Destino [Hopemin] #2

Capítulo 19.

¿Qué son en realidad los errores, fallos o experiencias? ¿Qué es lo que más nos duele al momento de amar? ¿El amor no correspondido o el amor que se fue? Quizás eso no sea amar, amar no duele, no siempre.

Pero ni siquiera el amor está exento del dolor, necesitamos del dolor para saber que es verdadero.

En la mañana del dieciocho de febrero cuando abrí mis ojos me encontré con la habitación vacía ¿El silencio pude doler tanto como la indiferencia? El silencio no debería de ser considerado una respuesta, pero no somos nosotros quienes hacemos las reglas, ellas ya estaban hechas una vez que vinimos a la tierra.

Y debemos vivir con la pérdida, el silencio y el amor no correspondido, porque esta vez no se me ocurren otras circunstancias más dolorosas. Me encontraba una mañana de febrero fuera de casa y muy cerca de Jung Hoseok, son estos hechos con los cuales debemos aprender a vivir, lo inesperado, debemos amoldarnos y comprender que en cualquier segundo la vida nos cambia la dirección porque así lo desea.

¿Entonces cuál es el sentido? ¿Estar a merced de las decisiones de la vida porque no nos pertenecemos a nosotros mismos? ¿Qué es nuestra alma en realidad? ¿Por qué un día parece que todo está bien y de repente deja de estar bien?

¿Y por qué razón hay tantas cuerdas invisibles que nos llevan a más preguntas? ¿Qué son todas estas cuerdas invisibles?

Me quedé tumbado sobre el colchón de la cama viendo directamente la de Dahyun la cual estaba vacía brindando la sensación de un hecho trágico, tuve la intención de quedarme ahí y no hacer nada, sin embargo Big apareció, ese asqueroso zumbido que me recordaba la verdadera razón por la cual estaba ahí.

No se trataba de puro placer, estaba rehabilitándome, aunque ya no tenía deseos de nada más.

Estaba agotado, exasperado, exacerbado, desesperado y todos los sinónimos existentes para hablar de la frustración.

La tristeza es a veces, como esa espesa nube sobre nuestras cabezas y no podemos hacer que se vaya, no podemos correr lejos de ella, no podemos huir de algo que debemos sentir, pero ya no queremos sentirlo. Ceder ante nuestros más escalofriantes padecimientos del alma es casi tan fatídico como no ceder a nuestras pasiones más oscuras.

¿Por qué es tan difícil permitirnos sentir algo cuando nacemos a causa del sensitivo? ¿Por qué sentir resulta ser una tortura? Parece que es innecesario, tiramos por el caño sentimientos que se llevan partes de uno mismo y es así como nos vamos perdiendo, es así como no tenemos nada que ofrecer a la postre.

Fui consciente a medida que mis pensamientos me tragaban entero que el zumbido se había ido, pero de la manera más brusca volví a escucharlo, me concentré en medio del canto de las primeras cigarras, esas que te brindan esperanza, que ya no era un zumbido en sí, repentinamente se trataba de un pitido y su intensidad se había reducido, no comprendía si la causa de mi parálisis fue el terror o el cambio brusco de la noche a la mañana.

Me rememoré a mí mismo antaño, cuando desperté en un hospital, medio sordo y con un zumbido tan potente que me devoraba entero, aún recuerdo la sensación de estar debajo del agua, ahogándome, aguantando la respiración por demasiado tiempo.

No me moví, no comprendí lo que sucedía esa mañana, traté de recordar las palabras de la alquimista Baek, pero no había nada que lograra ser de mi utilidad, me puse en pie rápidamente logrando que el vértigo se apoderara de mí en el instante que mi vista se nubló y casi caí de bruces, sostuve mi cabeza impulsándome hacia adelante para aminorar la nebulosidad, aspiré profundamente una vez que se hubo esfumado, entonces me dispuse a entrar en el cuarto de baño olvidándome de todo con la finalidad de poder asearme y vestirme, me sumergí en una espiral infinita de pensamientos con un único propósito, llegar hasta el cuarto de cristal en medio del bosque donde seguramente ahí estarían todos hoy en la terapia de masaje.