Capitulo 3

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Señor Uta, pase adelante — Pronunció otro empleado del hogar abriendo la puerta del espacio de estudios del pequeño Haise quien seguía en brazos del más alto.

Y así fue, la puerta fue cerrada cuando el adulto tatuado ingresó junto al minúsculo miembro de la familia Ken.

¡Tío, muéstrame tus ojos! — Pidió entusiasmado golpeando la mesa con fervor al tiempo que el hombre retiraba sus gafas oscuras de su rostro.

Mientras tanto fuera de la habitación, Hide se encontraba lavando los trastes que había usado para alimentar a su niño, tuvo que pelear con el cocinero ya que se suponía que esa era una de sus tareas. A la vez, Akaneki veía su teléfono en la sala y observaba al chico que lavaba, era el niñero de su hermano, no un lavaplatos.

Está bien, señor Kuro — Pronunció con una sonrisa aliviando el ambiente aunque sinceramente, el señor tenía miedo del hijo de su jefe quien lo miraba desde el sofá.

Y casi sintió morir cuando los ojos profundos del joven alvino se entrecerraron con disgusto.

No es molestia porque usted se encarga del pequeño Haise — Trataba de quitarle los trastes y cuando lo logró, Hideyoshi suspiró y se dirigió a la habitación del niño para doblar la ropa que salía de la lavandería.

Doblaba y doblada la ropa de grandes marcas, estaba muy sorprendido por las miniaturas que había de marcas conocidas. Le hacía recordar a las servilletas que doblaba en el restaurante junto a su amigo, Seidou Takizawa.

— Oh, Seidou — Susurró mirando el cajón de ropa.

Se preguntaba en dónde estaría su amigo que había hecho en el trabajo, en realidad, no tenía conocimiento de las actividades que hacía después o antes de trabajar porque sólo hablaban de su ex-trabajo en las noches.

Pero su celular cortó sus pensamientos con su típico tono de llamada odioso. Lo sacó fijándose en el nombre del contacto y colocó en altavoz ya que tenía que seguir doblando la ropa.

Hideyoshi — Una voz femenina penetro sus oídos, esperaba el primer timbre de una enfermera pero era su madre.

— ¿Mamá? — Preguntó y sonrió al escuchar el Soy mami perteneciente a su progenitora. — ¿Cómo estás? — Le preguntó más tranquilo mientras ella le contaba que pintaba, conversaba y ayudaba a las enfermeras con sus actividades.

— Estoy trabajando justo ahora — Le explicó a su madre quien le preguntaba qué estaba haciendo, — ¿Tu que estás haciendo? — y ella le contestó que estaba hablando con él pero al mismo tiempo con Larry.

— Saluda a Larry por mi, mamá — Mas acostumbrado le dijo, Larry era un personaje en la mente de su madre que surgía por su trastorno de personalidad. — Hace tiempo no lo veo — Susurró Hideyoshi a su madre quien se reía.

Su condición había mejorado, Larry no era el único en la mente de su madre, había una tercera persona que gobernaba su cuerpo y cuando lo hacía, la dulce mujer que le gustaba ayudar desaparecía y tenía que ser amarrada como un perro.

— Nos vemos, mamá — Se despidió el rubio en un intento de gritarle que la extrañaba pero cuando lo decía se ponían a llorar y le arrebataban el teléfono a su madre.

Colgó, acomodó la torre de ropa planchada y doblada en los muebles de la habitación de Haise y tomó asiento en la silla mesedora un rato ignorando el hecho de que seguía trabajando. Miró el celular y aún faltaban tres horas para que saliera el niño de sus clases, tres suficientes para disfrutar de paz.

Niñero de un ghoul | Kanehide Where stories live. Discover now