Flor del tiempo (FINAL)

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Capítulo Final: Flor del tiempo.

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Tras huir del hospital para desaparecer de todo y no ser una molestia dejando todo el dinero a su hermano lo último que se le pudo ocurrir fue ver a Sasuko, la única mujer que amó de verdad. La amó, lo pensó demasiado para concluir esto, por lo que estaba un poco choqueado, estaba tal cual la recordaba, solo que un poco más gorda.

-¿Qué haces aquí?

-Eso debería de preguntar yo. ¿Vas de callejón como la rata que eres? ¿qué? ¿se te hizo poco burlarte de mí junto con mi madre? ¿piensas que soy estúpida?

Hinata bajó la mirada un poco mareado, no iba a discutir por algo que él tenía la culpa, pero por lo oído se logró enterar que Sasuko ya sabía toda la historia.

No se podía hacer nada.

Pero como desearía que esto no fuese así.

-No -Rascó su nariz-, no lo haría.

-Entonces, vete. ¿O sabes qué? Has lo que quieras, si quieres quedarte hazlo, entonces me verás riéndome, siendo feliz y viviendo bien, porque yo ya te olvidé.

-Es lo mejor.

Lo mejor...

En un arranque de ira, tomó Sasuko su camisa enfadada, ¿por qué todos solo dan vuelta haciéndola perder la cabeza? él era un imbécil, era la única verdad que había.

Pero el hecho que él a diferencia de su madre haya sido el único que le ha pedido perdón solo provocan que su corazón se detenga, enojarse ya era un sentimiento que no valía la pena.

Aunque aún surgía una duda ¿Por qué no quiere regresar con ella? Iba a ser la oportunidad perfecta para rechazarlo, pero él en ningún momento la vio con esa intención.

Se retractaba no quería volver a verlo.

-Vete al diablo.

Lo empujó, pero no con la suficiente fuerza como para tirarlo, al verlo caer al suelo, se preocupó como lo estaría con cualquier persona, al menos eso quería creer.

-¿Qué te ocurre? -Sasuko se agachó para poder ayudarlo a levantarse.

-Estoy bien, puedes seguir tu camino, es solo que me da vueltas la cabeza. Lo siento.

Nadie dijo que duraría para siempre, Sasuko podía dejarlo y seguir su camino, pero ahí estaba aún sosteniéndolo tratando de comprender porque su cuerpo no hacía caso a su razón.

¿Tanto se había ablandado? ¿o seguía a amándolo todavía?

-Hinata, levántate no puedo con más peso sigo embarazada. -Suplicó, pero él ya no escuchaba- ¿Hinata?

Abofeteó sus mejillas para asegurarse lo que estaba pasando.

Se había desmayado.

Asustada lo abrazó lo que le permitió sentir sus huesos hasta el punto de inquietarla, estaba tan delgado.

Llamar a la ambulancia fue lo último que se le ocurrió, pero después de tranquilizarse y sabiendo que vendrían no pudo evitar que sus lágrimas salieran limpiándoselas al instante para que en el momento que despertara y no la viera en este estado.

La mendacidad del destino. SasuhinaWhere stories live. Discover now