Joey Tempest

2.3K 77 13
                                    

Ninguna pareja es perfecta pero cuando una de las partes deja de querer, todo termina.

—¿Por qué siempre quieres tener la razón en todo?—me quejaba a gritos mientras él me contestaba en el mismo tono.
—¡Porque la tengo, lo que no es normal es que tú siempre me lleves la contraria!—se acercó a mí.
—¡Si no pasaras todo el día con tu estúpido grupo, está relación no se estaría yendo a la mierda!
—¿Y qué vas a hacer? ¿Engañarme?—subió las cejas abriendo los brazos.
—¿Como hiciste tú en la gira por Estados Unidos?—lo señalé.
—¡Por Dios, Carrie, fue solo una puta vez y ya he dicho que lo siento! ¡Estoy harto de que siempre me lo recuerdes en todas las discusiones que tenemos!
—¡Discutimos todos los malditos días, Joey!

Él se quedó mirándome fijamente a los ojos con a penas cinco centímetros entré nosotros. De repente, hundió sus labios en los míos y me acorraló entre la pared y su cuerpo. Empezó a besar mi cuello mientras yo envolvía las piernas en su cintura y él me sujetaba por el trasero. No tardó en caminar hasta la cama para dar por acabada la discusión, siempre era igual.

Desperté abrazada a él con mi pierna sobre su cintura y las sábanas blancas cubriéndonos parcialmente mientras me envolvía con un brazo.

—Carrie...—habló al sentir que me movía.
—¿Sí?—lo miré pasando una mano por mi cabello para echarlo hacia atrás.
—No podemos seguir así.
—¿A qué te refieres?—me senté en la cama.
—Creo que lo mejor será dejarlo. No podemos estar todos los días peleando, luego acostarnos y volver a empezar.
—Nos ha funcionado durante cuatro años—me encogí de hombros.
—Pero no es sano, creo que los dos estamos mejor sin el otro.
—No hablas en serio—reí nerviosa.
—Voy a recoger mis cosas, iré a dormir con Ian hasta que decidamos quién se queda con esta casa—se incorporó pero lo abracé empezando a llorar.
—Por favor, no me hagas esto.

Suspiró alejándome lentamente.

—No lo compliques—me miró a los ojos y se levantó.
—Joey—lo llamé cuando empezó a sacar ropa de los cajones del armario.
—¿Qué?
—Deja eso donde está, me voy yo—dije empezando a vestirme.

Me miró poniéndose de pie tras guardarlo todo de nuevo.

—Bien—asintió y salió al balcón mientras yo metía en maletas y bolsas lo que había acumulado tras cuatro años de relación.

No sabía si despedirme o no cuando terminamos de bajar mis cosas hasta la calle donde esperaba un taxi.

—Adiós, Joey. Espero que te vaya bien—intenté decirlo sin llorar pero no lo conseguí.
—Las cosas cambian—se encogió de hombros cruzado de brazos—. Puede que nos volvamos a encontrar en algún lugar otra vez...todo lleva su tiempo.

Tomé aire entrando al vehículo. Pude mirar sus ojos una última vez entendiendo que ese sería nuestro último adiós.

[...]

Había pasado casi un año en el cual no había sido capaz de olvidarla. La veía en cada rincón de aquella casa que en su momento fue nuestro lugar favorito. No había sabido nada de ella y me seguía impresionando como la eché sin sentir dolor alguno, supongo que el orgullo es el mejor anestésico pero también el más efímero.

La extrañaba. Me di cuenta demasiado tarde de la falta que me hacía y ya no había forma de recuperarla, ni siquiera sabía dónde estaba. La poca ropa que conservaba de ella, había perdido su olor pero lo podía sentir impregnado en mi ser. Mi ánimo tenía más bajadas que subidas y sentía que si ella no regresaba, no podría seguir durante mucho más tiempo. Carrie...

Un día, encontré mi vieja agenda de contactos, siempre había sido muy despistado así que si no los escribía, se me olvidaban. Fui directamente al apartado C y allí estaba Carrie. Levanté el teléfono mientras empezaba a marcar los números y antes de pulsar el último, respiré hondo.

¿Diga?—su voz al otro lado, me dejó sin palabras—¿Hola?—intenté mover los labios pero no salía a penas sonido alguno así que colgó.

Suspiré profundamente y volví a llamar.

¿Sí, quién es?—preguntó esta vez un poco molesta y sonreí.
Carrie, soy...
—Joey—me interrumpió—. ¿Cómo has estado? Por cierto, gracias por dedicarme una canción—rió levemente.
—Pues...si te soy sincero, te echo de menos.
—Fuiste tú quien me dejó.
—Lo sé, y lo siento mucho. Espero que no sea tarde para vernos y hablar—aguanté la respiración mientras ella se mantenía en silencio, tras un par de segundos contestó.
Me encantaría volver a verte en algún lugar otra vez—la escuché sonreír—. Las cosas cambian.

¿Quién será el siguiente?

Rock One-shotsWhere stories live. Discover now