George Harrison

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Sadie está muy mal y George llega cuando más lo necesita.

Llevaba una hora entera llorando sin parar, no sabía qué hacer. Estaba sola en casa y me dolía el pecho por la ansiedad, sentía que me iba a desmayar en cualquier momento.

—¿Sadie?
—George—jadeé desde mi habitación en un intento fallido de que me escuchara. Él estaba en el porche, llamando para que le abriera.
—¿Hola?—insistía.

Bajé las escaleras como pude rezando para que, por favor, no se fuera. Por fin pude llegar a la puerta y nada más abrirla, me sujetó.

—¿Qué pasa? ¡Sadie!

Su voz se hizo cada vez más lejana hasta que no pude más.

Desperté en el sofá, él me estaba sosteniendo la mano. Abrí los ojos muy despacio mientras intentaba tomar aire profundamente.

—George...
—¿Qué ha pasado? Has tenido un ataque muy fuerte, me has asustado, he estado a punto de llevarte al médico pero sé cuánto los odias—seguía nervioso.
—Gracias por no hacerlo—asentí.
—¿Estás mejor?—me echó el cabello hacia atrás.
—No—rompí a llorar cuando volví un poco más en mí.

Me abrazó rápidamente y me aferré a él.

—George, la he jodido. La he jodido.
—Tranquila, se te está volviendo a acelerar el corazón. Por favor, respira conmigo—puso mi mano sobre su pecho. Tomó aire e intenté seguirlo de manera que empecé a controlar mi respiración.
—Bien, ahora dime lo que ocurre y recuerda que, sea lo que sea, tiene solución.
—Ha llegado una carta de la universidad, me han rechazado. Le pedí a mi padre un dinero que supuestamente era para la matrícula y lo gasté en aquella fiesta—asintió—. Estaba convencida de que con las becas podría devolvérselo pero ahora le debo todo ese dinero. Además le he mentido y me va a odiar. No puedo conseguir esa cantidad, era demasiado.
—Dos mil trescientas libras...—suspiró entendiendo.
—Me va a echar de casa, sabes lo estricto que es con mi educación—sollocé.

Me volvió a abrazar.

—Vas a estar bien, yo te ayudaré a conseguir el dinero. Trabajaré el doble en el Cavern y quizás en unos seis meses podamos reunirlo todo. Tú podrías hacer horas extras. Estoy contigo, Sadie.
—No, no ha...—me calló con un beso.
—He dicho que te voy a ayudar, estamos juntos en esto, y en todo.

El siguiente será Izzy Stradlin, ¿a quién más quieren ver?

Rock One-shotsWhere stories live. Discover now