Castigo.

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Disclaimer: todos los derechos reservados, los personajes le pertenecen a Masashi Kishomoto.

Advertencia: Genderbender y posible ooc para el desarrollo de esta trama.


Capitulo 3:

Castigo.

Los pasos se convirtieron cada vez más lentos, camino a la cita su temor volvió, ayer se decidió definitivamente, pero el pensar que probablemente esa mujer sea insufrible y que tenga que aguantarla por un año o más hace que quiera simple y sencillamente regresar hacia atrás; De pronto en el suburbio que tenía que cruzar para llegar a su destino se detuvo al pasar por varias tiendas de marcas, en la exhibición maniquíes con ropa de temporada le llamaron la atención.

Era perfectamente su estilo, entonces dirige sus ojos hacia su ropa la suya no era más que regalada por parte de los amigos de su madre, eran lindas, sí, pero no podía evitar sentirse menos al portar nada más que ropa usada. Leyó las viñetas de aquellas ropas asustándolo por el precio considerable.

¿Cuántas comidas podría comprar con ese precio?

Se detuvo en seco para notar algo evidente.

Tenía el dinero.

Ahora sí lo tenía.

¿Debería comprarlo?

-Hyuga, Hinata Hyuga... -Llamó la secretaria de los Uchiha, una mujer de cabellos cortos y negros, traje y corbata, seria así como había adoptado su semblante él. - Vámonos, le guiaré personalmente hacia el edificio donde será el omiai.

-Pero, no debería vestirme formalmente para la reunión. -Dijo señalando el traje que antes apreciaba.

Efectivamente lo deseaba.

-No hay tiempo. -Haló de su mano y lo metió a la camioneta blindada.

Una vez en el restaurante dividido por varios cuartos con paredes de papel se encaminaron hacia uno con un dibujo de una flor violeta cuyo vástago de gran aspereza erizados de pelos recios con puntitos negros en el tallo empinado tenazmente, se enroscaban en forma de ramilletes florales como una serpiente con otra flor, una rosa amarilla. Atraído con esa obra no reparó en que lo llamaban para entrar.

Dio un paso y todo su cuerpo se heló.

¿Realmente hacia lo correcto?

"En esas paredes de papel washi se encontraba la mujer con la que contraeré matrimonio, con la que compartiré el momento más importante en la vida de un hombre y sin embargo, mis piernas flaquean queriendo huir, y ni un discurso he preparado para presentarme.

¿Por qué me preocupo? Solo es un negocio, un matrimonio sin amor, y nada más, el único amor que necesito y quiero se encuentra allá en mi hogar."

Cerró los ojos suplicantes mientras le abrían para poder presenciarla, por fin.

"Mamá.

¿Recuerdas lo que me dijiste cuando perdimos todo?

<<Es inevitable.

Un día puedes ganarlo todo y al día siguiente perderlo,

La vida es así de curiosa>>

Tan curiosa como esa chica joven que rondaba alrededor de los veinte, con un semblante idéntico al de la madre, frío, como el clima del lugar, con los parpados cerrado en espera de algo. ¿Ella es en verdad la que quería casarse conmigo?

Quizás me equivoque."

-¿A dónde vas? Ni siquiera ha empezado. -Dijo deteniéndolo mientras abría sus ojos.

Sus negros ojos sin igual parecidos a una noche sin estrellas, que le hizo rondar en una sola palabra:

Hermosa.

Tan hermosa que asustaba.

Suspiró.

-¡Eres tú!

Hinata desconcertado se quedó inmóvil.

-Te he estado esperando.

¿Qué es esto? La chica cambio de repente a una actitud más alegre, como si no se hubieran visto desde año, desde luego eso se comenzó a notar cuando desde el primer momento ella lo tuteo como si nada, o quizás acostumbrada a ver de menos a los demás no se molestó en tener este tipo de cortesía.

La secretaria empujó a Hinata hacia la mesa principal y los encerró, él entonces se sentó en aquella silla en el suelo, tragó en seco al sentir un incontable silencio incomodo.

"La noche anterior deseé corregir los errores de mi instinto que me envolvió en este problema, pero entonces comprendí que nuevamente quería huir de mis dificultades, cansado de ello, y sabiendo que al día siguiente me iba a arrepentir dormí con el pensamiento de hacerlo únicamente para tener todo lo que una vez quise, sin preocupaciones.

A pesar de ello, creo que mi decisión fue tomada aun con todo esto desde el primer momento."

-Deja de mirarme y habla -Despertó de sus pensamientos a Hinata, veía a la nada, pero sus ojos estaban en dirección hacia ella, por lo que es normal que la confundiría.

-D-disculpa. -Entonces se decidió a preguntar- ¿sabe por qué estamos aquí?

-Sí -contestó desviando la mirada- Sé que mamá te llamó, y me disculpo por eso.

Así que, sí lo sabía.

Todo este tiempo lamentándose, creyendo que iba a jugar con ella, pero la realidad era otra, y era ella la que quería jugar con él. Lo sabía perfectamente.

-Vamos a casarnos. -Dijo sin preguntar antes.

Por supuesto era algo decidido con anterioridad, pero si era algo arreglado, ¿por qué apareció un brillo inigualable en sus ojos? Notó que lentamente se acercaba a él.

Su cabello negro azulado que caía como cascada cubriendo sus ojos, de los cuales poseían un misterioso color perla adornados de unas espesas pestañas, estaban bajos de la vergüenza, su piel cubierto en su mayoría de ropa era de un color blanco y delicado y sus labios delgados entreabiertos naturalmente rosados pero resecos por el ambiente querían hablar, dispuesto a irse de la pena se levantó.

Debido a eso Sasuko también lo hizo y lo atrapó en un abrazo.

-Quiero pasar el resto de mi vida contigo. -Susurró tapando su rostro en el pecho del joven.

"Mamá,

Una vez me dijiste que aquellos que consiguen deshonrosamente algo, lastimando, hiriendo y destruyendo al semejante la muerte se encarga de su castigo en vida.

Pero no hay peor castigo que el que da la conciencia.

Me pregunto si algún día recibiré mi castigo."

La mendacidad del destino. SasuhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora