Capítulo 3

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Los días van pasando la situación se va "tranquilizando" y va entre comillas porque el tío Jony no es ningún boludo. Sabe que algo pasa, lo puedo ver en las miradas furtivas que nos lanza. No nos pierde pisada. Pero como nosotros, por ahora somos prolijos, no le damos ningún motivo para que salga a la caza de nuevo.

Las vacaciones no son las mejores de nuestras vidas, pero nos las ingeniamos para pasarla bien. Las corridas por el pasillo a la madrugada, son dignas de filmar. La tía Mara, después de ese movimiento conciliador de nuestra parte, nos pidió que le volvamos a cambiar la habitación. Caso contrario el tío iba a dormir en el pasillo los quince días. Y remato su pedido diciendo que "San Lapongo no lo permita". Una imagen innecesaria.

Todo iba bien, hasta el último viernes de las vacaciones cuando le dijimos que nos íbamos a ir de campamento. Fue una tragedia griega. Esta vez yo no fui el absoluto culpable, pero si el promotor, algo así como el Diablo.

El jueves a la noche golpeo la puerta de la habitación de mis viejos. Después de tenerme parado por unos minutos esperando, abre la puerta mi viejo con ganas de asesinarme. Ni quiero pensar que es lo que interrumpí.

—¿Qué pasa ahora Facu? Este pibe parece que no pierde esa costumbre... —me dice mi papá cuando entro en su habitación.

—Te la hago corta así pueden seguir con lo que sea que estaban haciendo —le digo y mi viejo entorna los ojos—. Quería decirles que el sábado me voy a ir de campamento. —le suelto sin anestesia, total la cagada a pedos que ellos me van a dar, también va a hacer sin anestesia.

—Vamos a empezar de nuevo. —me dice mi viejo y sé que le cague la noche.

—No es tan difícil. Ya soy mayor de edad y el sábado me voy a ir a un camping que está acá cerca, voy a pasar una noche allá y el domingo estoy de vuelta. —le contesto más canchero de lo que debería, lo digo no tanto por que lo crea así, si no por la cara de mi viejo. Acabo de perder otra vida.

—A ver pendejo, vamos a hablar. Ya me cagaste otra vez la noche. Entiendo que tengas ganas de ponerla en algún lado, y creeme que te entiendo, yo estoy igual. Pero de ahí a irte de campamento... Me parece que no. Aparte no tenés carpa, ¿O pensás encontrar alguna cueva? —me dice mi viejo visiblemente irritado.

—La carpa me la alquilan, así que eso no es un problema. Y no pasa por poner nada en ningún lado, es que quiero hacer esto. Me parece que ya es hora que empiece a despegar vuelo, aunque sea un poco. Y me parece que esta es una buena forma...—argumento como buen abogado que quiero ser.

Mi viejo me escucha atentamente sin interrumpirme, inclusive por un momento parece que me está entendiendo, entonces poniéndose colorado me dice:

—Si querés emprender vuelo, yo te puedo ayudar con una buena patada en el culo. Porque con la calentura que tengo en este momento te puedo ahorrar el viaje de vuelta a Buenos Aires. Lo que me faltaba... Ahora el pendejo quiere levantar vuelo... —comienza a decir levantando cada vez más presión entonces mi mamá, que es una genia, interrumpe el tsunami de puteadas diciendo:

—Facu, andate a tu habitación, mañana hablamos.

—Mañana hablamos una mierda... —dice mi papá más enojado. No entiendo cuál es el problema con que quiera para una noche solo.

—Facu, andate y cerrá la puerta. —dice mi mamá firme, clavándome la mirada. Emprendo la retirada. No me importa que es lo que me digan mañana, el fin de semana me voy de campamento a como dé.

A la mañana siguiente, antes de desayunar, me llaman mis viejos para que vayan a su habitación. Cuando entro puedo sentir la hostilidad en el aire. Esto va a ser una batalla campal.

Tal para cual... Generación 2.0Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon