzaban a picar de nuevo, así que tome un poco de comida y la metí a mi boca.
— Nadie se salva de enamorarse. — Dice con una sonrisa burlona, mientras se inclina un poco en su asiento para golpear mi frente con su dedo.
Fruncí mi ceño molesta, le iba a decir sus buenas palabras cuando maullidos de gatos comenzaron a sonar sobre la mesa del comedor. Era el tono de llamada de mi teléfono. Desvié mi mirada hacia el aparato para ver quien llama, es mi hermana. Tome el teléfono y me levanté de allí, no atendería en la cafetería con aquel fuerte bullicio, así que antes de levantarme le di una rápida mirada a Nam. Este no tardó en imitar mi acto y seguirme hasta el pasillo.
— ¿No contestaras? — Pregunta al ver cómo quedó parada mirando indecisa la pantalla de mi celular.
La verdad yo sé para qué me llama. Yo sé cuáles son sus planes, pero tengo miedo... Miedo de perdonarla. Miedo de que ella sienta aquel sentimiento. Levante mi mirada del celular y me encontré con la de Nam, el cual me mira esperando a que conteste. Mi celular aún seguía sonando en mis manos.
— ¿Qué quieres? — Espeté en un tono frívolo.
— Un hola, ¿Cómo estás, hermana? No estaría mal... ¿Acaso dormí contigo? — Responde en un tono divertido desde el otro lado de la línea.
Giro mis ojos molesta, mientras suelto un sonoro suspiro.
— Se directa, no estoy para tus juegos. — Hable en un tono seco.
