𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚌𝚞𝚊𝚛𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚝𝚛𝚎𝚜

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Dan

Estaba sentada en una esquina de mi habitación, con mi mente pensado en él, recordando cada momento.

Ya era de noche, seguro pasan de las doce de la media noche, y a pesar de que no he comido algo en todo el día, no siento hambre.

Cerré los ojos con fuerza y tomé mi cabeza pensando en todo el dolor por el que pasó antes de morir. La puerta de mi habitación se abrió y por ella entró mi madre.

—Dan —se puso de rodillas frente a mi.

—Lamento todo lo que dije —murmuré mirando a otro lugar—. Sé que probablemente estés más herida que yo.

—Está bien, yo habría actuado de la misma forma que tú —la miré sintiendo como mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo.

—Quiero abrazarlo por última vez —la abracé llorando en su hombro—. Ya no quiero que mi familia muera.

Mi madre me abrazó con fuerza mientras escucho como llora al igual que yo.

—Jiraiya siempre me decía lo orgulloso que lo hacías sentir de todos los logros que has tenido —me separé de ella—. Me dijo que lo hacías sentir como tu propio padre.

—¿Cómo es que alguien puede matar a su propio maestro? —mi madre tomó mi rostro entre sus manos.

—Debes ser fuerte, no puedes quebrarte, tenemos que estar preparados para cualquier movimiento de Akatsuki —limpió mis lágrimas.

—Tienes razón.

✦ . * ˚ ✦
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Terminé de arreglar mi ropa y al estar lista me miré en el espejo.

—Tu muerte no fue en vano, destruiremos a Akatsuki —salí de mi habitación y del edificio.

—Te iba a buscar —me detuve y vi a Shikamaru bajando de la oficina de mi madre.

Se acercó a mi y me abrazó con fuerza.

—Lo siento —murmuró acariciando mi cabello—. Me enteré por la noche, quería verte, pero Shizune me dijo que sería mejor que estuvieras sola.

—Mi madre estuvo conmigo —lo abracé—. Aún no lo asimilo, sigo creyendo que en cualquier momento llegará y me pedirá dinero para sus investigaciones —dije soltando una leve risa.

—Lady Tsunade me pidió averigüar el mensaje que dejó —me mostró una fotografía.

—Te ayudaré, podemos ir con Naruto y que nos ayude —sugerí con una sonrisa.

—Dan —tomó mi rostro—. Yo siempre me quedaré a tu lado —juntó nuestros labios en un beso lleno de ternura y sinceridad.

—Lo sé —dije al separarnos—. Vamos —tomé su mano y nos dirigimos a casa de Naruto.

Minutos después los tres nos encontramos llegando al departamento de criptoanálisis.

—¡Shikamaru-san! —una mujer de cabello desordenado y anteojos se acercó a él.

—¿Shikamaru-san? —pregunté frunciendo el entrecejo.

—Traje a Naruto para que nos ayude a descifrar el código —explicó pasando a su lado sin soltar mi mano.

—Oh, claro —nos acercamos a una mesa—. Hemos intentado todo tiempo de descifrado, pero aún no logramos encontrar el mensaje que dejó.

𝘠𝘰𝘶𝘳 𝘦𝘺𝘦𝘴 𝘵𝘦𝘭𝘭 𝘐 𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘺𝘰𝘶. (𝘚𝘩𝘪𝘬𝘢𝘮𝘢𝘳𝘶 𝘕𝘢𝘳𝘢)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora