𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚍𝚘𝚜

12.1K 1.1K 229
                                    

Dan

—Wow, el castillo Tanzaku es imponente, no por algo está considerado una zona cultural, supongo —dijo Shizune mientras observa el castillo.

—Deja de holgazanear, tenemos que irnos de aquí —mi madre empezó a caminar.

—Pero, ¿No quiere que demos otra vuelta? Recuerde que mirar no cuesta nada —insistió Shizune comenzando a seguirla.

—Yo quiero ver más —dije detrás de ambas.

De pronto se detuvieron cuando el castillo comenzó a destruirse siendo rodeado por una cortina de polvo.

—Al fin te encuentro —dijo una voz provocando un escalofrío de temor en mi con solo oírla.

—Orochimaru —me sorprendí al oír la forma en la que lo llamó mi madre.

Él y un chico con lentes se pusieron frente a nosotras con una mirada que muestra nada más que esa maldad que ambos comparten.

—Vaya, ¿esa es tu hija? —la mirada del hombre me dio un poco de miedo haciendo que mi madre pusiera su mano delante de mi en forma de protección.

—Ha pasado mucho tiempo, Orochimaru.

—De hecho, te he estado buscando en todos lados —mis ojos se pusieron sobre los brazos del hombre notando que sus manos se mueven de una manera extraña.

Examiné su rostro atentamente. No puede usar sus brazos y está mostrando señales de fatiga prolongada.

—¿Qué quieres de mi? ¿Tienes ganas de recordar nuestras historias de antaño?

—En realidad quiero pedirte un favor.

—Lady Tsunade, estoy seguro de lo que supones —fruncí el ceño ante el comentario de ese cuatro ojos.

—Oye, idiota, dirígete a ella con respeto —dije molesta.

—Busquen a alguien más. No he tratado a alguien en años —los rechazó.

—Solo usted es capaz de curar la enfermedad de Lord Orochimaru —insistió.

—Esas heridas no son comunes, ¿En qué te metiste ahora?

—Nada importante. Solo maté al tercer Hokage —las tres nos sorprendimos.

—Imposible —dijo ella sin creerlo.

—Por favor, todo lo que vive debe caer algún día, incluso yo. Pero no necesito darte estas lecciones de vida, ¿Verdad? Después de todo, dejaste marchar a tus dos seres queridos, marchar hacia su muerte  —su risa se hizo presente—. En serio, fue una fea forma de morir.

Apreté los puños molesta sabiendo que se refiere a la muerte de mi padre y tío. Me acerqué con una gran velocidad a él, pero cuando estaba por atacar ese chico se puso frente a él, rápidamente di una vuelta soltandole una patada haciendo que se estrellara contra uno de los muros destruyendolo.

—Detente —dijo mi madre impidiendo que no pudiera golpear a ese idiota.

—Vuelve a hablar de ellos y te mataré —murmuré en dirección a Orochimaru para después volver junto a ella.

—Sabes que tipo de mujer soy —mi madre golpeó el muro detrás de ella tirandolo por completo—. No juegues conmigo, o tendré que matarte.

—Por favor, no vinimos hasta aquí para pelear —habló el cuatro ojos poniéndose de pie—. Hemos venido a negociar.

—¿Negociar? —pregunté con sarcasmo—. No nos interesa nada que venga de ustedes.

—Largo de aquí —ordenó.

—Por favor, es la única que puede curarlo.

—¡Dije que se fueran! Contaré hasta cinco, les siguieron que se vayan cuando termine, de lo contrario tendré que matarlos aquí —amenazó con mucha furia.

—Por favor, esto puede ser benéfico.

—Cinco, cuatro —Shizune y yo nos pusimos en guardia—. Tres, dos... Uno.

Nos acercamos a atacar.

—Te ofrezco traer a tu pequeño hermano y a tu amado de vuelta a la vida —me detuve al oír la propuesta de Orochimaru—. Con un jutsu prohibido que he desarrollado.

Pensé un momento en lo está diciendo, ¿Se refiere al jutsu del tío Tobirama? 

—Vamos, ¿No me digas que no los quieres volver a ver? —miré a mi madre.

—¿Qué planeas hacer cuando tus brazos estén sanos?

—Pues ya me conoces, no me gusta mentir, te diré solo la verdad, después de alcanzar mis objetivos, volveré cenizas la aldea oculta entre las hojas.

—¿Entonces es un trato? —preguntó el chico—. No nos respondas ahora, pero recuerda, se necesitan de dos sacrificios humanos, tendrás que encargarte de eso.

Orochimaru levantó su mano acercando uno de sus dedos a su boca y lo mordió haciendo que sangre comience a chorrear de él.

—Todos tienen una debilidad —dijo el más estúpido de los Sannin.

Mi madre comenzó a temblar al ver la primera gota de sangre salir.

—Vamos, Kabuto. Espero tu respuesta, Tsunade —ambos se marcharon.

✦ . * ˚ ✦
· ·
· ˚ · ˚

—¡Traigan más! —gritó mi madre ebria.

—Lady Tsunade, es demasiado tarde, deberíamos de irnos —pidió Shizune.

—Yo quiero comer —murmuré con Tonton en mis brazos.

De pronto la puerta del lugar sonó y las tres levantamos la mirada encontrando en la entrada a un hombre alto con cabello plateado y largo, acompañado de un niño de tal vez mi edad.

—¡Tío Jiraiya!

—¡Jiraiya!

—¡Tsunade! —la señaló.

—Oye, ¿Por qué estás aquí? —preguntó colocándose de pie.

—Al fin, te he buscado por todas partes. Debí saber que estabas aquí —se acercó, dejé a Tonton a un lado y abracé al tío Jiraiya.

—¡Tío Jiraiya, te extrañé mucho! 

—Vaya, que grande estás —solté una pequeña risa de felicidad.

✦ . * ˚ ✦
· ·
· ˚ · ˚

𝘠𝘰𝘶𝘳 𝘦𝘺𝘦𝘴 𝘵𝘦𝘭𝘭 𝘐 𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘺𝘰𝘶. (𝘚𝘩𝘪𝘬𝘢𝘮𝘢𝘳𝘶 𝘕𝘢𝘳𝘢)Where stories live. Discover now