Emilio, Culebra y Raúl

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-No me la contés, con este traje parezco un divorciado- dijo Raul saliendo de la tienda mirandose sus ropas.

Se las había elegido Emilio y la verdad no le convencía del todo. Pero quién era él para decirle nada al hombre que se hace llamar diablo, el cual parece que no le agrada mucho Raul

Emilio simplemente se rió mientras que se subía en el coche. Culebra simplemente mantuvo el traje de la mafia, pero se quitó el chaleco, dandose así un toque más correcto.

El camino hacia la montaña se podría que fue en un completo silencio, claro, eso solo por parte de Culebra, Emilio y Raul estaban debatiendo sobre que era mejor si la comida de Mexico o la de Argentina.

Había que decir que aunque supuestamente ese dúo no se aguantaba, parecían el dúo dimánico, complementados y haciendo reír a cualquiera que se acerque a ellos.

Emilio se ofendía con cada palabra que salía de la boca de Raúl, el cual simplemente se comportaba como él sabía, naturalmente, algo que al mexicano no le llegaba a gustar del todo.

Cuando llegaron a la montaña, el ambiente cambió, aún no había llegado Nadando junto con Manolo, pero al estar en el lugar donde en una hora se encontraría un cadaver cambio el ánimo de todos los presentes.

-Vamos chicos!- dice el chino sin separarse de Tonet- aleglen esas calas, estoy segulo que Manolo quelía que lo festejásemos.

Culebra miraba al chino con una sonrisa. Veía como él se haría responsable del chico sin dejarlo solo, así como habló un día con Manolo, la cual Culebra escuchó ya que se produjo en la sede.

Antes de que Raúl pudiese aportar alguna de sus ingeniosas frases apareció Nadando conduciendo su todoterreno.

Ahí fue cuando se produjo el silencio sepulcral, cuando se vió como Nadando bajaba del coche y con él el cuerpo de Manolo.

Con ello se pusieron manos a la obra como si fueran una familia de verdad. Se cordinaron con las palas, llevando un ritmo lento. El ruido de las palas contra la tierra parecía que estaban entonando una armoniosa melodía.

Cuando terminaron, fue Nadando el que se encargó de introducir el cuerpo en aquel agujero.

Todos lo observaban en silencio al tiempo que Gustabo se incorporaba al grupo tras haber hecho esa llamada.

Para Culebra le fue  imposible no fijarse en las ropas de Gustabo, no se fiaba de él. Sabía que su objetivo era claro, acabar con Conway, pero que pasaría después de ese hecho?

Era una pregunta que Culebra se hacía cada vez que le miraba a la cara, pero también era una pregunta a la cual no le quería encontrar respuesta. Sabía que si la encontraba no sería de su agrado.

Todos escucharon atentamente las palabras de Nadando hacia Manolo.

-Yo...-empezó a decir Emilio una vez Nadando había terminado- solo decir que ese pinche joto era el mejor tirador que nunca conoceré y... que me alegro de que me considerase parte de su familia. Para mí, fue todo un honor formar parte de tu círculo Manolo. Siempre estarás con nosotros.

-Yo no lo conocí mucho- dijo Raul- pero lo poco que lo hice me pareció que era una persona que dejaba claro lo que pensaba y era claro con sus sentimientos, nunca haría algo que se encontrase en contra de ellos. Siento el culatazo que te dí cuando te conocí papá, descansa en paz amigo.

Todos miraban a Culebra esperando que dijese algo, por lo que se aclaró la garganta para intervenir.

-Fuiste una gran persona, siempre te recordaré Manolo.

Final PersonalizadoМесто, где живут истории. Откройте их для себя