Capítulo 4 (Facundo)

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Cinco años después...

Camino rápido por las escaleras de la Facultad de Derecho, otra vez me quedé dormido después de una larga noche de estudio. Me faltan pocas materias para recibirme y quiero que esto termine ya.

Cuando estoy llegando al último escalón escucho una voz familiar que me llama:

—¡Facu!

Cuando me doy la vuelta la veo subir corriendo las escaleras. Esta deslumbrante. Su cabello rubio brilla con el sol. Cuando me alcanza, me saluda con un beso en la mejilla y me sonríe.

—Me quedé dormida... —me dice agitada.

—Yo también. Dale apuremos el paso que Perrotti nos va a matar a los dos.

—Sí, ese hombre es insufrible.

Entramos los dos a la facultad y recorremos los pasillos prácticamente corriendo. Cuando estamos por entrar al aula Zoe, mi amiga, pone su mano en mi antebrazo para que me detenga y me dice:

—Después de clases tengo que hablar con vos, necesito que me ayudes con algo.

—¿Está todo bien? ¿Necesitas que vaya a matar a alguien? —le contesto serio.

—Qué mal que suena eso en la boca de un casi abogado. No es nada grave, así que guarda el arma. Después hablamos. —me dice con esa sonrisa maravillosa que tiene y luego entramos los dos al aula.

Perrotti nos sorprende con un examen sorpresa, así que la mañana nos pasa relativamente rápido.

Cuando salimos de la facultad, nos vamos al bar que está a una cuadra, lugar que frecuentamos a diario desde que nos conocemos.

No les voy a decir que no intente tener algo con ella, me deslumbro desde el primer día en que la vi; pero ella dejo más que claro que no le interesaba nada ni conmigo ni con nadie. Así que nos hicimos amigos, muy buenos amigos.

Cuando llegamos al bar nos sentamos en "nuestra mesa", al fondo junto a la ventana. No más sentarnos Zoe me dice:

—Estoy enamorada.

—Es que no se Zoe, ya perdiste la oportunidad conmigo hace cinco años... —le digo serio.

—No seas tarado. En serio me enamoré y él flaco no me da bola.

—Olvídate de él, si no te da bola es porque es un estúpido. Con el minón que sos...

—Facu, enserio, me tenés que ayudar.

—A ver, contame. —no le puedo decir que no a nada a esta chica. Soy lo que mi padre llama, un pollerudo.

—Lo conozco de toda la vida. Siempre me gustó, es más creo que estoy enamorada de él desde siempre. Pero es de esos tipos que encara a todo lo que se mueve.

—¿Y te vas a meter en esa a sabiendas? —le pregunto sorprendido, no hubiese creído que una chica se mete con alguien así, sabiendo que después la va a pasar mal; y menos que menos Zoe.

—Es que sé, que yo le gusto también.

—Zoe, a nuestra edad, si a un tipo le gusta una chica la encara. —le digo y por la cara que pone no le gusta mucho mi observación.

—¿Estás seguro de eso? —me pregunta con una sonrisa. Tiene más información de la que tendría que tener.

—Eso es distinto.

—Esto también. —me dice tajante. Esta va a ser una muy buena abogada. Tiene de donde salir. Sus dos padres son abogados y de los buenos.

—¿Y cómo te puedo ayudar?

Tal para cual... Generación 2.0Where stories live. Discover now