Violeta, que era la viva imagen de su madre, me miró y frunció los labios, apareciendo sus hoyuelos profundos en sus mejillas mientras trataba de recuperar el aliento.

—Estamos muy orgullosas de ti, mami. Todas estas personas... ellos están aquí por ti. Mamá nos dijo lo especial que ellos creen que eres. Y eres nuestra madre... que... me hace sentir muy orgullosa—. Se las arregló para decir y destruyó completamente cualquier esperanza que tenía de no descomponerme.

Mi mirada estaba borrosa ahora, envolviendo mis manos alrededor de la parte posterior de las cabezas de mis hijas, tiré de ellas hacia mí, las lágrimas ahora corrían por mi cara.

—Grazie —dije con voz áspera—: Estoy muy orgullosa de ser su mamá. —Inmediatamente, sentí a Camz a mi lado.

Mirando hacia arriba, sacudí cabeza hacia mi esposa que estaba mirando hacia mí y mis niñas, con su expresión llena de amor.

—No puedo verlas llorar, carina, esa mierda me rompe.

Camila sonrió cuando me retire para ver a nuestras hijas. Sus enormes ojos nunca dejaron los míos.

—Todo es para ustedes, ¿lo saben no es así? Todo esto, ustedes me inspiran. Ustedes dos, y mamá. Todo lo que hago es para ustedes.

Mis dos hijas asintieron con la cabeza con mis palabras y limpiaron sus mejillas.

—Ti voglio bene —le dije, y besé a cada una de ellas en la cabeza.

—Ti voglio bene, mami —respondieron al unísono. Mi corazón se derritió un poquito más.

Camila se inclinó sobre mí y besó a Chiara, luego en la cabellera oscura de Violeta. Envolviendo sus brazos alrededor de sus hombros, su mirada se encontró con la mía.

—¿Has oído lo suficiente? ¿Estás lista para ir? —preguntó, sabiendo que mi tradición era escuchar las reacciones de la multitud en la noche de inauguración mientras me escondía detrás de la galería. No podía permanecer en las galerías más de unos treinta minutos y mis nervios se trituraban. Todavía no tenía ni puto deseo por que el mundo del arte supiera quién era yo. Me las había arreglado para mantener mi anonimato, incluso después de todos estos años.

Deseosa de salir fuera del museo como del infierno y lejos de toda la locura, asentí. Mire a Camila de nuevo, y le pregunte:

—¿Nuestros amigos ya se fueron?

—Se fueron hace unos diez minutos. Les di un tour personal por la exposición sin aglomeraciones —me informo Camila.

Echando un vistazo por el escenario, una oleada de nervios se extendió a través de mi estómago y, mirando hacia atrás a Camila, le pregunté:

—¿Qué piensan?

Camz inclinó la cabeza hacia un lado. Entonces esa maldita mirada impresionante que siempre me da cuando necesitaba calmarme derivó en su cara.

—Lo adoraron, cariño. Tus hermanas... estaban impresionadas por tu talento, como siempre. —Cerré los ojos mientras Camz añadió:

—Están muy orgullosas de ti.

Al abrir los ojos, exhalé un suspiro de alivio y tendí la mano. Camila colocó su mano en la mía. Chiara fue al lado de Camz y Violeta llegó a mi lado, envolviendo su brazo alrededor de mi cintura.

Tuve que hacer una pausa durante un segundo. Solo tenía que tomar un momento para respirar jodidamente.

Escuchar las voces impresionadas del otro lado de esa pared, mierda, abrumaba mi trabajo, me quedé allí con orgullo, con mi esposa y mis dos hermosas chicas a mi lado. No podía creer que esta fuera mi vida. Tenía una mujer que me amaba más de lo que merecía. Durante el tiempo que viviera, nunca tendría sentido para mí. Y tenía dos hijas que me adoraban... Dos hermosas hijas brillantes, a las que adoraba también.

Sweet hope; Camren GiPWhere stories live. Discover now