Cógetela, como quieras, donde quieras
cuando quieran; déjense marcas: rasguños en la espalda,
nalgas rojas, chupetes en el cuello,
sexos lastimados, muñecas marcadas, cuellos apretujados, labios sangrados.
¡Cómo quieras!, tú ya la conoces,
sabes lo...
Ruggero bajó el resto de escalones que lo seperaban para reunirse con ellos, mientras a cada paso que daba, Karol bajaba más la mirada, estaba realmente avergonzada.
-¡Ruggero!- exclamó Michael, se saludaron fraternalmente para después presentarlo- ella es Karol la modelo y ella es Valentina su amiga.
-Ruggero cruzó los brazos- Mucho gusto Valentina...Karol-
Después de un silencio incómodo en el que Ruggero no le quito la mirada de encima a Karol.
-Emm, bueno Valentina vámonos- hablo Michael.
-¿A dónde?- preguntó la rubia.
-Donde quieras, es más te invito a comer, pero vámonos ¡ya!- contestó Mike.
Michael sacó a Valentina casi a regañadientes, después de cerrar la puerta la casa quedó en completo silencio hasta que Ruggero habló.
-Espero que seas buena modelo- dijo él.
-Karol se encogió de hombros- todo el mundo dice que soy muy linda.
-Es verdad, eres muy hermosa- dijo Ruggero mientras acariciaba la mejilla de Karol tierna mente, a ella le dio un vuelco el corazón, después se separó bruscamente- sin embargo la belleza no es el único factor para ser buena modelo.
-Bueno voy a hacer todo lo que me digas, tú mandas- dijo Karol.
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-Ruggero la miró extrañado, ¿Qué clase de modelo era?- No mando, simplemente capturo el momento- se acerco a ella quedando separados por unos centímetros- depende de ti hacer que la pasión surja, que el deseo...
Las palabras de Ruggero dejaron de tener importancia en el pensamiento de Karol. Sus pensamientos y sentidos estaban concentrados en los labios de Ruggero, imaginando cómo sería besarlos.
-¡Karol!- la voz de Ruggero interrumpió sus pensamientos, ella se sobresaltó y lo busco con la mirada, ya no estaba a su lado, si no en las escaleras.
Karol lo siguió mientras la guiaba por la casa, hasta que llegaron a una habitación.
-Esta es tu habitación, la mía es la que está al final del pasillo- dijo Ruggero.
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