25 - Los infames asesinos de Hydra

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Un suave cosquilleo en la mejilla me erizó los vellos, provocando que poco a poco fuera despertando

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Un suave cosquilleo en la mejilla me erizó los vellos, provocando que poco a poco fuera despertando. Abrí los ojos, pero tan pronto lo hice, me vi obligada a cerrarlos. Presioné los párpados con fuerza. Había mucha luz. Demasiada.

¿O solo era mi impresión?

Todo mi cuerpo pesaba más de lo habitual. No podía moverlo como me hubiera gustado hacerlo y sentía como si mi mente estuviera desconectada. No alcanzaba a procesar lo que estaba sucediendo.

Era una mierda, la verdad.

Otro cosquilleo en la mejilla volvió a molestarme. Protesté por lo bajo.

—No hagas eso —dijo una voz masculina.

Mis alarmas se encendieron por varios motivos:

Primero, esa persona desconocida habló muy cerca de mí y en un idioma diferente al mío.

Segundo, alguien estaba tocándome la mejilla.

Tercero, me dolía el trasero.

Me enderecé con rapidez, incluso antes de siquiera abrir los ojos, sabiendo que algo andaba mal. Nada a mi alrededor se sentía familiar.

Y, de hecho, esa sensación tenía sentido.

Porque me encontraba en un lugar que no conocía de nada.

Me pregunté si algún día podría despertarme en un lugar conocido. O, si quiera, despertarme sin el presentimiento de que todo estaba por irse al carajo. Supe de inmediato que la respuesta era no, claro.

Un chillido a mi lado me aturdió y provocó que mis oídos dolieran. Solté una maldición mientras sobaba mis orejas.

—Te dije que no lo hicieras —volví a oír esa voz, esta vez en un tono de regaño.

Ahora, más consciente, reconocí el idioma. Era árabe, lo que significaba que me encontraba en algún país del norte de África.

Es decir, en el otro maldito extremo del mundo.

—No, no, no.

Me puse de pie. Un logro a medias, debo añadir, porque mantener el equilibrio era complicado, por no decir imposible. Me sentía mareada y mi cuerpo estaba demasiado débil como para mantenerse erguido por sí solo.

Maldición, ni siquiera podía ver bien.

Choqué contra una mesa ratonera y volteé algunas cosas. No me detuve a contemplar el caos que estaba provocando. No tenía cabeza para eso.

—¡Ben! —llamé, sintiendo que mi desesperación aumentaba.

Intenté moverme por la sala, pero me desplomé en cuanto di un paso. Choqué contra algún mueble en un intento patético por mantenerme de pie. Al final, caí al suelo. Algunos objetos impactaron a mi alrededor y las piezas rotas se clavaron en mis manos y piernas desnudas.

Ai ajuns la finalul capitolelor publicate.

⏰ Ultima actualizare: Dec 30, 2022 ⏰

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