Capitulo 5

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Ya voy, Hide-chan — Respondió Seidou con simpleza y se cambió de ropa, se metió en la cama frente a frente con el rubio.

Miró sus facciones cuando este se durmió y las delineó con sus ojos por lo lindas que eran. Sus pestañas largas en cada ojo, su nariz respingada y sus labios rosados que estaban entreabiertos ya que tenía esa costumbre de roncar mientras dormía.

Gracias, Hide — Susurró Seidou sintiéndose vulnerable y lágrimas habían caído en sus mejillas mojándolas. Repasó sus manos en su cara y se acomodó de mejor manera para descansar.

Hoy habían entrado a su hogar dos ghouls en busca de él, iban a cometer canibalismo y tuvo que pelear hasta el cansancio por no ser devorado pero sus padres pagaron las consecuencias. Al ser penetrado por una kagune en el estómago perdió fuerzas y atacaron a sus padres quienes no pudieron contener a los de mayor rango.

¿Lo peor de todo? Tuvo que deshacerse del cuerpo de sus padres a cómo dé lugar sin siquiera velar por ellos. Si se enteraban de que era por un par de depredadores de ojos carmesí, su vida estaría terminada porque él también era uno de ellos.

Su vida era terrible y no le podría contar todo esto a Hideyoshi porque ni siquiera sabe que es un ghoul, segundo, su vida también era lo suficientemente catastrófica con una madre en el centro psiquiátrico, abandono de su padre al complicarse la situación de mamá y muchas deudas que pagar. No quiere arruinar este día perfecto así que esperaría.

*

El brazo fuerte de Seidou rodeaba a Hideyoshi con protección y mientras dormía se pegaba a cuerpo tibio dejando un espacio. Había pasado una semana desde que compartían la cama. La alarma comenzó a soñar interrumpiendo la paz en la habitación, el niñero iba a salir volando de su cama a la ducha pero aquel brazo lo aprisionó a él con fuerza.

— Seidou-chan, despierta — Susurró Hide despacio tapando su boca para bloquear su aliento. Aún no se había lavado los dientes y no quería matar el olfato de su amigo.

El hombre de al lado gruñó y soltó al otro de su agarrre ahogante quien se rió dulcemente por su respuesta mañanera. Se alistó en el baño como de costumbre, entrando con pelos revueltos, mal aliento y saliendo perfecto como un modelo de Vogue. Exceptuando detalles como la ropa simple que tenía y que ahora llevaba películas de Disney para ver junto al pequeño Haise.

Esto era todo un privilegio, despertar al lado de Hideyoshi y sentir ese aroma ligero. — Hasta más tarde, Hide — Habló el castaño mirándolo con singularidad, tenía sus ojos clavándole la mirada al resplandeciente rubio.

Hideyoshi era demasiado buena persona como amigo, incluso le dejó seguir durmiendo en su cama el resto de la semana. Pasó por su lado para despedirse, — Hasta luego, Seidou-chan — y desapareció al salir por la puerta.

Llegó a casa de los Ken relativamente rápido y cuando Touka le abrió la puerta, puso manos a la obra. El señor Kuro preparó los desayunos como de costumbre y él se encargó de empacarlos para Kaneki y el señor Arima que almorzaría en su trabajo hoy.

— Buenos días, rubio — Saludó Akaneki con su voz rasposa a Hideyoshi quien arrullaba a su hermanito. Recién bajaba de su habitación al escuchar como se habían ido su hermano y padre.

Levantó la mirada al albino alto encontrándolo en ropa para dormir, sus cabellos despeinados pero los mismos ojos profundos que lo hacían tartamudear. — B-Buenos días, Akaneki —

Niñero de un ghoul | Kanehide Donde viven las historias. Descúbrelo ahora