𝘠𝘰𝘶𝘳 𝘦𝘺𝘦𝘴 𝘵𝘦𝘭𝘭 𝘐 𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘺𝘰𝘶. (𝘚𝘩𝘪𝘬𝘢𝘮𝘢𝘳𝘶 𝘕𝘢𝘳𝘢)

𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚝𝚛𝚎𝚌𝚎

Ｄａｎ

—Ya llegué —Shikamaru entró a la cocina y al verme se sorprendió.

—Hola, vago —le sonreí.

—¿Qué haces aquí, problemática? —se sentó frente a mi.

—Me encontré con tu madre, la ayudé en las compras y ahora le ayudo con la comida —Yoshino asintió con una gran sonrisa en mi dirección.

—¡Deberías de ayudar tu tambien! —le gritó a su hijo.

—Sí, ayúdanos —exigí.

—Sí, sí.

—¡Con un "sí" es suficiente! —gritamos a la vez.

—Que escandalosas —le saqué la lengua y continúe con lo que hacía.

—Dan-chan, ¿Quien era el chico con el que estabas en el parque? —preguntó Yoshino haciendo que Shikamaru me mirara de inmediato.

—Oh, es Sasuke Uchiha, mi compañero de equipo —contesté con una sonrisa amable.

—Es lindo —Shikamaru la miró mal.

—Es un fastidio que se creé demasiado —dijo mirando a otro lado.

—Sí, es lindo, pero está loco —suspiré—. Creo que mi abuelo Tobirama tenía razón con ciertos Uchihas.

—¿A qué te refieres con que está loco? —preguntó Shikamaru.

—Me dijo que quiere matar a su propio hermano y después me habló sobre reestablecer su clan y comenzó a invadir mi espacio personal —moví mis manos marcando mi espacio personal—. Así que lo golpeé —dije con el ceño fruncido.

—¿Reestablecer su clan? —preguntó confundido a lo que yo asentí.

—Dijo que con alguien muy fuerte —me encogi de hombros—. Ese chico es un caso perdido.

—Seguro que le gustas —opinó su madre.

—¡Mamá! —Yoshino soltó una risa.

—Te dije que iba haber muchos chicos detrás de ella —me sonrojé un poco ante su comentario.

—Solo es Sasuke quien está interesado en ella —tomé a Shikamaru de su ropa.

—¿Qué quieres decir? —pregunté molesta—. ¿A caso insinuas que soy fea?

—Yo no dije eso —se defendió nervioso.

—Lo insinuaste —lo solté y me crucé de brazos—. Además, Sasuke es lindo, lo que significa que le gusto a chicos lindos. Así conoceré más rápido al chico guapo de buen clan que se casará conmigo, tendremos tres hijos y un perro.

—¿Un perro? —preguntó mirándome raro.

—¡Sí, un perro! —le grité.

—Son la pareja perfecta —ambos miramos a su madre y nos volvimos a sentar avergonzados.

—Fastidiosa.

—Flojo.

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—¡Cuidado! —gritó Shizune cuando mi madre soltó un golpe muy fuerte en mi dirección.

Coloqué mis brazos frente a mi deteniendo el golpe y me estrellé contra las rocas del lugar.

—Mi madre me quiere matar —murmuré viendo como corre a mi.

Di un salto y me alejé sintiendo mi costado izquierdo doler. Ella corrió a mi y cuando atacó con su puño, me agaché e impacté mi pie en su estómago.

—Bien —corrí y comencé a soltarle golpes.

—¡Te falta fuerza! —fruncí el ceño—. ¡Así no podrás superarme!

—¡Lo haré! —concentré toda mi fuerza en mi puño derecho y golpeé su rostro.

Mamá se estrelló contra las rocas creando una gran cortina de polvo. Caí de rodillas al suelo intentando recuperar el aliento y sin apartar mi mirada del lugar esperando a que me ataque. El polvo se dispersó y ví a mi madre aún contra las rocas.

—¡Mamá! —corrí a ella y Shizune se puso a mi lado—. ¿Estas bien? —pregunté preocupada.

—¡Caro que estoy bien! —se incorporó sacudiendo su ropa, pero noté que hizo un gesto de dolor—. Buen golpe —dijo mientras Shizune la revisa.

—Gracias —murmuré.

—Terminamos por hoy, puedes irte.

—Tranquila, Dan, está bien —me trató de calmar Shizune, pero se notaba que mentía.

—De acuerdo —les sonreí levemente y me marché del lugar.

Caminé por la aldea con los brazos cruzados y sumergida en mis pensamientos, hasta que choqué con alguien.

—Ay —me quejé tocando mi frente—. ¡Tío Jiraiya! —lo abracé con fuerza.

—¿Por qué tan distraída? —me separé de él y solté un suspiro.

—Hoy tuve mi primer entrenamiento con mi madre.

—Seguro que fue muy dura contigo —asentí.

—Pero le solté un golpe muy duro, creo que la herí —se sorprendió al oírme decir eso—. ¿Es posible que pudiera lastimarla?

—¡Qué tontería! Tu madre es muy fuerte, no es herida tan fácil —puso su mano en mi hombro—. Tranquila, solo creés que la heriste porque es tu primer entrenamiento con alguien.

—¿Tu crees? Tal vez tengas razón —pensé un momento—. ¿Te sigue gustando mi madre? —su rostro se puso muy rojo y me miró sorprendido.

—¿¡Qué cosas dices!? —formé una expresión de confusión.

—¿Qué ocurre? Actúas muy raro. Solo pregunté algo normal —me crucé de brazos mirándolo con el ceño fruncido.

—Los sentimientos son difíciles de cambiar —contestó con seriedad.

—Me gusta alguien —admiti—. ¿Cómo puedo saber si le gusto?

—¿Te gusta alguien? ¿A ti?

—¡Lo dices como si fuera imposible!

—¿Quien es? —miré a otro lado.

—Es un secreto.

—Seguro es el Uchiha —hice un gesto de asco.

—¡No! ¿Por qué todos piensan eso?

—Solo dile lo que sientes. Probablemente no te rechace —abrí de más los ojos.

—¿¡Probablemente!? ¡No podría soportar un rechazó así! —cubrí mi rostro—. ¿Si me rechaza lo puedo golpear?

—Eres igual a tu madre.

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