Conway y Gustabo

219 16 8
                                    


Me despierto malhumorado, para variar.

Pero quién no lo haría cuando te despierta un anormal pegando voces a las 8 de la mañana.

Aún no me acostumbro a esto, es algo realmente raro.

Todo va demasiado bien para que sea cierto.

Bueno, bien si pensamos que soportar a Gustabo día si y día también es vivir bien.

Salgo de la cama y por inercia agarro la porra colocada estratégicamente cerca mía.

Camino pesadamente a la cocina y una vez allí me detengo a observar la escena.

Gustabo está cantando a pleno pulmón una canción que Dios sabe que dice mientras se mueve por toda la cocina.

La cual está hecha un desastre, no sé que clase de desayuno ha intentado prepararse pero no entiendo en qué momento eso incluye destruir la cocina.

-¡Anormal! ¿Pero qué le has hecho a mi cocina?

-¡Joder que susto!- grita mientras deja de bailar y se gira para mirarme.

Tiene toda la cara manchada de comida.

-¿Qué haces despierto Conway? Aún es temprano.

Me acerco a él con una servilleta en mano y empiezo a limpiarle la cara mientras me sigo quejando.

-¿Como no me voy a despertar si vivo con semejante espectáculo que no para de pegar voces?

Hace una mueca por lo que le limpio la cara con un poco de menos fuerza.

-Perdona, no te quería despertar. Es que me he venido arriba. Era un temazo y...

-¿Qué has hecho?

-Yo... Joder si es que tendría que haberle hecho caso a Horacio y dejar que él lo preparase...

-Habla claro.

Él se gira y agarra algo de la mesa para luego ponermelo casi en mi cara.

-Feliz cumpleaños abuelo.

Parpadeo un par de veces sorprendido.

No entiendo nada.

-¿Cumpleaños?

-Sabía que se te olvidaría. Eres un desastre con patas. Hoy es tu cumpleaños. No estás cumpliendo 100 años pero lo parece por la falta de memoria que tienes.

-¡Pero serás!

Sale corriendo por la cocina y yo empiezo a perseguirlo con la porra en mano.

-¡Vamos Conway relájate! Celebremos tu cumpleaños.

Pero intento no hacerle caso.

Llevo años sin celebrar mi cumpleaños y menos aún con Gustabo.

Aunque las cosas se han vuelto menos incómodas ahora, cuando empezó a vivir conmigo era horrible.

Han pasado ya tres meses desde que se mudó conmigo y cuesta acostumbrarse.

Al principio nos evitábamos todo el rato. Algo totalmente normal ya que cuando supuestamente vuelve todo a la normalidad.

Cuando podemos seguir con nuestras vidas como policías añadimos el plus de que somos padre e hijo.

Nosotros.

Las personas más ariscas y carentes de sentimientos, viviendo bajo el mismo techo.

Nos evitábamos nivel que nos íbamos por separado al trabajo y cuando estábamos allí siempre buscábamos patrullas diferentes.

Final PersonalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora